domingo, 23 de mayo de 2010

HERE COMES THE SUN



Si hubiese nacido en Triana por poner un ejemplo, a estas alturas sería una folclórica de esas que se desgarra cantando coplas, me habría casado con un torero y sufriría mucho. Con razón interpreto como nadie los grandes éxitos de la Jurado y bordo el Marinero de Luces en el karaoke...

Siempre digo medio en broma, medio en serio que soy una folclórica de los sentimientos: excesiva, entregada, tremenda y tremendista... Dueña de un corazón loco capaz de cobijar las más altas pasiones. No, muy a mi pesar en ocasiones, las más bajas. Por más que he ensayado, por más que me lo propongo, no soy capaz de sentir odio. Ni rencor siquiera, Y a veces me gustaría. Mil veces he buscado en los periódicos el anuncio de algún Máster en Agravios Comparativos, Odios Eternos y otras Minucias.

Pero no soy de hacer inventarios de desagravios. No me gusta eso del debe y el haber. No me gusta hacer contabilidad de acciones y reacciones.

Después de la rabia, incluso de la ira, que para eso soy como soy, me instalo en la indiferencia. Sin pretenderlo. Simplemente deja de importarme. Simplemente perdono, cuando hay algo que perdonar, si es que hay algo que perdonar. Y luego, olvido...

Nací en las frías y brumosas tierras del Norte y por mis venas corre sangre gallega de segunda generación. Supongo que eso añade el toque melancólico, nostálgico y dado a la morriña que surge y nace y brota en mí, sin quererlo, porque sí... Quizá por eso también soy la reina del Eres Tú y los grandes temas de Luz Casal, micrófono en mano...
No resulta fácil, a mí no me resulta por lo menos, sonreir vestida de gris y lluvia.

Creo que es por eso que no me gusta el invierno, no me gusta la oscuridad del cielo de Enero, el frío, el nordeste que me despeina cuando camino por las calles. Prefiero el sol.

Hoy paseando por un camino de tablas perfectas que recorre la playa de Rodiles, rodeada de corazones latiendo al compás del mío. Bañada por los rayos de ese astro bendito, dejándome acariciar por sus manos en mi espalda, supe que el hielo se estaba derritiendo. Que el tiempo por fin transcurre a la inversa, que me he colgado de las manecillas del reloj de mi vida para regresar al tiempo que nunca debió pasar.

Hoy saqué mi corazón de la caja de terciopelo y sangre que lo acoge, encerrado bajo siete llaves de plata y luz. Y lo tendí al sol.

Pude sentir la tibieza de sus rayos justo en el centro de mi pecho. Y como si de un bálsamo mágico se tratase, su calor consiguió cauterizar el dolor y en su lugar quedó una cicatriz tan pequeña como un grano de arena.


Hoy caminé en dirección al sol y lo abracé con mis dedos. Y vestida de amarillo, la sonrisa retorno a mi cara. Tuve la certeza de que ya no importa. Y pensé: está todo bien.

NINA SIMONE/ HERE COMES THE SUN



Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Cariño mío, este ha sido un largo, frío y solitario invierno
Cariño mío, se siente como si estuviera aquí durante muchos años

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Cariño mío, la sonrisa retorna a sus caras
Cariño mío, parece como si estuviera aquí durante muchos años

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene

Cariño mío, siento que el hielo se esta derritiendo lentamente
Cariño mío, siento como si fueran años que veo el sol brillar

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Está todo bien, está todo bien

domingo, 16 de mayo de 2010

CUIDAME



Será porque ha hecho mucho frío. Será porque mis defensas están bajo mínimos. Será porque llevo demasiados días comiendo poco, durmiendo nada, trabajando mucho, pensando demasiado...

Fiebre, dolor de garganta, la espalda hecha trizas, las piernas como si fuesen de algodón, los brazos de trapo.
Supongo que el ibuprofeno ha hecho su trabajo. Me encuentro un poco mejor, he dormido todo el día y ahora no tengo sueño. Y aunque me he prohibido a mí misma trasnochar delante del ordenador, aquí estoy, escuchando una y otra vez esta maravillosa canción. Porque en ocasiones otros dicen justo lo que tú piensas y además son capaces de escribir los sentimientos sobre un pentagrama. Yo seré el abrazo que te alivia...

No me gusta estar enferma. Me hace sentir especialmente vulnerable, me lleno de mimos, tiemblo como un gato perdido entre la lluvia y mi yo y mi alma, sobre todo mi alma piden a gritos que los cuiden.

Pienso en que ahí reside la magia. Justo ahí. En el cuidado.

En cuidar a quien te quiere, en cuidar a quien tú quieres. En cuidar a quien te cuida. En no maltratar nunca, jamás, la fragilidad...

Estoy enferma, me siento enferma. No se si me duele más el corazón o el cuerpo. No se si lo uno es consecuencia de lo otro.


Y espero como una niña pequeña que nada entre sábanas blancas de algodón a quien cuide de mis sueños. Que vele por mis ojos, que me abra los caminos, que me regale palabras. Que proteja mis labios y mi risa.

Y pienso, creo, quiero, deseo, necesito que la fragilidad de hoy se convierta en la fortaleza de mañana...

Cuida de mis labios,
Cuida de mi risa.
Llévame en tus brazos,
Llévame sin prisa.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Pisaré la tierra que tú pisas.

Cuida de mis manos,
Cuida de mis dedos.
Dame la caricia,
Que descansa en ellos.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Yo seré la imagen de tu espejo.

Cuida de mis sueños,
Cuida de mi vida.
Cuida a quién te quiere,
Cuida a quién te cuida.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Yo seré el abrazo que te alivia.

Cuida de mis ojos,
Cuida de mi cara.
Abre los caminos,
Dame las palabras.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Soy la fortaleza de mañana.


PEDRO GUERRA & JORGE DREXLER/ CUIDAME


domingo, 9 de mayo de 2010

CORAZÓN ROJIBLANCO



Mi abuelo me hizo socia a los pocos días de nacer.
Y desde muy pequeña iba a los partidos con él y con mi padre, vestida con aquella camiseta que me llegaba casi hasta las rodillas. Un paquete de pipas y una porra de Kojak de fresa que me compraban en los kioscos ambulantes que todavía hoy se instalan en los bajos del Molinón...

Cuando me hice mayor cambié a mi padre y a mi abuelo por mis amigos, pero me gustaba saber que ellos estaban en la grada de enfrente y que los vería al final del partido con sus bufandas al cuello, criticando invariablemente al árbitro de turno...

Me gusta el fútbol, sí. Soy barcelonista cien por cien, pero sobre todo soy Sportinguista hasta la médula... Me sigo emocionando como una boba cuando suena el himno y el estadio es un mar de bufandas y de voces unidas cantando eso de "Real Sporting, equipo famoso, de rancia solera y brillante historial, que a Gijón tú le diste la fama...".

He estado en muchos otros estadios de fútbol y sin pasión puedo decir que hay pocas aficiones como la nuestra. Como dice mi amigo Ricardo, nacíos pa de sufrí... Y hoy lo hemos vuelto a demostrar. Han sido noventa y tres minutos interminables...

No me quedan uñas ni voz. He pasado más nervios que el día de mi último examen en la Facultad y creo que por primera vez en mi vida he deseado con todas mis fuerzas que ganase el Madrid... Pero al final se ha producido el milagro. Seguimos un año más en Primera. Otro año de sufrimiento, por supuesto...

Pero no importa...

Hoy cuando terminó el partido y saltamos al campo como si fuésemos adolescentes, me aferré a mi bufanda que no es la mía, es la de mi Lelo, la que todavía huele a Brummel y menta y pensé en lo feliz que estaría hoy. Recordé cómo celebramos el ascenso hace un año. Lo ví sentado en su sillón, riéndose aunque ya no tenía ganas de reir cuando me tomé aquél culete que juré me bebería si subíamos (creo que soy la única asturiana que detesta la sidra...). Y deseé con todas mis fuerzas que desde la estrella en la que seguro está, pudiese escuchar ese grito que el me enseñó y que al parecer fueron de las primeras palabras que pronuncié cuando empecé a hablar... ese Puxa Sporting que tantas veces lo escuché decir a voz en grito con su bufanda al cuello. Esa misma que sigue oliendo a Brummel y menta...

1 de junio de 2009

* Escribí esto hace casi un año en un foro pequeñito donde tenía (y sigo teniendo aunque ya no escriba allí) una habitación naranja. Y me estremezco al pensar las cosas que han pasado desde entonces, en cómo ha cambiado todo... Y sin embargo podría haberlo escrito hoy mismo. Porque otro año más nos ha tocado sufrir, sí. Y otro año más seguimos en primera. Aunque hoy sean aún más profundas las ausencias.

Ayer pensé mucho en ellos dos. En los dos hombres a los que más he querido en mi vida. Pensé en mi padre y en mi abuelo, y en lo contentos que estarían por ese empate agónico que nos ha salvado matemáticamente. Otro año más.

Quien me iba a decir a mí que en menos de un año los perdería a ambos. Quien me iba a decir que hoy faltaría otro de los integrantes de aquel trío que caminaba despacito cada domingo hacia el Molinón en los tiempos en que yo creía que el futuro era siempre...
Cuanto los eché de menos, cuanto los echo de menos cada día que pasa...

Ayer, cuando iba camino a casa con mi bufanda y mi camiseta del centenario, despeinada, afónica perdida y muerta de cansancio, miré primero al mar y después al cielo y crei ver dos estrellas pequeñitas, tal vez quise ver dos estrellas pequeñitas brillando sobre el negro oscuro de una noche oscura.

Y de repente sentí aquí dentro, cerca de este corazón mío que es rojo y además es blanco, algo parecido a la felicidad...


miércoles, 5 de mayo de 2010

EL AGUA ES PROFUNDA



Anoche trabajé hasta muy tarde. Me gusta trabajar por la noche, en silencio, en mi despacho rodeada de papeles, códigos y documentos. La música suave de fondo y un mar cuyo sonido apenas distingo pero que adivino por momentos, tal vez porque quiero intuirlo entre el ruido sordo de esta ciudad que nunca duerme.

Anoche escribí una entrada pero no se por qué motivo se desconfiguró y me la cargué, así que tuve que suprimirla y con ella un par de comentarios de Iago (espero que me disculpes si lees esto)...

Tampoco era de nada importante, en realidad últimamente no tengo nada importante que contar o más bien no me apetece ponerlo por escrito.

Hablaba de mi colección de decepciones. De todas las que me he llevado en los últimos días. Supongo que es en los momentos difíciles cuando te das cuenta de los apoyos con los que realmente cuentas, cuando puedes ver con claridad los motivos y las intenciones. Es sencillo estar cuando todo va sobre ruedas, cuando la vida transcurre plácidamente. Es sencillo estar para compartir risas y experiencias maravillosas. No lo es tanto cuando las cosas se tuercen, cuando toca llorar y sentir miedo...

No se me da bien reaccionar cuando me decepcionan. Me quedo paralizada y pienso una y otra vez si realmente esa persona en quien confiaba ciegamente, esa persona a la que quería o apreciaba, esa que se hacía llamar mi amiga era así desde siempre o si fui yo la que me limité a pintarla como en realidad quería que fuese.

Pienso si no será que soy excesivamente crédula y aún sigo viviendo en mi mundo de luz y color. Me falta visión de alcance lo sé. Siempre tiendo a pensar que todo el mundo es como yo, que todo el mundo reacciona del mismo modo en que yo lo haría.

Pero aunque duela, prefiero ser así. Prefiero confiar.

Se que el agua es profunda, se que cuando algo es nuevo se muesta ante nuestros ojos brillante y magnífico. Se que cuando envejece se torna frío como el rocío de la mañana.

Se que no tengo alas. Pero me niego a dejar de remar. Aunque no sepa muy bien si por momentos me hundo o simplemente sigo nadando.

* Esta es una de mis canciones preferidas. Me pregunto por qué nunca la puse aquí. Tal vez porque siempre hay un momento para hacer las cosas y ahora es el momento.

Ya se sabe que cuando me da por una la escucho hasta la saciedad. En estos últimos días esta preciosa melodía tradicional irlandesa se ha convertido en la banda sonora de mi vida. Hay mil versiones y me gustan todas. Pero me quedo, por muchísimos motivos, con esta.

KARLA BONOFF/ THE WATER IS WIDE



El agua es amplia, no la puedo cruzar.
Y tampoco tengo alas para volar.
Dame una barca que pueda llevar a dos
y los dos remaremos: mi amor y yo.

Donde el amor se planta, oh, ahí crece.
Crece y florece como una rosa.
Tiene un aroma dulce y agradable.
Ninguna flor en la tierra puede superarlo.


Oh, el amor es hermoso y es magnífico.
Y el amor es una joya cuando es nuevo.
Pero cuando es viejo, se pone tan frío...
Y se desvanece como el rocío de la mañana...


Un barco hay, y ella navega el mar.
Rema tan profundo como puede
Pero no tan profundo como el amor en el que yo estoy.
No sé si me hundo o nado...

El agua es amplia, no la puedo cruzar.
Y tampoco tengo alas para volar.
Dame un bote que lleve a dos,
y los dos remaremos: mi amor y yo.