
Mi abuelo me hizo socia a los pocos días de nacer.
Y desde muy pequeña iba a los partidos con él y con mi padre, vestida con aquella camiseta que me llegaba casi hasta las rodillas. Un paquete de pipas y una porra de Kojak de fresa que me compraban en los kioscos ambulantes que todavía hoy se instalan en los bajos del Molinón...
Cuando me hice mayor cambié a mi padre y a mi abuelo por mis amigos, pero me gustaba saber que ellos estaban en la grada de enfrente y que los vería al final del partido con sus bufandas al cuello, criticando invariablemente al árbitro de turno...
Me gusta el fútbol, sí. Soy barcelonista cien por cien, pero sobre todo soy Sportinguista hasta la médula... Me sigo emocionando como una boba cuando suena el himno y el estadio es un mar de bufandas y de voces unidas cantando eso de "Real Sporting, equipo famoso, de rancia solera y brillante historial, que a Gijón tú le diste la fama...".
He estado en muchos otros estadios de fútbol y sin pasión puedo decir que hay pocas aficiones como la nuestra. Como dice mi amigo Ricardo, nacíos pa de sufrí... Y hoy lo hemos vuelto a demostrar. Han sido noventa y tres minutos interminables...
No me quedan uñas ni voz. He pasado más nervios que el día de mi último examen en la Facultad y creo que por primera vez en mi vida he deseado con todas mis fuerzas que ganase el Madrid... Pero al final se ha producido el milagro. Seguimos un año más en Primera. Otro año de sufrimiento, por supuesto...
Pero no importa...
Hoy cuando terminó el partido y saltamos al campo como si fuésemos adolescentes, me aferré a mi bufanda que no es la mía, es la de mi Lelo, la que todavía huele a Brummel y menta y pensé en lo feliz que estaría hoy. Recordé cómo celebramos el ascenso hace un año. Lo ví sentado en su sillón, riéndose aunque ya no tenía ganas de reir cuando me tomé aquél culete que juré me bebería si subíamos (creo que soy la única asturiana que detesta la sidra...). Y deseé con todas mis fuerzas que desde la estrella en la que seguro está, pudiese escuchar ese grito que el me enseñó y que al parecer fueron de las primeras palabras que pronuncié cuando empecé a hablar... ese Puxa Sporting que tantas veces lo escuché decir a voz en grito con su bufanda al cuello. Esa misma que sigue oliendo a Brummel y menta...
1 de junio de 2009
* Escribí esto hace casi un año en un foro pequeñito donde tenía (y sigo teniendo aunque ya no escriba allí) una habitación naranja. Y me estremezco al pensar las cosas que han pasado desde entonces, en cómo ha cambiado todo... Y sin embargo podría haberlo escrito hoy mismo. Porque otro año más nos ha tocado sufrir, sí. Y otro año más seguimos en primera. Aunque hoy sean aún más profundas las ausencias.
Ayer pensé mucho en ellos dos. En los dos hombres a los que más he querido en mi vida. Pensé en mi padre y en mi abuelo, y en lo contentos que estarían por ese empate agónico que nos ha salvado matemáticamente. Otro año más.
Quien me iba a decir a mí que en menos de un año los perdería a ambos. Quien me iba a decir que hoy faltaría otro de los integrantes de aquel trío que caminaba despacito cada domingo hacia el Molinón en los tiempos en que yo creía que el futuro era siempre...
Cuanto los eché de menos, cuanto los echo de menos cada día que pasa...
Ayer, cuando iba camino a casa con mi bufanda y mi camiseta del centenario, despeinada, afónica perdida y muerta de cansancio, miré primero al mar y después al cielo y crei ver dos estrellas pequeñitas, tal vez quise ver dos estrellas pequeñitas brillando sobre el negro oscuro de una noche oscura.
Y de repente sentí aquí dentro, cerca de este corazón mío que es rojo y además es blanco, algo parecido a la felicidad...
Ayer, cuando iba camino a casa con mi bufanda y mi camiseta del centenario, despeinada, afónica perdida y muerta de cansancio, miré primero al mar y después al cielo y crei ver dos estrellas pequeñitas, tal vez quise ver dos estrellas pequeñitas brillando sobre el negro oscuro de una noche oscura.
Y de repente sentí aquí dentro, cerca de este corazón mío que es rojo y además es blanco, algo parecido a la felicidad...