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domingo, 31 de octubre de 2010

HAZAÑAS BÉLICAS



Guardar tu amor
es una hazaña bélica...


Acabo de ducharme y me pongo el conjunto de punto gris que me compré hace unos días en Women`s Secret. No soporto estar en pijama por la casa, ya lo sabes, y me siento guapa con esta camiseta de tirantes y el pantalón de pequeños cuadritos rosa y marengo...


Tarta mousse de chocolate (Un regalo de Cumpleaños)
Ingredientes

3 Huevos
1 Tableta de Chocolate Puro Negro
150 gr. de azúcar
150 gr. de azúcar glas
350 ml de nata montada
4 hojas de gelatina
Galletas Tipo María
Un poco de mantequilla en punto pomada


Desmenuzar las galletas hasta convertirlas en polvo. Acabas de salir de la ducha. Hueles a Nenuco. Sonrío pero no te miro, estoy concentrada con el Turbo de la Thermomix, necesito hacer polvo estas María te digo, mientras te meto una en la boca. No pongas esa cara, jolín, mira que susto más tonto, anda aparta.

Mezclar las galletas con la mantequilla hasta conseguir una masa compacta, introducirla en un molde desmontable. Dios. No recuerdo donde he puesto el molde y me desespero, sabes que soy impaciente, que todo lo quiero ahora. Mientras busco me hago un moño que sujeto con un palito de madera, cualquier día de estos me va a dar la ventolera y me voy a cortar el pelo mucho, murmuro bajito aunque nunca tendré el valor de hacerlo. Aún recuerdo aquella vez...

Separar las claras de las yemas con mucho cuidado. Batir las claras a punto de nieve. Se que me pongo bizca cuando me concentro, se que suelo sacar la puntitade la lengua cuando toda mi atención se vuelca en algo concreto. Me encanta ver cómo las claras se convierten en nieve. Y por un instante, me acuerdo de mi abuela, me acuerdo de que no teníamos batidora y que mis manos se quedaban blancas de tanto darle a aquel batidor metálico cuando hacíamos merengue en las frías tardes de invierno.

Batir las yemas con el azúcar hasta conseguir una masad blanquecina. Tu mano se desliza traviesa bajo mi camiseta, mientras los pezones se endurecen al contacto con tus dedos y pienso que tal vez sea hora de poner la calefacción, aunque el motivo en este caso no sea el frío precisamente. No digo nada, no quiero que te detengas, no pares por favor... Siento tu aliento que sopla en mi nuca despejada y las piernas me fallan ligeramente al tiempo que la mezcla se torna del color de la escarcha que llora de los corazones rotos.

Montar la nata con el azúcar glas. Te agachas y vas besando la línea que marca la columna vertebral en mi espalda. Sí, ya se que he adelgazado, pero todos estos meses no han sido fáciles de vivir, mi amor. Abrazas la línea de mi cintura y te detienes en los huesos de mi cadera y me estás poniendo nerviosa, estate quieto, ahora sí quiero que pares, estate quieto te digo con la boca pequeña porque sé, sabes, que estoy mintiendo y que no hay nada que desee más que tenerte abrazado sobre mí, con tu barbilla apoyada en el hueco de mi omóplato dolorido.

Fundir el chocolate en el microondas durante un minuto y medio como máximo.
Yo también, lentamente, me voy derritiendo, lo mismo que el cacao me vuelvo blanda y líquida al ritmo de tu lengua en la caracola de mis orejas, subes y bajas y me recorres entera aferrado a mi espalda, a mis muslos, a mis pantorrilas, a mis tobillos. Tus manos y tu boca recorren un camino que no quiero que abandones jamás.

Remojar la gelatina en agua fría. Una vez esté blanda, deshacerla en un poco de agua muy caliente. Una vez deshecha, mezclar lentamente las yemas, las claras, la nata montada y la gelatina con el chocolate. Ha de hacerse despacio, de arriba a abajo hasta que todo quede integrado perfectamente.
La espátula se desliza arriba y abajo, el color blanco se mezcla con el marrón y ya no se cuanto tiempo más voy a aguantar. Eres malo, te vas a quedar sin tu tarta, luego no quiero responsabilidades, saldrá mal y tú tendrás la culpa. Tanteas mi vientre intentando introducir la mano por debajo del pantalón. Me revuelvo, quita, pelma, déjame que las llevas. Pero el deseo se ha apoderado de mí y me tiembla el pulso, tiemblo entera y me muero de ganas de darme la vuelta y buscar tu boca y dejar todo para mañana. Dejar todo menos a tí. Eres malo...

Una vez conseguida la textura deseada, verter en el molde y llevar al frigorífico. Dejar reposar como mínimo veinticuatro horas. Desmoldar y decorar.
Abro la nevera y su aliento gélido me despeja la cara. Envuelvo el molde con papel film, transparente y limpio como la estrecha cuerda que me ata a tí, me gustaríaa saber qué clase de magia ha permitido que no te hayas separado de mí mientras cocinaba. Imagino que hay pegamentos tan sólidos que nos unen para siempre, que hay imanes que se nos instalan en el alma y no se marchan jamás aunque intentemos arrancarlos a tirones.

Ya está, te digo al empujar la puerta del congelador. Me doy la vuelta y cierro los ojos. Tú comes despacio la mancha de chocolate que tizna mi mejilla y me das un beso en la nariz.

Cuando los abro no estás. La cocina huele a azúcar y nata, y a luces de feria, a mantequilla y nubes de algodón. Toda la casa está impregnada del aroma del deseo y la saliva. Pero tú no estás...

Y así, tal cual, descalza y sin chaqueta, salgo corriendo al jardín y me siento sobre el césped húmedo a mirar al cielo... Intento buscarte en la luna que esta noche parece un pastel plagado de velas.

LOS STUKAS/ HAZAÑAS BÉLICAS

jueves, 26 de agosto de 2010

SONRISA




Tengo una sonrisa para regalarte
Tengo mil cartas de amor
Y tengo todo el tiempo que perdí sin ver el sol
Tengo mil historias que quiero contarte
Escondidas en mi voz
No quiero dejar nada por sentir, ya sé quien soy


Y al fin se que amanece y me respiro la mañana

Desate las vendas que ocultaban mi mirada
No quiero que la prisa me obligue a no ver nada
¡Por fin la lluvia me toca!

Fragmento de Sonrisa (A. Torroja)




Tumbada sobre el cesped me dí la vuelta como un calcetín y con paciencia desmonté cada una de las piezas de mi pequeño puzzle. Pensé y pensé, recordé pero también soñé con el futuro.

Contemplando a Mateo dar sus primeros pasos, decidí desatar las vendas que ocultaban mi mirada y solté lastre, porque yo tampoco quiero que la prisa me obligue a no ver nada. Y la lluvia que no llegó, me tocó sin embargo, y el aire puro de color azul cobalto me susurró al oído y dibujó en mi ombligo el mapa de las cosas que no había visto simplemente por no quererme.



Una nube de algodón de azúcar me obligó a contemplar entre sus dedos tibios el tiempo que perdí sin ver el sol y en ese momento la clarividencia se instaló en los pliegues de mi falda y una mariposa besó mis pies desnudos para recordarme que me quedan mil historias por contar, mil cosas para regalar escondidas en mi voz.

Abracé la ternura y la hice mi estandarte y mi bandera, porque está dentro de mí y siempre será mi credo y mi religión. Supe que si dejaba mi corazón volar, todo sería mucho más fácil.

Y puede que la vida me empuje de nuevo, seguro que lo hará. Pero le he jurado pinchando mi dedo con un alfiler y acariciando luego una estrella para sellar con ella mi pacto de sangre (lo mismo que cuando era una niña que siempre sonreía), que no voy a permitirme dejar de hacerlo. No voy a dejar de sonreir. No voy a dejar de sentir, aunque duela. Jamás.


ANA TORROJA/ SONRISA

viernes, 30 de julio de 2010

LUX AURUMQUE



En el final del corredor
pude encontrar mis viejas amigas de siempre
mis compañeras
Les pregunté que tal estáis
yo he caminado mucho y me encuentro cansado
pero tranquilo.
Amiga risa, hermana nostalgia
madre alegria, dulce esperanza
ahora que el viaje termina me
invade la calma.

Solo al final del corredor
miro las fotos que retrataron mi alma
se están borrando
y sobre un mar de confusión
salen a flote algunos errores y faltas
pequeñas faltas

Rojos demonios de la venganza
negros bufones de la ignorancia
ahora que el viaje termina me invade la calma.

Amiga risa, hermana nostalgia
madre alegria, dulce esperanza
ahora que el viaje termina me invade la calma.

Tan solo quiero daros las gracias
que disculpéis mi larga tardanza
ahora que el viaje termina me invade la calma.


(La Calma- Mclan)

Fueron días oscuros. Como si el mismísimo demonio me mordisquease el corazón. Caminando como una funambulista de un circo de tercera sobre un cable gastado, calzando zapatos de tacón. Sin red en la oscuridad más absoluta. Buscando desesperadamente respuestas en un horizonte que de repente desapareció ante mis ojos...

Días de encerrarme en mi despacho y cubrirme la cabeza y la cara con una toalla para que nadie me oyese llorar. De no atender llamadas, de vivir por vivir. De arrastrar mis pies por las aceras y andar sin rumbo por las calles que me alejaban de mis sueños.

Supongo que la muerte de mi padre fue la hecatombe, la catarsis, el punto final de tantas cosas que habían sucedido antes y el principio de todas las que llegaron después.

Releo entradas que escribí y que nunca llegué a publicar, y me asusto de la mujer que llegué a ser, aún hoy me duele haber llegado a sentir y escribir tanto dolor. Y no me reconozco entre tanta desesperación.

Ahora quiero bañarme en luz. Quiero hacer nada. Leer los libros que se han ido acumulando en la estantería. Quiero nadar y dejar libre a la sirena que me habita.

Dejar de fumar. Escribir. Estudiar. Disfrutar de las risas de los niños, del calor de los amigos. Del sabor del café en otros labios, de las estrellas que se mueren en el jardín y resucitan cada noche para no dejar sola a la luna.

Bajar en bici hasta el pueblo, confundirme con el río y su paisaje nuevo, ese que atesora mis mejores recuerdos infantiles. Disfrazarme, por fin, de Pippi Calzaslargas, ahora que he encontrado el modo de colocarme las ligas de colores.

Jugar a la escoba y acordarme más que nunca de él, de su risa, del modo especial que tenía de quererme, de tantas cosas que aprendí a su lado y que tan poco supe valorar...

Ver su silla vacía y ser fuerte y no llorar. Descansar, descansar, descansar. Dormir... Lo necesito más que nunca en toda mi vida.

Y antes de irme, solo me queda agradeceros vuestra presencia durante todo este tiempo.

Gracias por tantos abrazos y besos, por tantas palabras de consuelo. Por tanto calor en las noches más frías...

Este blog ha sido mi pequeño escondite, el lugar donde podía escribir y dejar suelta la pena sin temor a que alguien me viese llorar. A que alguien supiese que detrás de mi sonrisa se escondía el peor de los lamentos.

Gracias a los que habéis estado siempre, siempre. A los que os habéis pasado de vez en cuando y aún así habéis dejado vuestra pequeña huella de cariño. A los que no decís nada pero en alguna ocasión os habéis atrevido a navegar en mi compañía.

Supongo que volveré. Shalott está conmigo y vais conmigo también. Y si no regreso aquí, me instalaré en cualquier otro lugar de la blogosfera. Y saldré a buscaros para que nunca se rompan los lazos invisibles que me atan a vosotros. No importa donde ni cuando. Solo importa el cómo.

El viaje ha sido largo, y estoy, muy, muy cansada... pero en calma.

Un fuerte beso,

Elena


MCLAN/LA CALMA

sábado, 5 de junio de 2010

IN TRUTINA



In Trutina- Carmina Burana

En la balanza incierta de mi razón
los dos luchan de modo contradictorio
amor ansioso o pudor
pero yo elijo lo que veo,
ofrezco mi cuello al yugo:
...me someto a tan dulce yugo


Ayer se cumplió uno de mis más viejos sueños. Dicen que si anhelas algo con mucha intensidad, que si cierras los ojos y pides a tu Hada Madrina un deseo en una noche de luna llena y estrellas, éste se cumple. Algún día.

Ayer solo fui un granito de arena, una gotita de agua en un mar de voces e instrumentos. Pero me sentí feliz, tan feliz como no recordaba y llena de mil cosas y sentimientos que no puedo explicar con palabras. Me gusta cantar, me gusta esa sensación de unir mi voz a otra y a otra y a otra. Me gusta sentir la música fluyendo en mí, dentro de mí, fuera de mí (eso también te lo debo a tí, papá).

http://www.lne.es/oviedo/2010/06/04/buena-fortuna-carmina-burana/924603.html



Mientras escuchaba absorta y con la gargante hecha un nudo a la soprano interpretando In Trutina, ocurrió algo extraño. Como si una antigua muralla se derribase en mi interior por el mero roce de un soplo de viento.

Como si algo me estallase por dentro y se bajase un telón de terciopelo rojo y reproches anunciando el fin de la función: Dejé de arrepentirme.

Soy así y no quiero cambiar. Mil veces, un millón de veces más volvería a elegir la pasión. En mi balanza lucharon el amor loco y el pudor y el miedo. La razón y el corazón. La cordura y la locura. Mis pies caminaron sobre la arena y el agua, y quise tener alas y volar. Y viajé en el aire hacia el Oeste sin poder hacer nada, sin querer hacer nada.


Durante muchos días y alguna noche negra he pensado y he intentado convencerme a mí misma de que había elegido mal. Creí que me había equivocado, que el platillo debería haberse inclinado hacia el otro lado. Me lamenté por haber jugado con el equilibrio y la placidez de mis horas sin nombre. Y por primera vez, me sentí culpable. Por él, por ellas, por mí.


Pero ahora se que nunca fui tan yo. Que nunca me mostré tan auténtica y desnuda. Tan imperfecta... Fui lo mejor y lo peor de mí misma. Y solo por eso, mereció la pena.


Elegí lo que veía y lo que sentía. Hice caso a mi corazón y busqué en mi tiempo reservado a la locura la razón y la respuesta a todas las preguntas.
Ofrecí mi cuello. Y supe que era dulce y suave el yugo que ceñía sobre él. Fue hermoso y tierno. Y sincero por mi parte.

De todo lo demás, ya no me acuerdo...


IN TRUTINA- CARMINA BURANA/ KARL ORFF


sábado, 17 de abril de 2010

TRIDIMENSIONAL



* Y si me pides que te hable de mí...

Me gusta mirarme en los espejos. Y en los escaparates. No puedo evitarlo...
Me gusta ver mi reflejo, mi silueta pintada en una superficie lisa y brillante.
A veces me doy un aprobado a mí misma, en días especiales hasta me pongo un notable alto. A veces me suspendo y me digo que tengo que volver en septiembre...

Si algo he ganado con el paso de la vida, es el poder de conocerme a mí misma.

Porque se que yo soy tres.

Elena- Melena

Presumida y coqueta. Algo casquivana y frívola si se lo propone, amante de los trapos y los zapatos, los bolsos y los anillos. Divertida, socarrona y fan del humor negro, de la ironía fina, tal vez herencia de la sangre gallega que corre por sus venas.
Cantante de karaoke frustrada, cantante de coro y de cualquier melodía pegadiza que se asome a su alma. Bailarina incansable. Melena hace playbacks a escondidas en su despacho cuando no hay nadie, con la música a tope y un bolígrafo a modo de micrófono...

De verbo incontinente y lengua rápida en estrados y fuera de ellos, implacable y luchadora, en su trabajo y en la vida. Protectora a muerte de los que quiere, protestona y rebelde. Fuerte y valiente, si miras a Elena Melena creerás verla caminando con paso seguro aunque puede que esté muerta de miedo. Adora en secreto que le digan piropos.
Pasional, visceral, intrasingente. Suspicaz, dicen que inteligente.
Cabezota, impulsiva. Soñadora. Presa de sus arrebatos y víctima de sus contradicciones... Tierna.

Elena- Laniñaimantada

Frágil, tremendamente frágil y vulnerable, Laniñaimantada tiene miedo a la oscuridad, a los caserones antiguos y al tren de la bruja. Y a las montañas rusas, aunque nadie diría que hubo un tiempo en que las adoraba...
Día sí y día también se bloquea ante la maldad, sin saber qué decir ni que hacer. No sabe reaccionar frente a los golpes bajos y detesta el sabor salado que se prende en su garganta cuando la rabia le atenaza el corazón. Y cuando lo hace es demasiado tarde, porque entonces saca a pasear su mal genio y con habilidad certera, sabe dar donde duele...

En ocasiones se rinde a sus propios deseos para no hacer sufrir a quienes ama, para no defraudarles. En ocasiones, calla y otorga porque ha aprendido que no hay nada más doloroso que las palabras que se dicen sin sentir. En ocasiones pronuncia palabras que no siente y se arrepiente demasiado tarde. En ocasiones se alegra de no haberlas pronunciado. En ocasiones quisiera haberlo hecho.

Se refugia en el silencio, se cobija en el silencio cuando presiente que van a herirla, cuando sabe que ya la han herido.

De lágrima fácil, se conmueve por las cosas más pequeñas. Y a veces aún sueña con poder cambiar el mundo.
Sensible hasta extremos insospechados, romántica incorregible, pertinaz compañera de la nostalgia y la melancolía. En permanente déficit de abrazos y mimos. Porque por muchos que sean, para ella nunca serán suficientes...



Elena- Wendy

Eternamente niña, fan devota de las nubes y los regalices de fresa. Elena- Wendy se columpia en los parques cuando nadie la ve, y le encantaría caminar a saltitos por la calle. Dueña y señora de un equilibrio defectuoso, suele caerse con asiduidad y no es extraño ver en sus piernas moratones y alguna que otra cicatriz, viejo recuerdo de la infancia.

Atesora una mala salud de hierro, y como si no hubiese crecido, no es infrecuente que la fiebre la deje en cama durante días. Le gusta el jarabe para la tos y guarda en una caja roja todas sus Nancys como si del más preciado de los tesoros se tratase.

Visitante asidua del País de Nunca Jamás...

Elena-Wendy cose sombras por las noches y durante algún tiempo, pretendió cuidar a los Niños Perdidos y acunarlos en su regazo, tal vez como un modo de cuidarse a ella misma...

Pero como en el cuento, Elena- Wendy regresó al hogar.

Y de común acuerdo con Elena- Melena y Elena- Laniñaimantada, decidió navegar, naufragar y seguir...



ROD STEWART/ SAILING

jueves, 11 de marzo de 2010

ARREBATOS



Soy impulsiva. Atrozmente impulsiva. El paso de los años ha conseguido templar un poco mi carácter, pero a veces aún caigo en la tentación y cedo a la rabia y a la frustración.

Como una niña pequeña que no sabe que hacer con esa ira que le crece por dentro.
Pero ya he perdido demasiadas cosas en el camino. Y no voy a dejar que se muera este pequeño rincón.

Aquí está parte de mi vida, recuerdos, mis recuerdos. Palabras y sentimientos y la música que me gusta... Nada ni nadie merecen que abandone esto también.

Gracias a los que os habéis preocupado por mí. A los que me conoceis y habeis podido preguntarme. A Onminayas y a Iago por dejarlo escrito en vuestros blogs.

Se que he sido una verdadera maleducada, cerrando el acceso al blog sin dar ninguna explicación.

Espero que me disculpéis.

Un beso a todos.

Me quedo un ratito nadando en mi pecera...

84/ EL BURDEL DE LAS SIRENAS

jueves, 25 de febrero de 2010

SOL



Siempre quiso que la llamasen Sol. No le gustaba Soledad, su verdadero nombre. Ni MariSol ni siquiera Sole. Tuvo que elegir entre el frío y la luz y escogió el calor. No podía ser de otro modo en su caso.


Apareció en mi vida por casualidad, esperando las dos para entrar a un examen oral.
Pésima estudiante, se las sabía todas y no dejó de darme consejos insistiendo una y otra vez en las preguntas que fijo me harían porque caían siempre. Y yo no dejaba de pensar por qué al parecer aquella era su cuarta convocatoria, si tanto sabía al respecto.
Archiconocida entre el alumnado y los profesores. Y famosa en la cafetería, ese lugar mágico donde pasaba muchas más horas que en las aulas, no dejó sin embargo de intentarlo. No dejó más bien de hacer lo justo y necesario para ir aprobando alguna asignatura por año.

Así que a pesar de haber empezado seis años después que ella o ella seis años antes que yo, terminamos la carrera el mismo día. Y lo celebramos por todo lo alto. Jamás olvidaré aquel día frío de diciembre...

Podría ponerme sentimental. Podría hablar de los mil recuerdos que tengo de su persona.
De su profesionalidad, de su intachable proceder. De su amabilidad. Del modo en que Sol llegó a encarnar al típico estudiante nefasto que sin embargo llega a ser por méritos propios el mejor en su trabajo...

De su eterna sonrisa, su figura menuda e inquieta deambulando por los pasillos interminables de los Juzgados.

Podría recordar tantas cosas que vivimos juntas. Agobios, plazos, fechas, guardias compartidas. Días de gracia, días sin gracia en que todo salía mal. Juicios nefastos, ella sentada a mi lado poniendo caras raras y escribiéndome mil bromas acerca del juez o el testigo de turno. Juicios estupendos, qué bien has estado, qué labia tienes, tía. Este lo ganamos fijo...

Tantas y tantas cosas.
Pero me quedo con nuestras clases de baile. Con su falta total y absoluta de sentido del ritmo. Con mi desesperación porque no se molestaba lo más mínimo en intentarlo siquiera. Con los pasodobles que nos salían fatal pero solucionábamos a base de tonterías y pases y poses toreras.

Mi compañera de baile se ha marchado. De repente y sin avisar. Con la misma discrección de la que hizo gala toda su vida. Sin protestar.

Aún en sus peores momentos, en aquellos en que se vió abatida por el abandono y la tristeza, no llegó a quejarse jamás. Solo el brillo de su mirada la delataba.
Has estado llorando...
Mentira...
Sol siempre estaba bien, aunque sus ojos y su cuerpo consumido nos decían que no era cierto. Que no estaba bien.

Me queda su tarjeta, que aún tiene fresco el olor a tinta y esperanza. El papel de la carta que nos vino a traer llena de ilusión. Quería volver a empezar. Regresar al lugar del que nunca debió marcharse.

"Agradeciendo de antemano su confianza..."

Pero no. No confiaron en ella. Ya no.
La que algún día fue la mejor, la más eficiente, la que nunca fallaba, no consiguió que le tendiesen una mano.
Los mismos que alguna vez se pelearon por contar con ella, porque fuese ella la que se encargase, le dieron la espalda.
Compañeros, colegas, ilustres...

Y esos mismos que le dieron la espalda, los que le negaron la confianza que ella les agradeció dea ntemano, lloraban hoy penas ajenas ante el ferétro de Sol. Y se ofrecían para lo que hiciese falta...
Los mismos que no le dieron ni una sola oportunidad en vida, esos que la tacharon del mapa porque un buen día decidió bajarse del tren para cuidar a su hijo.
Los que la aniquilaron con su indeferencia, haciéndole pagar absurdamente por la depresión que sufrió después de que su marido la dejase por una rubia más alta, más guapa, más joven y más nada que ella, estaban hoy dispuestos a todo.

He tenido que abandonar la sala un par de veces. Por no estallar, por no decir, por no gritarles. Por no llamarles hipócritas, sepulcros blanqueados. Mis distinguidos compañeros, mis ilustres, mis respetables compañeros... Con la venia, son ustedes un puñado de serpientes.

Pero no voy a estar triste. No voy a llorar.
Ella no querría. Yo no quiero.

Mi compi, la llamaba. Porque así fue. Mi compi en la Universidad, mi compi en el trabajo. Mi compi en aquellas clases que dejamos por imposible. Mi compi en la vida en tantas y tantas ocasiones.

Podría poner música triste para acompañar este texto sin orden ni concierto, este que escribo abrazada al insomnio y la rabia. Pero no lo haré. No... Hoy quiero bailar. Cerrar los ojos y sentir la música dentro de mí.

A Sol le encantaba esta canción. A mí tambien ¿ Somos humanos o somos marionetas?
Seguro que ella no sabría bailarla, que no podría bailarla. Seguro que como siempre se reiría de mis quejas y desdeñaría mis burlas enseñando sus dientes pequeños y blanquísimos. Seguro que diría su archifamoso: "es que soy arrítmica, fia, lo reconozco pero si no sería perfecta"...

Yo bailaré por ella. Después de todo, nunca sabré si realmente somos humanos o simples marionetas a las que el destino y la vida arrancan de su escenario cuando menos se lo esperan y sobre todo cuando más se les necesita.

THE KILLERS/ HUMAN



Yo lo di todo por darme cuenta
Cuando la llamada se corto
arriba en la plataforma de rendición
Fui persuadido pero yo fui bueno

Y a veces me pongo nervioso
Cuando veo una puerta abierta
Cierra tus ojos, despeja tu corazón
Corta el cordón

Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital, mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos más densos?

Presento mis respetos a la gracia y la virtud
Envío mis condolencias al bien
Escucha mis saludos al alma y al romance
Ellos siempre hicieron lo mejor que pudieron

Y tanto tiempo de devoción
Me enseñó todo lo que se
Di adiós, deséame el bien
Tienes que dejarme ir

Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital, mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos marionetas?

Deseo que tu método sea bueno
Cuando tu sueñas con el hogar esta noche
No hay mensaje que recibamos
Déjame saber, esta tu corazón todavía latiendo?

Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital. mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta

Tienes que dejarme saber

Somos humanos o marionetas?
Mi señal es vital. mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos marionetas?

Somos humanos o somos marionetas?
Somos humanos o somos marionetas?





viernes, 5 de febrero de 2010

LA NOCHE Y YO



Lentamente el cielo se viste de luto y se adorna con prendedores de plata intentando remedar a una viuda alegre que sin embargo nunca volverá a reir ni a amar.
La oscuridad inunda la calle por la que con mi maletín al hombro regreso a casa.

Camino despacito y puedo escuchar la llamada de las olas y el susurro del viento norte que azota sin piedad. Puedo respirar el aroma salado del aire frío que me golpea en la cara y pinta de rojo mi nariz. Puedo respirar...

Y una vez más dirijo mi mirada hacia el horizonte esperando encontrar una respuesta a mis preguntas. Pero la niebla me impide adivinarlo y el alma se me encoge muy adentro, porque algo me dice que tal vez no vuelva a verlo nunca más.

Alcanzo a intuir maradentro un barco disfrazado con sus luces de verbena.
Y entre las nubes una luna desmayada se va haciendo poco a poco más pequeña...

Mis pies están cansados. Hoy he caminado demasiado y tal vez no debería haberme puesto tacones.
Siento que mi alma está cansada también.

Se que la decepción se dibuja en mis ojos y me conozco lo suficiente como para saber que hay heridas que no cicatrizarán jamás.

Pero sigo caminando abrazada a esa dama negra que suavemente se precipita sobre la ciudad.
Le doy la mano como una novia enamorada mientras mimosa, me dejo envolver por la oscuridad y la gelidez de su aliento.

La noche y yo caminamos juntas hacia ninguna parte. Hacia ningún lugar...

*******************

Mientras el té lame mis labios con el calor de un amante impaciente, enciendo un cigarrillo. Y ella viene a hacerme compañía una vez más. Se sienta a mi lado, bella y magnífica...

El aire huele a Nenuco. Huelo a Nenuco y aspiro con fruición esa estela que se ha quedado pegada a mi pijama nuevo y a mi piel.
Y me refugio como una niña asustada en la promesa de calor de mi bata azul. A pesar de la calefacción, tengo frío. A pesar de todo, siempre tengo frío.


Es hora de escuchar a lo lejos la dulce canción del mar.
De recordar, de pensar, de no pensar...

Es hora de soñar, de romper con las puntas de los dedos los sueños que nunca se cumplirán.
De saltar hacia una estrella y emprender el vuelo. De volar.


Es hora de dejar libre mi corazón y contemplar en silencio su danza hipnótica.
De apagar la luz y cerrar los ojos.


Es el momento de quedarme a solas conmigo misma. Y con ella, con mi amiga la noche.

Porque ella y yo nos entendemos.
Porque ella y yo nos diluimos y desaparecemos, con cada amanecer...

Click.

AMEDEO MINGHI/ NOTTE BELLA MAGNIFICA



lunes, 7 de diciembre de 2009

PAPA



Una lata vieja llena de renacuajos...
Es el primer recuerdo que guardo de tí.

Me encantaba ir a pescarlos contigo a la charca que había debajo de casa.
Y tus entrevistas, aquellas que me hacías al pie de un avión imaginario, cuando aún casi no sabía ni hablar pero me sabía todas las canciones de moda que ponían por la radio.

Con usteeeeeeeeeeedeeeeeeeeeeessssssss, la gran artista venida del otro lado del océanoooooooooo. Elenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Y yo cantaba a medial lengua con el batidor del chocolate en la mano á modo de micrófono, mientras tú me mirabas extasiado.
Imagino que siempre tuviste miedo a perderme como perdiste a mi hermana. Tal vez por eso te pasabas horas y horas a los pies de mi cuna, vigilando mi respiración.
Tal vez por eso cada enfermedad de las mías la viviste con angustia, con desesperación.

Quizá por eso siempre fuiste parco en abrazos, y besos, esos que tanto necesito para sentirme viva, para continuar, para no dejar de ser yo. Quizá en el fondo no querías quererme demasiado, para no tener que sufrir si algún día yo también me iba.

Tu mano cálida tomando la mía en las tardes frías de invierno en las que caminábamos juntos hacia el Molinón, tú discutiendo con Lelo sobre si Maceda sería titular o Quini marcaría algún gol. Yo en silencio, ensimismada en mis pensamientos de niña. Contando pasos, sonriendo bajito, sintiéndome tan pequeña a tu lado.

Sentado en la cocina leyendo el periódico, leyendo tus libros infumables, disfrutando de tu música favorita.
Limpiando los zapatos los Domingos por la mañana, en un ritual invariable. Nunca más he vuelto a llevar los zapatos tan limpios, lo sabías?

Nuestras discusiones, siempre de política. Escuchar algún disco contigo, cuando los sábados aún no querían decir fiesta y salidas nocturnas.
Tus enfados cuando os desobedecía y llegaba a la hora que me daba la gana, tu preocupación cuando algún chico llamaba a casa preguntando por mí...

Tantas veces he deseado colgarme de tu cuello, abrazarte y decirte lo mucho que te quería... Tantas veces.

Te veo aferrarte a la vida, enganchado a mil cables, a máquinas infernales que no comprendo, en ese cuarto tan frío, tan oscuro, tan solo... y desearía no marcharme nunca. Permanecer siempre a tu lado. Y no sentir este miedo que me paraliza, que me ahoga, que no me deja pensar.


Y canto entre lágrimas una y otra vez esa canción que tanto nos gustaba cantar a voces en el coche, el sol de Castilla iluminando los veranos que parecían no tener fin. Para que me oigas y sepas que no la he olvidado. Que muchas veces la recuerdo y se me empaña la mirada.

Sabes que ya no habrá primavera...

No, no la he olvidado porque forma parte de esos pocos momentos en que tú te liberabas de tu miedo y yo de mi vieja e ingenua creencia de que no me querías y en realidad habrías preferido que mi hermana no se hubiese muerto. Y me sentía feliz cuando mirabas hacia atrás y te reías mientras tratabas de imitar a Luis Mariano.

La canto y espero que desde ese hospital que detesto puedas escucharme y te despiertes, y te llegue el aroma de las violetas imperiales. Y que tu corazón siga latiendo, y todo se quede en un susto...

... y cuando la oigas, sepas que te quiero, papá, aunque hace mucho, mucho tiempo que no te lo digo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

PORQUE QUIERO



Hubo un tiempo en que creía que podía cambiar el mundo.
Rebelde, contestaria, inconformista...
Hubo un tiempo en que creía que podría hacerlo.

Imagino que la vida todavía no me había enseñado que a veces, que muchas veces, no es fácil. No es fácil cambiar la realidad porque esa realidad nos golpea una y otra vez despiadada, ferozmente.

Cuentan en mi casa, divertidos, que siendo casi un bebé, lloraba cuando entraba en una Iglesia. Al parecer quería ponerle tiritas a Jesusito porque estaba sangrando... Y aunque sea una tontería, creo que ese pequeño detalle es el que me define, el que dice tanto de mí, de cómo soy y como he sido siempre.
Defensora de causas perdidas, abogada del diablo, tocapelotas intransigente, la voz de los sinvoz.
Elena la delegada de Curso, la representante de los estudiantes en la Facultad, la protestona, la suspicaz, la sensible, la de la lágrima fácil... La niña en el bautizo, la novia en la boda y la muerta en el entierro...

Y no hice caso cuando me decían que me dedicase a otra cosa. No hice caso porque creía que podía cambiar el mundo.Y no se hasta qué punto hice bien.

Porque aún hoy, después de unos cuantos años ejerciendo esta profesión mía me cuesta contener las lágrimas cuando veo a una mujer destrozada llorando en una Comisaría, cuando observo atónita cómo los niños son utilizados como monedas de cambio, como objetos, con tal de hacer daño a aquel o aquella que te dejó de querer.

Porque no puedo evitar que un nudo se me atraviese en la garganta al contemplar, al sentir tantas injusticias a mi alrededor, tantos errores humanos que traen consigo consecuencias fatales. Tanta desidia, tanto egoísmo, tanta maldad. Y quiero gritar, y a veces lo consigo.

Otras veces me quedo escondida en un rincón y me encierro en mis silencios, he aprendido a contar hasta cien. Pero cuando lo hago, cuando intento no pensar, no involucrarme, no sentir, no vivir vidas que no son la mía, me siento aún peor porque entonces, es entonces cuando dejo de ser yo.

Y no quiero. No quiero perder mi esencia, algo que forma parte de mí.
Quiero seguir emocionándome hasta las lágrimas al contemplar una puesta de sol, al mirar con envidia a una pareja de ancianos que pasea de la mano, al escuchar a los niños jugando felices en un parque cualquiera.

Prefiero sentir aunque eso me haga daño. Prefiero mil veces amar con desesperación, luchar por cosas banales, protestar por causas ridículas. Aunque a cambio también sufra y me desespere y llegue a pensar que no quiero hacerlo, que no quiero ser así. Prefiero eso a no ser ni sentir, a amordazar esta puñetera sensibilidad que me regaló un hada buena el día que nací. Quiero seguir sintiendo que estoy viva, que mi corazón no se ha dejado engullir por el desánimo, que no he perdido la esperanza.

Porque quiero seguir pensando que puedo cambiar el mundo.
Porque quiero seguir estando.
Porque hoy daría algo por saber cómo se puede salvar una vida...

THE FRAY/ HOW TO SAVE A LIFE

sábado, 14 de noviembre de 2009

UN PASEO POR LA LUNA


Me gusta salir a pasear por dentro de mí.
Son esos pequeños momentos en que me quedo en silencio, mirando hacia ningún lado, con los ojos cerrados aunque los tenga abiertos. Sólo existo yo y mis sentimientos, las llanuras que habitan en mi mente, los páramos por los que me gusta merodear...

Entonces busco una luna que aunque no pueda ver prendida en el cielo, yo sé que alumbra con sus rayos de acero a otros amantes ávidos, a otros durmientes insomnes, a otros navegantes abocados al naufragio. A esos mismos que caprichosamente dejará envueltos en un manto de negrura y estrellas, cuando decida volver a mi cielo.

Sé que regresará para convertirse en una cuna, la luna-cuna en la que duermen los niños que no quieren crecer, los que nunca llegarán a hacerlo, los que lo hicieron demasiado pronto, los que no quisieron abandonar jamás el país de los sueños... Los que siempre añorarán una palabra de consuelo en las noches de tormenta.

Desafío las leyes de la gravedad y en días especialmente oscuros consigo volar, flotar, sumergirme en el océano azul del cielo y el viento que sacude mi melena. Ligera y sin ataduras, sólo yo, nadie más que yo. A solas conmigo misma. Con mi vida, con mis pensamientos y mis deseos. En silencio. En esos momentos de silencio que tanto necesito para reencontrarme a mí misma.

Camino, me desplazo, me elevo hasta ella y quiero tocarla con las yemas de mis dedos mientras mis pies me dirigen hacia mí misma, hacia mi interior. Hacia lo que soy, lo que he sido y lo que seré. Hacia la Luna que vive en mi corazón.

A veces bajo las escaleras de dos en dos, y pierdo el norte, mi Norte, y hasta la respiración.

Y lamento que todo sea tan normal.

Y me paso las noches descosiendo las horas.

Y vuelvo a tiritar.

Y pienso que ha sido sólo un momento de bajada.

Y quiero creer que no pasa nada.

Y sigo buscando una luna que ande sola.

Y salgo a pasear por dentro de mí...


EXTREMODURO/ BUSCANDO UNA LUNA

lunes, 28 de septiembre de 2009

... Y PODER VOLAR



Resulta curioso...

Tengo miedo a volar, me ponen mala los aviones.
Y sin embargo, en muchas ocasiones desearía con todas mis fuerzas que de mi espalda brotasen dos alas de suaves plumas blancas, de esas que se irisan al contacto con el sol, para poder hacerlo. Para elevarme sobre mis pies y confundirme con las gaviotas y con el arcoiris que lame el cielo después de la lluvia.

Volar por encima de la costa, atravesar las nubes, flotar en el aire inmersa en el espacio infinito que separa el mar del océano. A merced del viento que conoce de sobra las coordenadas que ha marcado mi corazón.

Sumergirme sin miedo en el deseo líquido de mis anhelos, de mis propios sentimientos.

Subir, subir, subir...

Volar para llegar más rápido, en un suspiro, en un segundo de locura. En el tiempo que apacigua el deseo incontenible de estar, de permanecer.

Volar para llegar a tiempo y encender el horno, mientras amaso el cansancio y la debilidad y baño la fiebre y el dolor en chocolate y fideos multicolores.

Volar para murmurar palabras tan dulces como las estrellas que pretendo tocar con las yemas de los dedos. Para abrazar infinitamente, en silencio. Sin decir nada... sólo un abrazo eterno que no se termine jamás. Hasta el final del tiempo, hasta siempre, hasta el país de nunca jamás que habita más allá del arco iris...

*****************************************

Me quito la camisa, desabrocho los botones uno a uno y vuelvo a mirar mi espalda reflejada en el espejo...
Cierro los ojos con fuerza y espero la visita de mi hada madrina.

Piensa un deseo.

Tener alas, y volar...

RANDY CRAWFORD/ ONE DAY I'LL FLY AWAY





miércoles, 16 de septiembre de 2009

TEMPUS FUGIT



El tiempo pasa, se va inexorable, bailando al compás de las horas, los minutos, los segundos. Granos de arena que se deslizan sin remedio por su tobogán de cristal.

En días como hoy quisiera atraparlo, detenerlo, obligarlo a que transcurriese lentamente.

Siempre he sabido que no voy a saber envejecer.

Me miro al espejo y me veo como siempre, reconozco en mí a la Elena que fue, a la niña soñadora y tranquila, siempre rodeada de libros y muñecas recortables y también a la niña trasto que se caía cada dos por tres, los codos y las rodillas llenas de postillas, moratones en las piernas, encaramada sobre mi bici azul y atrapada en mi propio laberinto.

Puedo ver a la adolescente llena de sueños, la que creía que podía cambiar el mundo, invadida por el desconcierto ante un cuerpo que de repente se transformaba, inundándose de colinas y valles, curvas y rectas.
Presa de mil temores e inseguridades y siempre oteando el cielo azul de su horizonte.

Como en un caledoscopio, se refleja la imagen de la joven alocada y divertida en que me convertí y recupero la sensación de tener toda la vida por delante, de esperar el mañana con impaciencia, de querer, de poder, de saber...

Y también veo, por supuesto, a la mujer que soy, aquella a la que el paso de los años y las vicisitudes de la vida ha perfilado con su cincel implacable.
Las primeras patas de gallo adornan mis ojos, y unas imperceptibles arrugas se dibujan alrededor de mi boca, sin embargo mi frente está intacta, todavía...
Eso quiere decir que me he reído mucho más de lo que me he enfadado, que he sido feliz, aunque también he llorado, cómo si no...


Recibo mensajes en mi móvil y sonrío y me siento bien.
Bromas y besos, y un ramo de flores encima de la mesa de mi despacho.
Besos y abrazos y el regalo maravilloso de un cumpleaños feliz, chúpate un calcetín, que ha llenado esta mañana lluviosa y gris, casi negra, de mil colores brillantes...
Una postal que me ha llenado los ojos de lágrimas y me ha puesto un nudo en la garganta.

La camiseta que ví hace tiempo en un escaparate y unos zapatós, de tacón como no podía ser de otro modo.
El vestido que me tocará comprarme a mí misma, hay cosas que a pesar de todo, no cambian...

El recuerdo de Lelo y su vieja cartera de piel, y los pocos euros que su exigua paga de pensionista le permitía. Toma anda, pa que compres un trapín...

Hoy es mi cumpleaños, y siento que el tiempo pasa.
Me lleno de mimos y me invade un punto de tristeza también, porque la madurez me ha enseñado que los momentos no vuelven y que a veces, los desperdiciamos sin sentido por las cosas más nimias, por motivos tan sutiles y ligeros como el vuelo de una libélula.

Se que no sabré envejecer, que no llevaré con paciencia las arrugas, ni los kilos de más, ni todos los signos inevitables que la vida señala en el cuerpo.
Soy coqueta y presumida por naturaleza. Pero mi corazón me dice que tal vez ese deterioro inevitable se vea compensado con la estabilidad, el equilibrio y la serenidad que a cambio te regala la vida.

Me da miedo ir perdiendo por el camino tantas cosas, y sobre todo, me aterra que la Naturaleza sea implacable y vaya arrebatándome a las personas a las que amo.

Pero es inevitable, y confío en que a cambio, la vida siga regalándome cada día un rayo de sol, una sonrisa, un beso enamorado, un abrazo irracional, el pequeño y secreto placer de dormir bajo un cielo lleno de estrellas...

Hoy es mi cumpleaños y pienso que ojalá, por lo menos, llegue a cumplir otros treinta y nueve...

CINDY LAUPER/ TIME AFTER TIME

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viernes, 28 de agosto de 2009

EL FINAL DEL VERANO

Y el verano se aleja, mostrándonos con los últimos rayos de sol la proximidad del otoño ocre y tardío.
El aire huele aún a crema protectora, a toallas tendidas en el césped, tal vez durmiendo su sueño de felpa sobre la arena... las nubes anuncian el aroma del cloro y el salitre en la piel.
Arranco las hojas de mi calendario y siento que se aproxima el frío, la lluvia, las tardes grises y las noches eternas...
Volverán las mañanas de mirar con desesperación el despertador, deseando haber dormido más, los días se sucederán uno tras otro, siempre con prisas, siempre corriendo y los domingos se convertirán de nuevo en los días que detesto, nunca he sabido el motivo, o tal vez lo conozco demasiado bien...
Se quedarán atrás los campos amarillos, la carretera gris que he recorrido en mi bicicileta esperando noticias que nunca llegaron, los atardeceres rojos, el río y su agua helada, las risas y la compañía de los viejos amigos, las cenas en el jardín y los desayunos en pijama, pereza, abandono, nada que hacer, mucho en qué pensar...
Tal vez ya nada sea como antes, quizá todo sea en realidad como siempre.
Y mientras preparo las maletas para regresar a la bendita rutina, al calor conocido de mi ciudad, a la visión espectacular del mar que tanto añoro, suena en mi cabeza una y otra vez una canción...
EL FINAL DEL VERANO/ DÚO DINÁMICO


sábado, 22 de agosto de 2009

DIA DE BODA


El sol lame con desidia las calles y el mar parece más azul que nunca.

Camino por ese muro que todos los días extraño, recién salida de la peluquería, manicura y depilación perfecta y me miro en cualquier escaparate y pienso que me ha crecido el pelo mientras mi melena roza la espalda que deja al aire la camiseta de tirantes que me he puesto para salir a mimarme un poco a mí misma...

Y llegará la tarde, y me pondré delante del espejo para borrar con maquillaje las huellas de una noche sin dormir y volveré a pintar en mi rostro la mejor de mis sonrisas.

Un vestido nuevo deslumbrante, sandalias de tacón y el bolso de fiesta que fue de mi abuela, y que atesoro como el más preciado de sus recuerdos.

Sonarán las campanas y no me quedará más remedio que rendirme a la tarea de besar a familiares y amigos, a muchos no los he visto en tanto tiempo... y seguiré sonriendo mientras busco entre la gente la silueta menuda de mi Lelo, que hoy casa a la última niña que llegó a mi familia, casi de rebote. Una niña que hoy es ya una mujer.

Mi abuelo sólo entraba a misa en las bodas de sus nietos y se colocaba en primera fila, serio y orgulloso, con su traje planchado a la perfección y su corbata negra en memoria de la mujer a la que amó toda su vida, el pelo cano peinado con agua de colonia y una flor en la solapa...

Tantas veces adiviné en sus ojos el brillo de una lágrima fugaz, tantas veces el ligero temblor de su mentón.

.- Lelo, ibas a llorar, eh? Que te ví, no lo niegues...

.- Calla Elenina y déjame en paz. Y tapa esa pechuga, no sé a dónde vas así que te vas a matar con esos tacones.

Eran nuestras pequeñas bromas, me encantaba picarlo y que se enfadase. Así tenía una disculpa para acariciarle el pelo y darle un beso...

Pero mi Lelo ya no está, en esta boda ya no.

Y lo seguiré buscando mientras cenamos, en la mesa presidencial como siempre fue, saliendo mil veces al baño por culpa de su próstata, o fumando la pequeña señorita que se permitía en días como este.

Sonará el vals. Y mil mariposas se instalarán en mi estómago, deseando una y otra vez tenerlo a mi lado para bromear con él, para contestarle que el contenido de mi vaso es sólo kas de limón, nunca llegó a entender del todo que las mujeres bebiésemos nada que no fuese café...

Y reiré y estaré estupenda, bailaré y daré palmas y me sumaré a los vivas a los novios.

Me convenceré a mí misma de que a pesar de todo, hoy es un día para ser y estar feliz.

Pero te echaré de menos, güelito...

TYLER HILTON/ MISSING YOU


sábado, 18 de julio de 2009

LA DESPEDIDA


Hace tiempo que abandonó las ganas de vivir, y sin embargo se resiste a irse. Tengo en mi despacho una foto en blanco y negro. En ella un hombre no muy alto, de nariz grande y ojos saltones lleva sobre sus hombros a una niña de apenas un año y mirada pícara que se aferra al pelo de ese hombre, como si temiese caerse. El le sujeta con firmeza las piernecitas como si quisiese decirle, no tengas miedo, no te caerás. Yo estoy aquí.
Somos mi abuelo y yo.
Mi abuelo es sportinguista, culé, socialista y felipista. Ateo y descreído de todo lo que no sea real y palpable. Y es muchas más cosas. Hombre de pocas palabras, gallego emigrado a Asturias por amor, parco en las demostraciones de afecto y parcial hasta decir basta.
Eterno enamorado de mi abuela, casi veinte años después de su muerte sigue poniéndose corbata negra los domingos y lleva en su dedo la alianza de oro que le puso una vez hace mucho tiempo como promesa de su amor. Veinte años después de su muerte aún guarda en un cajón las postales que le enviaba y que firmaba con un “siempre tuyo” y un pequeño corazón a la izquierda de la rúbrica...
Minero por obligación y criador de canarios por devoción. Tozudo y obstinado, amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos hasta las últimas consecuencias. De profundos silencios y firmes convicciones. Defensor a ultranza del vive y deja vivir y amante incondicional de su familia.
No hay momento importante de mi vida en el que él no haya estado a mi lado.
El tiempo, la tristeza y la enfermedad lo han convertido en un ser más pequeño de lo que fue siempre, y todos los mimos y los afectos que no reclamó los exige ahora con creces, aunque como siempre, se hace el remolón para que no se le note mucho que necesita desesperadamente su dosis diaria de ternura. Me gusta afeitarlo y cortarle el pelo, y darle masajes en las piernas. Sentarme a su lado en la cama y mirarlo cuando duerme, cogerle la mano y acariciarla mientras le cuento mis cosas y hablamos, mejor dicho hablo y él escucha, de fútbol o de política. O de mis cosas aquí, de mi trabajo, de mi vida…
Me gusta arroparlo y taparle los pies con su manta. He pasado muchas noches en vela a su lado, aunque nunca las suficientes como para compensar las que él pasó conmigo en brazos cuando era una enana enfermiza y llorona. Intento asimilar que se nos va de modo irremediable, que es cuestión de horas o como mucho de días. Y no puedo. Sé que es ley de vida, que tiene que llegar el momento, que va a llegar el momento. Pero ni puedo ni quiero pensarlo.
Hace un rato me he despedido de él como siempre, con un beso leve en la mejilla y un aire de despreocupación totalmente fingido mientras me comía las lágrimas.
Me ha mirado y ha ensayado una mueca de sonrisa, agotado por el esfuerzo de respirar. Y me aferro a esa imagen y la guardo bajo llave en mi corazón.
.- Hasta luego, güeli. Por la noche vuelvo…
He cerrado los ojos esperando su “hasta luego, nena”. Pero no me ha contestado. Ya no. Volví sobre mis pasos. Le he vuelto a dar un beso en la frente y le he dicho muy bajito que lo quiero. Aunque a veces sobran las palabras. El ya lo sabe.
31 de marzo de 2009
SECONDHAND SERENADE/ GOODBYE

jueves, 9 de julio de 2009

LOS FOROS Y YO...


Empecé a forear de modo casual, y "por culpa" de Letizia Ortiz.
Me resultó curioso que una asturiana fuese a ser Princesa, nieta además de Menchu, esa a la que había visto tantas veces en casa de los primos de N. en Sardeu.
El caso es que una página me llevó a un foro...
No se necesitaba registro, aquel lugar era una verdadera locura.
Y empecé a divertirme. Se hablaba sobre todo de política, Monarquía/República... pero también había lugar para los temas más dispares. Era un foro sin moderación además, con todo lo que ello conlleva.
Y de ese foro pasé a otro, y luego a otro... y allí me quedé. Me sentía agusto, me reía, me resultaba divertido, me llevaba bien con los otros foreros, me gustaba echarme unas risas, postear a mi ritmo, desaparecer por meses, volver y seguir como si nada...
Nunca estreché lazos más allá de cuatro cosas puntuales de rigor. No sabía los nombres que se escondían detrás de los nicks, no sabía nada y no dejaba que supiesen nada de mí más que lo que yo quisiese contar. Pero no por pudor, simplemente no sentía la necesidad de llegar más allá...
Me banearon de ese foro... de hecho me había convertido en persona non grata mucho antes de que yo hiciese todo lo posible para que me echasen. Mi "error" fue tomar partido cuando creí que se estaba cometiendo una injusticia.
A estas alturas no sé si me equivoqué. Curiosamente, las personas que me acompañaron en ese "viaje", siguen en aquél foro, incluso han vuelto a recuperar el contacto con aquella gente que en su día era tan "mala", y sin embargo yo sigo baneada a perpetuidad y he sido víctima y protagonista de un hilo abierto exclusivamente para hacerme daño.
Realmente no me importa. No eran mis amigos. Y sobre todo, no sería capaz de regresar a un lugar donde no me gusta la gente que lo habita. Sigo pensando en la ironía que supone que sólo yo esté fuera, cuando en realidad era la que no tuve nunca absolutamente ningún problema con ninguno de ellos, pero las cosas son así...
Hace unos días también me banearon de otro foro, esta vez por petición propia.
Y esta vez sí que me ha dolido, me sigue doliendo estar fuera, haberme marchado definitivamente.
Porque ese lugar se convirtió en mi casa virtual, un sitio seguro donde me divertía, donde estaba agusto, donde me sentía querida. También fue el escenario de una parte importantísima de mi vida, y siento que de algún modo allí he dejado un cachito grande de mí...
Pero los ciclos se agotan y sentía, sigo sintiendo, que el reloj de arena iba quedando vacío, que las últimas briznas se escapaban, que con cada post que se iba a otro lugar, se marchitaba también mi estancia en mi querido Parador...
Si por algo me duele es por su administradora, mi amiga, alguien con quien tuve una relación especial desde el principio, fue como si nos conociésemos de siempre, una corriente de afecto mutuo nos unió casi desde el mismo día en que me registré y fue creciendo con el tiempo.
Sé que la he decepcionado con mi marcha repentina, sé que está triste de algún modo por mi culpa. Espero que algún día me perdone y llegue a saber cuanto la quiero y la estimo...
Pero también sé que las despedidas siempre son difíciles, que llegan momentos vitales en los que no hay que mirar atrás, y sé sobre todo que cuando decides irte, lo mejor es hacerlo en silencio. A veces nos perdemos en los adioses, y esos no sirven de nada cuando volvemos una y otra vez...
Allí dejo una parte de mí, personas a las que he cogido un cariño especial, nicks que me han demostrado que detrás de un avatar hay una persona, momentos maravillosos y también alguna que otra lágrima, risas, mil ocurrencias, un montón de música, mis calentones en política, mps de personas que te dan palabras de ánimo o te cuentan que les gusta lo que escribes, abracitos mañaneros, el café en vena, mil collejas que he repartido, canciones que alguna vez fueron para mí...
Todo eso quedará siempre en mi recuerdo y así lo atesoraré con cuidado, para guardarlo bajo llave en mi corazón.
AVRIL LAVIGNE/ TOMORROW

martes, 7 de julio de 2009

SENTIR SU CALOR...

Descubrí un día ese relato por pura casualidad... “La casa de las bellas durmientes”, del japonés Yasunari Kawabata. Y me fascinó...

En él se nos habla de una casa secreta, donde ancianos clientes van a pasar la noche con jóvenes que previamente son inducidas al sueño mediante narcóticos.
Esos hombres no acuden a la casa en busca de sexo, sino para calentarse con la cercanía de esos bellos cuerpos desvanecidos.
Un viejo proverbio que me encanta, dice que una persona te ama no cuando quiere acostarse contigo, sino cuando quiere dormir contigo.
A veces ese deseo es tan doloroso por imposible, que llega a doler físicamente...
Buscar la paz, el reposo, el sosiego, el refugio de los brazos entre los que desearías refugiarte eternamente, ser la paz, el reposo, el sosiego, el refugio eterno...
Te amo, porque no hay nada que desee más que dormir contigo...
AMEDEO MINGHI/ RECUERDOS DEL CORAZÓN


domingo, 5 de julio de 2009

SOLO VIVO CANTANDO...

Pocas cosas hay que me gusten más que cantar... bailar tal vez?
Es algo que llevo dentro, que necesito para sentirme viva.
Cuando canto con mi Coro consigo olvidarme de todo, de los pequeños y grandes problemas, de la tristeza, de que la vida a veces no es bella...
Me gustan los días de Concierto, ponerme un vestido negro de fiesta, los tacones y el rímmel, los nervios previos, las risas con mis compañeros, las regañinas del director, la satisfacción de los aplausos... pero sobre todo, el placer de unir mi voz con otras voces para conseguir que las notas de una partitura se conviertan en música... Es una sensación indescriptible que me llena de placer y que consigue emocionarme, no importa las veces que cante una canción, para mí es siempre como la primera...
Hoy ha sido uno de esos conciertos memorables, por muchos motivos.
Ya queda poco para que se terminen las actuaciones y nos demos un merecido descanso, aunque a mí no me importaría seguir ensayando y actuando todo el verano... Lo mío es pura pasión.
Hace mucho tiempo que le andaba rogando a P. para que empezásemos a ensayar esta canción. Hoy me ha prometido que en Octubre comenzaremos a prepararla. A veces, el que la sigue, la consigue y yo cuando quiero soy muy pesada y muy insistente. Me gusta infinito desde siempre, pero cuando escuché esta versión coral, supe que me moría por cantarla.
En realidad, es bonito vivir cantando, incluso cuando a pesar de tus esfuerzos y tu empeño, la melodía resulta estar desafinada...
MAMMA MÍA/ JOVEN CORO FUNDACIÓN PRÍNCIPE DE ASTURIAS

jueves, 11 de junio de 2009

LOS RETALES DE LA VIDA

Antes, las montañas rusas no me daban miedo... Era capaz de esperar horas a la cola para subirme en cualquier trasto de feria, cuanto más salvaje mejor...
Antes había días en los que cada pequeño instante era nuevo, y había mil momentos en los que era capaz de percibir que estaba descubriendo los pequeños misterios de la vida...
Con el paso del tiempo he perdido mi capacidad para sorprenderme, para ilusionarme... No, no es cierto. No lo he perdido. Simplemente he ido dejando agazaparse en un rincón de mi mente la espontaneidad, la locura, la irracionalidad... Imagino que obligada por las circunstancias, quizá simplemente por cansancio o por costumbre. Imagino que cuando tantas veces te repiten las cosas, acabas creyéndotelas. Imagino que cuando todo el mundo espera algo de tí, terminas sucumbiendo...
Alguien me dijo hoy que hacia atrás ni para tomar impulso...
Pero yo no estoy tan segura.
Y es que extraño tantas cosas de mí... Me echo de menos a mí misma en tantas ocasiones...
Cuentan que la memoria es selectiva, que olvidamos lo malo y nos quedamos con lo bueno. Tal vez sea así.
Tal vez sea simplemente miedo al futuro. O a la muerte, al sufrimiento, a la enfermedad, al dolor, a perder a los que quiero, a perder lo que quiero...
Lo que sí se es que soy plenamente consciente del paso del tiempo. Cada pequeña arruga es el anuncio del tiempo que vendrá, es el recordatorio de que ya nada volverá a ser igual... En realidad ya nada es igual.
CELTAS CORTOS/ RETALES DE UNA VIDA