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lunes, 14 de junio de 2010

LOS MOTIVOS DEL AGUA



Más allá de cuanto puedo recordar,
la lluvia ha estado cayendo.
Nubes de misterio siembran la confusión sobre la tierra.
La buena gente, a través del tiempo, tratando de encontrar el sol.
Y me pregunto, todavía me pregunto, quien detendrá la lluvia.

(...)
Y la lluvia sigue cayendo sobre mis oídos.
Y me pregunto, todavía me pregunto quien detendrá la lluvia.



... sigue lloviendo.

Miro desde mi ventana y compruebo que el cielo se ha vestido de gris, que yo voy vestida de gris, como si inconscientemente hubiese querido confundirme con este paisaje de primavera inusual y desesperada.

Imagino que allá arriba, más arriba del pentagrama por donde vuelan los pájaros y los cables de la luz, el aire frío y el aire caliente libran su peculiar lucha de teatro de títeres. Marionetas de trapo que deciden y ajustician remolinos de nada. Y fabrican nubes anchas y densas como las caderas de una madre de siete hijos.

Y se deshacen en lluvia que escupe sobre la tierra y se lleva por delante vidas y sueños. Veranos debajo de una higuera, viendo el mar desde la terraza del Molín del Puerto. Veranos que huelen a patatas fritas y cacahuetes a la sombra de las estrellas y viajes en un Panda blanco cantando Supertrouper a todo lo que daba nuestra garganta...

Supongo que el agua tiene sus motivos. Que el agua es como los sentimientos. Intentamos amurallarlos, contenerlos, encerrarlos en un pantano para cuando el corazón se quede seco y ya no tenga hambre.

Cambiamos el cauce del río del alma, evaporamos los lagos que habitan en nuestros ojos para que no hablen de tristeza ni de desencanto. Hundimos bajo tierra nuestros labios de besos equivocados para que nunca lleguen al océano. Torcemos los arroyos y los vericuetos de nuestras manos para que todo sea como nos gustaría que fuese...


Pero el mar es sabio. El mar nunca se equivoca. El mar siempre acaba reclamando lo que es suyo. Y entonces, todo se desborda, se anega, se inunda. Y el agua que durante tanto tiempo había estado contenida, explota entre nuestros dedos y nos hacemos de agua, somos solo agua. Regresamos al mar y somos solo mar.

Sigue lloviendo. A veces llueve incluso en días soleados, lo sé. Pero aún así no puedo evitar preguntarme quien detendrá la lluvia...


CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL/ WHO`LL STOP THE RAIN

domingo, 23 de mayo de 2010

HERE COMES THE SUN



Si hubiese nacido en Triana por poner un ejemplo, a estas alturas sería una folclórica de esas que se desgarra cantando coplas, me habría casado con un torero y sufriría mucho. Con razón interpreto como nadie los grandes éxitos de la Jurado y bordo el Marinero de Luces en el karaoke...

Siempre digo medio en broma, medio en serio que soy una folclórica de los sentimientos: excesiva, entregada, tremenda y tremendista... Dueña de un corazón loco capaz de cobijar las más altas pasiones. No, muy a mi pesar en ocasiones, las más bajas. Por más que he ensayado, por más que me lo propongo, no soy capaz de sentir odio. Ni rencor siquiera, Y a veces me gustaría. Mil veces he buscado en los periódicos el anuncio de algún Máster en Agravios Comparativos, Odios Eternos y otras Minucias.

Pero no soy de hacer inventarios de desagravios. No me gusta eso del debe y el haber. No me gusta hacer contabilidad de acciones y reacciones.

Después de la rabia, incluso de la ira, que para eso soy como soy, me instalo en la indiferencia. Sin pretenderlo. Simplemente deja de importarme. Simplemente perdono, cuando hay algo que perdonar, si es que hay algo que perdonar. Y luego, olvido...

Nací en las frías y brumosas tierras del Norte y por mis venas corre sangre gallega de segunda generación. Supongo que eso añade el toque melancólico, nostálgico y dado a la morriña que surge y nace y brota en mí, sin quererlo, porque sí... Quizá por eso también soy la reina del Eres Tú y los grandes temas de Luz Casal, micrófono en mano...
No resulta fácil, a mí no me resulta por lo menos, sonreir vestida de gris y lluvia.

Creo que es por eso que no me gusta el invierno, no me gusta la oscuridad del cielo de Enero, el frío, el nordeste que me despeina cuando camino por las calles. Prefiero el sol.

Hoy paseando por un camino de tablas perfectas que recorre la playa de Rodiles, rodeada de corazones latiendo al compás del mío. Bañada por los rayos de ese astro bendito, dejándome acariciar por sus manos en mi espalda, supe que el hielo se estaba derritiendo. Que el tiempo por fin transcurre a la inversa, que me he colgado de las manecillas del reloj de mi vida para regresar al tiempo que nunca debió pasar.

Hoy saqué mi corazón de la caja de terciopelo y sangre que lo acoge, encerrado bajo siete llaves de plata y luz. Y lo tendí al sol.

Pude sentir la tibieza de sus rayos justo en el centro de mi pecho. Y como si de un bálsamo mágico se tratase, su calor consiguió cauterizar el dolor y en su lugar quedó una cicatriz tan pequeña como un grano de arena.


Hoy caminé en dirección al sol y lo abracé con mis dedos. Y vestida de amarillo, la sonrisa retorno a mi cara. Tuve la certeza de que ya no importa. Y pensé: está todo bien.

NINA SIMONE/ HERE COMES THE SUN



Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Cariño mío, este ha sido un largo, frío y solitario invierno
Cariño mío, se siente como si estuviera aquí durante muchos años

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Cariño mío, la sonrisa retorna a sus caras
Cariño mío, parece como si estuviera aquí durante muchos años

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene

Cariño mío, siento que el hielo se esta derritiendo lentamente
Cariño mío, siento como si fueran años que veo el sol brillar

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Está todo bien, está todo bien

jueves, 4 de marzo de 2010

DOWNTOWN



Hay una vieja radio en uno de los estantes del aparador de madera. A veces juego con ella. En ocasiones es una máquina de escribir y me entretengo pulsando, subiendo y bajando las teclas que parecen de nácar.

Otras veces soy una telefonista empeñada en poner en contacto a madres que sufren la ausencia de sus hijos, a amantes olvidados que suspiran por escuchar por unos segundos la voz de su corazón, a amigos que se añoran y se buscan con la impaciencia del tiempo perdido...

Y de vez en cuando, de las entrañas de ese aparato frente al que soy capaz de pasarme horas y horas enfrascada en mis juegos solitarias, brota una canción que me cautiva. Que me hace sentir feliz. Soy pequeña y la vida todavía no me ha arañado con sus desdichas y avatares. Aún no se lo que es sufrir y desconozco el significado de la palabra miedo.

La sombra de una casa vieja se cierne sobre mí una y otra vez. Pero me han ordenado que la olvide y cuando por las noches un viejo arcón de madera apolillada se me aparece en sueños, me repito a mí misma que nada ha ocurrido. Soy una niña obediente.

Mi abuela sabe que me gusta y ya no hace falta que la llame. Cuando suena, abandona sus quehaceres para venir a mi lado y tararearla conmigo, las dos cogidas de la mano. Ni ella ni yo sabemos inglés. Yo tendré la oportunidad de hablarlo con el paso del tiempo. Ella no.

Dauntaun, dauntaun, nananana, nanananinonana, nanino ninona... dauntaun.

Y sí. Me siento feliz. Y ya en esos pequeños y mágicos instantes soy capaz de entender que permanecerá por siempre en mí, que siempre que la oiga volveré a sentir lo mismo que la primera vez. Quiero llamarme Petula. Y bautizo con ese nombre a mis muñecas y digo a quien quiera oirme que cuando sea mayor y tenga una hija la llamaré así. Petula.

No puedo comprender el significado de esas palabras que me llenan el estómago de mil mariposas de colores, pero algo me dice que con ellas intenta explicarme que hay un sitio al que siempre podré ir, en el que todo me espera.
Dice que allí tal vez encuentre a alguien que me entienda. Alguien que sea justo como yo. Alguien que quizá necesite una mano para guiarse... Y a eso me aferro con la esperanza vana de que sea cierto. Alguien como yo... alguien que me entienda...

.- Güelita. Qué es dauntaun?
.- No puedo decirtelo, mi reina. Yo no fui al colegio ya lo sabes. Se lo preguntaremos a tu madre. Vale?
.- No, güeli, deja. No importa...


Pero ahora lo se. Se que habla de ese lugar donde soy capaz de olvidar todos mis problemas, mis miedos y mis responsabilidades. Donde suena una bella bossanova y puedo bailar hasta que la noche se vaya a dormir a su cama de sábanas negras y lunas invisibles.

Allí las estrellas son más brillantes y siempre hay una película por estrenar. Es ese mágico rincón en el que puedo refugiarme cuando me siento sola y la vida me empuja a ser aún más solitaria.

Se trata de mi downtown particular: Está justo en el centro de mi corazón.
Está lleno de luces de neón, escarcha y sueños por cumplir. De ruido y de prisa.
De ilusiones y decepciones. Sentimientos que se van y que regresan una y otra vez.
Late al ritmo del tráfico y la vida. A veces se desboca. Y su pulso se acelera al ritmo del amor y del deseo.

A veces se para por unos instantes, arrasado por cosas que desearía no haber hecho, por palabras que no debería haber pronunciado jamás. Por noticias que querría no haber recibido nunca. Por verdades a medias y mentiras completas.

Pero es mío. Es mi downtown. El único lugar verdaderamente mío. El único sitio al que siempre, tras la derrota y el cansancio, puedo volver...

PETULA CLARK/ DOWNTOWN



Cuando estés solo
y la vida te haga sentir más solitario,
siempre puedes ir a downtown
Cuando tengas preocupaciones,
Todo el ruido y la prisa
Parece que ayuda, lo se, downtown

Solo escucha la musica del trafico de la cuidad
camina lentamente donde están los letroros con luces de neon
Como puedes perder?

Las luces son más brillantes ahí
Te puedes olvidar de tus problemas, olvidar tus responsabilidades e irte
Downtown, Las cosas serán grandiosas cuando estés
Downtown, no hay mejor lugar te lo aseguro,
En Downtown, todo te espera


No vagues,
no dejes que tus problemas te rodeen
Hay películas presentandose en downtown
Problablemente conoces
Algunos lugares a donde ir
donde nunca cierran

Solo escucha el ritmo de un gentil bossanova
También bailairás con ellos antes de que la noche termine
Feliz otra vez

Las luces son más brillantes allí
Te puedes olvidar de tus problemas,
olvidar tus responsabilidades e irte
Downtown donde todas las luces son brillantes
Downtown, te espera esta noche,
Downtown, estarás bien ahora


Probablemente ecuentras a alguien que te entienda,
Alguien que sea justo como tu y necesite una mano para guiarse

Así que a lo mejor te veo por allá
Podemos olvidar todos nuestros problemas, todas nuestras responsabilidades e irnos
Downtown, las cosas serán grandiosas cuando lleguemos
Downtown, no esperes ni un minuto más,
En Downtown,todo te espera

jueves, 11 de febrero de 2010

CHARLY

*La música me ha acompañado desde que nací...
Hay en casa de mis padres unas cuantas casettes que recogen mis primeras palabras, y sobre todo mis primeras canciones.

En ellas se define lo que llegaría a ser en mi vida adulta.
Una mujer insomne y cantarina.

A media lengua, cantaba hasta que el sueño venía a buscarme. Las canciones que escuchaba en la radio, las que me aprendía mi madre, las que mi abuela interpretaba mientras limpiaba el polvo o planchaba.
Son canciones en blanco y negro. Mis canciones en blanco y negro.




Cuando tenía tres años esta era la canción que más me gustaba, la que cantaba a todas horas. La que me hacía llorar. Supongo que esta maldita sensibilidad que a veces es superior a mí misma, nació conmigo y solo tuvo que crecer al compás del paso de los años y acomodarse dentro de mí como una dama vieja que no quiere abandonar el calor de la lumbre en invierno...

Habla de un pájaro herido. Una paloma que se llama Charly.
Después de tantos, tantos años, conocí a Charly. Me pregunto si fue el destino, si las lágrimas resbalaban por mis mejillas de niña preparando el camino de las que derramaría treinta y cinco años después por esa paloma que anidó sin remedio en mi vida.

Yo tengo un pájaro herido. Lo quise cuidar y mimar, quise restañar sus heridas.
Quise que supiese que había tenido suerte de cruzarse en mi camino.
Quise salvarlo de su destino y que dejase de llorar de hambre y soledad.

Lo encontré un día cualquiera de primavera. Yo aún no lo sabía, pero ya por aquel entonces estaba tembloroso y perdido. Casi sin vida.
Sin aliento ni fuerza en sus alas.

Quise darle un mundo nuevo y bañarlo de esperanza.
Quise que pudiese sentir el calor de mis dedos y que escuchase los latidos de mi corazón para que el suyo volviese a revivir.

Se curó a mi lado, si, quiero creer que sí.
Pero la vida quiso que sus alas tuviesen que elevarse, que tuviese que marcharse del mundo nuevo que pretendí construir para mí y para él.

La vida, más bien la muerte, me lo han arrebatado. No se si para siempre, no puedo pensar en que será para siempre, no quiero creer que será para siempre.

Ahora mi pájaro vuela solo en un cielo que no es el mío. Porque yo vivo prisionera en mi jaula y mi cárcel. Porque mis alas se plegaron antes de aprender a volar. Porque tengo miedo a volar y hacer pedazos a quienes se quedarían en tierra. Tengo miedo y sin embargo es lo que más desearía poder hacer. Volar.


Se ha marchado, y sin él me siento perdida. Me siento distinta y no puedo reconocerme en la imagen que el espejo me devuelve cada mañana.
Las palmas de mis manos necesitan de su calor. Mis labios nacieron para besar sus ojos y cobijarlo en los días más fríos. Y mis pies languidecen de frío en la oscuridad de las noches eternas sin su risa y su presencia.

Cada día escruto el horizonte buscando su silueta recortarse entre las nubes.

Y espero que vuelva, siempre espero que vuelva.

Oh, Charly...

SANTABARBARA/ CHARLY