
Miro a mi alrededor. Tengo un abuelo enfermo que sufre por la muerte de su hijo. Una tía viuda casi de mi edad que cuida sola a un hijo que no llegó a conocer a su padre. Mi corazón navega a la deriva...
El telediario habla de crisis, de guerras, de hambre, de mujeres muertas a manos de quien se supone las quiere o las quiso alguna vez. Mil injusticias, mil penurias, mil calamidades azotan este mundo que me ha tocado vivir.
Y a pesar de todo quiero creer que es posible. Quiero creer en las pequeñas cosas, quiero creer que puede ser verdad...
Mi canción favorita. No recuerdo en qué momento la adopté como la número uno de mi ranking. Es la que quiero que suene el día que me vaya para siempre y los que me quieren o me quisieron alguna vez se reúnan para despedirme...
Habla de cosas cotidianas. De cielos azules, de nubes blancas, de bebés que crecerán algún día. Habla del encanto de instantes que no apreciamos. Las rosas florecen en los parques, pero no nos detenemos a contemplarlas. La noche sagrada y oscura nos bendice con su magia y nosotros deseamos que llegue el día. En la mañana sale el arcoiris y sin embargo queremos que llegue la noche, esa misma que detestamos apenas unas horas antes...
Todo se tambalea. Mi mundo interior y el mundo exterior que me ha tocado en suerte. Tengo miedo al presente y sobre todo tengo miedo al futuro. Sin embargo quiero pensar, quiero creer, necesito creer que a pesar de todo, el mundo es un lugar maravilloso.
WHAT A WONDERFUL WORLD/ ROD STEWART