domingo, 4 de enero de 2009

LA DAMA DE SHALOTT



Cuenta la historia que Elena, la dama de Shalott, fue encerrada en una torre donde tejía noche y día. Un susurro le anunció que le aguardaba una horrible maldición si miraba en dirección a Camelot: aunque desconocía en qué consistía la maldición, seguía tejiendo sin parar. Nadie la conocía, ya que vivía encerrada; algunos campesinos creían oírla cantar por las mañanas, al amanecer, y se referían a ella como a un hada.

Su contacto con el mundo era a través de un espejo, que reflejaba la ventana, que le mostraba Camelot. En las telas que tejía se reflejaba lo que ella veía a través de ese espejo, como las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda Un día, a través del espejo, Elena vio a Lancelot y se enamoró de él. Dejó de coser y, sin poder evitarlo, miró hacia Camelot. En ese momento, el espejo se quebró, las telas salieron volando por la ventana y la maldición cayó sobre ella: bajó de la torre y cogió una barca.

Y en la oscura extensión río abajo
-como un audaz vidente en trance,contemplando su infortunio-con turbado semblante miró hacia Camelot.Y al final del día la amarra soltó, dejándose llevar;la corriente lejos arrastró a la Dama de Shalott..

Yaciendo, vestida con níveas telas ondeando sueltas a los lados-cayendo sobre ella las ligeras hojas-a través de los susurros nocturnos navegó, río abajo hacia Camelot:Y yendo su proa a la deriva entre campos y colinas de sauces,oyeron cantar su última canción,a la Dama de Shalott...

Escucharon una tuna, lastimera, implorante,tanto en voz alta voz como en voz baja,hasta que su sangre se fue helando lentamente,y sus ojos se oscurecieron por completo,vueltos hacia las torres de Camelot;Y es que antes de que fuera llevada por la corriente hacia la primera casa junto a la orilla,murió cantando su canción,la Dama de Shalott.



Yo también me llamo Elena. Yo también vivo en una torre y tejía mi vida con hilos de colores. No sé si alguien piensa que soy un hada. Yo también he visto a Lancelot a través de un espejo. Y también me he enamorado de él. Y sin poder ni querer siquiera evitarlo he mirado hacia Camelot...

LORENA MCKENITT/ THE LADY OF SHALOTT


2 comentarios:

  1. Al fin lo he encontrado.... muy buen relato y excelente video-composición.... con la música... esa de la que yo también he escuchado hasta la saciedad. Mis mas sinceras felicitaciones Lady. Besin

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  2. Moverme a la deriva es mi especialidad. Siempre lentamente, remando muy despacio, sin pausa y sin cansancio, y con la sensación de ir hiriendo al mar cada vez que las palas penetran en el agua para avanzar unos metros más. Y además con el ancla echada. Navegar con una rémora así es increíblemente fatigoso, sobre todo para la mente. Mi cabeza está agotada de no poder descansar nunca. En realidad nunca he avanzado, me he dedicado a navegar en círculos, cada vez más estrechos, con la sensación de ir cayendo hacia el centro de un torbellino que me engulle sin demora como un destino fatal.

    Hace algunos años salí a flotar en mi minúscula embarcación, alejándome de la que hasta mi adolescencia había sido mi musa. Me equivoqué en todo pero ahí está. Hecho. Empecé a navegar acompañado de un equipaje pesado e imprescindible, deteniendo mi pequeña barca en puertos increíbles e imposibles de acceder. Algunos, se quedaron hechizados con el encanto que yo también tengo. Y yo, fascinado con los tesoros que en ellos hallé. Pero nunca me deshice del equipaje para hacer sitio al alma que pretendía completarse con la mía navegando juntos hacia seguro, ningún sitio conocido.

    Hace poco, mientras descansaba efímeramente en tierra firme, una estrella fugaz cruzó por mi bóveda celeste. Cayó de lleno en mis labios. Besé sus párpados en una ocasión. Atravesé su mirada en otra. Y crucé los senderos de su mente cabalgando sobre los significados en forma de frases que extraía de mi corazón. Aún no sé qué ocurrió pero supongo que ese meteoro necesitaba un cielo enorme y limpio en el que retozar y en pocos días desapareció igual que surgió. De la nada volvió a la nada.

    Nunca he sido creyente. Y creo que tampoco he esperado nada durante toda mi vida. Todo se me ha dado o se ha hecho porque tenía que hacerse así. Las cosas han sido porque eran. Y en el fondo no me ha ido mal.Pero si me hubiesen permitido un deseo, hubiera pedido que mi princesa hubiese sentido lo mismo que yo. Sólo eso. Nada más y nada menos.
    Ahora soy fan de la esperanza.

    Beso de caballero abatido.

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