Hace unos días que se instaló en la plazuela que puedo ver desde la ventana de mi despacho.
Con su vestido de novia abandonada y un absurdo sombrero rojo que se rebela y golpea con fuerza mis ojos que contemplan absortos la blancura imposible de su traje de poliester barato.
En su mano, una rosa de plástico tan falsa como las palabras de amor que se pronuncian con los dedos cruzados. Y a sus pies, una cajita de madera y una estampa de un santo que no puedo reconocer.
De pie horas y horas sobre un pedestal destartalado, desafía impertérrita al frío y el viento que ha azotado la ciudad estos días. A veces aparto las cortinas y durante un rato, la observo desde mi ventana...
De vez en cuando, un paseante despistado arroja una moneda en el pequeño cajón de madera y ella se inclina suavemente y sonríe, para volver de inmediato a su posición firme y decidida. De vez en cuando, un niño se acerca tímidamente y deposita su dulce limosna a los pies de esa estatua de piel, que de nuevo hace un ligero y elegante movimiento y le ofrece un guiño travieso al pequeño sorprendido y tal vez un poco asustado.
Hoy por primera vez me acerqué a ella, y dejé en su cajón el importe de la cajetilla de tabaco que había bajado a comprarme. No me atreví a mirarla, sentí verguenza de mis zapatos caros y mi gabardina Carolina Herrera recién estrenada.
Pero cuando me susurró con su acento porteño, un gracias tan leve como la falda de su traje, levanté los ojos y por un momento pude verme en los suyos. Cuando se inclinó hacia mí y me ofreció su flor de plástico, comprendí.
Y supe de repente como en un estallido, que durante un tiempo, tal vez demasiado, yo también he sido una estatua de piel. Que yo también me he mantenido firme en mi puesto a pesar del viento del Norte. Que yo también he intentando sostenerme sobre un solo pie, como una bailarina lisiada, sobre mi frágil pedestal de sueños y deseos imposibles.
Sonriendo a cambio de unas pocas monedas de ternura, esperando impaciente palabras y gestos, temblando de frío e incertidumbre, anhelando que mi cajita se llenase de todo ello para poder sobrevivir.
Volví sobre mis pasos con los ojos anegados por esas lágrimas que detesto, con el conocido nudo en la garganta que se me atraviesa justo cuando no quiero llorar.
Agobiada por la certeza de que soy como ella. Una estatua humana.
Aunque nuestros disfraces sean tan distintos...
SPARKLEHORSE/ IT´S A WONDERFUL LIFE
HERMOSAS TUS PALABRAS, ELENA. CONSIGUES DECIR MUCHO EN UNAS POCAS LINEAS. Y MAGISTRAL COMO ES HABITUAL EN TI LA ELECCION DE LA MUSICA QUE ACOMPAÑA AL TEXTO.
ResponderEliminarGRACIAS A TI ESTOY DESCUBRIENDO CANCIONES QUE NO CONOCIA Y ESTA ME HA GUSTADO EN ESPECIAL.
UN CALIDO ABRAZO.
Veo que has hecho cambios en tu blog¿¡¡¡¡¡
ResponderEliminarLo ha dejado muy bonito.
Ese circulillo que has puesto arriba del todo dice una gran verdad. Y yo te la repito al oido:Elena:eres lo que escribes, eres como escribes.
Me ha gustado mucho tu historia de la mujer-estatua,hace tiempo escribí una muy parecida sobre una mujer de sal.
Algun dia me gustaria poder hacertela llegar.
Me alegro muchisimo de poder volver a leerte.
Besos desde Córdoba.
Ahí radica pues tu grandeza.
ResponderEliminarReconoces que eres como una estatua firme, sólida y sin fisuras. Pero recubierta de piel, una estatua con un corazón sensible.
Una estatua humana. No se me ocurre nada mejor que puedas ser querida Elena.
Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
ResponderEliminary el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las flechas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: «estoy muerta de sueño».
NOCTURNO DE LA ESTATUA. XAVIER VILLAURRUTIA
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Me fascinan las estatuas humanas.Soy capaz de tirarme horas mirandolas tanto si permanecen estáticas como si se mueven si alguien les hecha una moneda.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Cuanto arte esparcido en el asfalto ,deseoso de una mirada que comprenda la magia del movimiento .
ResponderEliminarIntensas y emotivas reflejadas palabras ,donde solo tenemos que pararnos para ver la realidad.
Felicidades .
Un fuerte beso .
Descubri el blog casualmente buscando imagenes.
ResponderEliminarFelicidades desde Perú.
Un blog hermoso al que regresare.
Alma
Hola Mario. Muchísimas gracias por tus palabras. Me gusta que te guste la canción.
ResponderEliminarOtro cálido abrazo para tí.
Gracias Desde Córdoba...
ResponderEliminarPues sí, he hecho algunos cambios, más bien lo he redecorado un poquito, pero nada importante...
Un beso enorme y gracias por pasarte por aquí.
Ah, y estaré encantada de leer ese relato de la mujer de sal que comentas.
Gracias Navegante. Siempre consigues sacarme los colores. Supongo que tienes razón.
ResponderEliminarNo está del todo mal ser una estatua pero tener piel y corazón. Para lo bueno y lo malo.
Saludos.
Hola Santi. No se como te las arreglas para encontrar siempre un poema que hable acerca de lo que he escrito.
ResponderEliminarEste me ha gustado especialmente. Gracias por tomarte la molestia y por estar siempre por aquí.
Un beso.
David, a mi tambien me gustan muchísimo. Y me gusta mirarlas y contemplar los sutiles cambios en su postura cuando reciben unas monedas...
ResponderEliminarUn besazo y gracias por pasarte por aquí.
Gracias Loli. Es un gusto verte aquí. Me alegro de que te haya llegado lo que escribí. En realidad de eso se trata, no? De provocar y compartir emociones...
ResponderEliminarOtro fuerte beso para tí.
Pues muchas gracias Alma. Por haberme encontrado y haberte parado un ratito a leerme.
ResponderEliminarVuelve cuando quieras, si?
Saludos.
Hola Elenita ¿Ya volviste de los madriles?
ResponderEliminarPues ya te vere hoy,ponte guapa pa la cenorra ¿eh? Hoy hay karaoke por mi madre y si no quieren los demas vamos tú y yo y cantamos a lo Sergio y Estibaliz,jejejje.
Muchos besos.Ah y muy potito lo que escribiste.
FEr
Se de quien hablas... yo vivo al lado... mejor no se puede relatar... Besin
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