Correremos por las calles,
gritaremos tú y yo,
que el amor es un misterio,
y que importa solo a dos...
Llegó a casa cansada y con el pelo revuelto por el dichoso Nordeste, empeñado en acariciar bruscamente su melena recién alisada.
Subió a su habitación y comenzó a quitarse la ropa.
Primero la chaqueta gris del dolor y desencanto. Lentamente, fue desabrochando uno a uno los botones de nácar y tristeza de la camisa y no pudo evitar estremecerse cuando la falda de pura decepción virgen se deslizó por sus muslos y se instaló perezosa sobre la alfombra.
Tumbada sobre la cama, lanzó al aire los zapatos de tacón en los que se encaramaba cada día para mirar el mundo desde arriba y no dejarse caer en la rutina de la desesperanza.
Con cuidado depositó sobre la silla el sujetador que además de los pechos le abrazaba el alma y la sonrisa. Y por último, las braguitas de algodón blanco que besaban sus caderas y el rincón absoluto de la vida y el placer.
Así, desnuda y sin el disfraz de distancia e indiferencia que había cosido pacientemente noche tras noche, se metió en la ducha.
Dejó correr el agua muy caliente. Sí, ya sabía que no era bueno para la piel, ni para la circulación, ni para mantener firmes sus glúteos que se resistían (todavía) a sucumbir a la fuerza de la gravedad. Pero no podía resistir el agua fría. Odiaba el frío. A pesar de haber vivido en un iglú durante algunos meses...
Fue repasando en silencio las palabras, las pausas, todo lo que quería contarle, todo lo que necesitaba decirle, todo lo que debería haberle dicho si el silencio no hubiese anidado en sus labios y en su alma.
No podía. No era aquello lo que quería. Luchó contra sí misma, se rebeló, no, no, no... pero era imposible. NO. No eran esas las palabras, no, no. NO.
Entonces supo el motivo. Supo por qué no era capaz de hacer volar la cometa de sus manos, por qué no era capaz de seguir el remolino de su pelo ni el ritmo de su danza
Fue repasando en silencio las palabras, las pausas, todo lo que quería contarle, todo lo que necesitaba decirle, todo lo que debería haberle dicho si el silencio no hubiese anidado en sus labios y en su alma.
No podía. No era aquello lo que quería. Luchó contra sí misma, se rebeló, no, no, no... pero era imposible. NO. No eran esas las palabras, no, no. NO.
Entonces supo el motivo. Supo por qué no era capaz de hacer volar la cometa de sus manos, por qué no era capaz de seguir el remolino de su pelo ni el ritmo de su danza
Y decidió exfoliarse el corazón...
Raspó con un guante de crin los recovecos, las aristas, los recónditos rincones de ese órgano maltrecho que latía como loco, desbocado y febril. Frotó y frotó, hasta que el dolor fue insoportable.
Sus lágrimas se mezclaron con las gotas que la ducha le escupía en la cara y la bañera se fue llenando de las pequeñas partículas de orgullo que caían desde su pecho y se estrellaban contra el suelo.
Se sintió ligera y libre. Al fin...
El pelo mojado lamía su espalda desnuda cuando empezó a escribirle una carta a la luz de la luna llena.
Y el amanecer la sorprendió dormida sobre un folio blanco, en el que solo había escrito dos palabras...
Te
quiero
LUZ CASAL/ BESARE EL SUELO
Sin palabras me has dejado Lady... realmente precioso.... Besin
ResponderEliminarGracias Luis!!! Ahora voy a tu blog, que últimamente me quedo dormida por los rincones y tengo mi vida blogueril totalmente abandonada. Pero hoy me tomé un café a las nueve y pico y estoy cual lechuza. Jo.
ResponderEliminarBesín pa tí :)
Que tremendo, Elena. Es que me tocas la fibra cada vez que leo lo que escribes. Qué de disfraces nos ponemos cada día y qué bonito que lo has contado.
ResponderEliminarComo siempre, es increíble.
Una y otra vez me dejas muda con tus letras.
ResponderEliminarHermoso relamente hermoso.
Mis besos, niña dormilona
Sí, la mayoría de las veces la voluntad no prevalece sobre los sentimientos, y... menos mal!
ResponderEliminarBello blog. Gracias por pasar y un saludo.
ah el puto orgullo que nos paraliza la lengua ..acojonante el párrafo en el que la chica se exfolia el corazón.
ResponderEliminarbravo por el final.me ha gustado mucho todo el relato en géneral y el final en particular
Hola querida Elena , los bellos de punta ....,los sentimientos a flor de piel .Felicidades y gracias por hacernos vibrar de tantas sensaciones.
ResponderEliminarUn besazo y feliz semana.
A mí - como a todos - me dejas sin palabras que decirte. No se puede añadir nada más a tanta belleza.
ResponderEliminarEstupendo ejercicio de sinceridad, Elena. El orgullo nos impide ser y vivir. Así que en ocasiones es tremendamente necesario exfoliar el corazón y dejar que todas esas capas de orgullo se vayan por el desagüe.
Besísimos. Que tengas una buena semana final (antes de las vacaciones,puntualizo)
Precioso,niña.
ResponderEliminarY tan cierto. El orgullo nos puede axfisiar aunque ¿sabes? tambien puede ser bueno mantener nuestra dignidad cuando nos atropellan.Un poco de orgullo propio a veces no nos vendria mal.
Besos,linda. Me voy de vacaciones en unos dias así que estaré fuera de tu rinconcito. Pero volveré.¡¡De mí no te libras!!
Cinematográfico. Una escena digna del mejor cine. Además me encanta como mezclas las palabras en el texto sin perder el ritmo de la acción. Me parece un ejercicio literario sobresaliente. Todo, todo es infinitamente bueno pero cuando he llegado a este parrafo:
ResponderEliminar"Con cuidado depositó sobre la silla el sujetador que además de los pechos le abrazaba el alma y la sonrisa. Y por último, las braguitas de algodón blanco que besaban sus caderas y el rincón absoluto de la vida y el placer." he escuchado hasta el cinematógrafo, es visual.
Joder, Elena, hacía tanto que no leía algo de verdadero valor, algo que me llegara, que me sorprendiera, que me ilusionara, que me enseñara algo nuevo... que hasta me ha emocionado, que hasta me da igual lo que cuentas, es el vehículo narrativo el que me hace vibrar, es la escena magistral y el dominio de la palabra solapándose en las imagenes, se ven hasta los sentimientos de la protagonista, en las telas, en los objetos, en las cosas... hay oficio, hay control sobre el texto narrativo, construido con un propósito y sin dejar nada al azar.
Desde un punto de vista desesperado, impregando en un lenguaje sensitivo y sensual has proyectado al torbellino del sentimiento, el sufrimiento, la desesperación y luego todo se detiene, se detiene y acaba recalando en la calma.
Creo que después de leer esto ya puedo cerrar el blog y marcharme tranquilo.
Con la boca abierta estoy.
Mil besos
Pd: Este sabado iba a ir a Gijón con mi niño a pasar una semana con mi Madre, pero me ha llamado que ella se va a Santander, así que iré a la tierruca y hasta navidad posiblemente no pise Gijón. Pero esta navidad nos tenemos que tomar una sidra, después de esto ya, hasta voy preguntando por ti por los bares, jaja.
Simplemente genial
ResponderEliminarJin Mei
Qué difícil resulta, a veces, despojarnos de todo el artificio que nos envuelve, del camuflaje que oculta nuestro verdadero ser, de la costra que cubre nuestro sufrido corazón. Al final, si lo conseguimos, no surgen circunloquios, ni rodeos, ni palabrería. Sólo aparece lo simple, lo sencillo, pero a la vez, lo más complicado. Dos palabras: te quiero.
ResponderEliminarTe voy a confesar una cosa:
Hoy mismo he pronunciado esas palabras. Al hacerlo, me he dado cuenta de que hacía mucho tiempo que no salían de mi boca.
Después, vengo y me encuentro con esta maravilla que has escrito.
¡Crack, pedazo de crack!
Mil besazos, queridísima Elena.
El amor y sus tantas contradicciones ...
ResponderEliminarEl corazón tiene más puertas que una casa de putas...
Un saludo elena.
pd.- Coincido con la apreciación anteriormente hecha. Una imagen bonita la del corazón exfoliado, en el que el prefijo "ex" se impone rotundo.
Pero qué pedazo de mujer eres Elena.
ResponderEliminarExcitante, estimulante, sensual, sentimental. Perfectamente bien descrito y escrito.
¿ Me permites que te mande un beso de tornillo?
Dios...
finalmente quedarón
ResponderEliminarlas dos palabras
suficientes
que todo lo abarcan
saludos Elena
Hola Kyra... pues sí, nos empeñamos en disfrazarnos, una y otra vez...
ResponderEliminarUn fuerte beso.
Oye Cuaren, eso de quedarte muda ni de coña. Que tienes muchas cosas que contar, eh?
ResponderEliminarBesazos de esta dormilona, sip. Toy mayor. Ay! ;)
Gracias a tí Miguel, por venir y por quedarte.
ResponderEliminarBeso.
Hola anónim@. El orgullo nos paraliza sí.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
Saludos y gracias por dejar aquí tus impresiones...
Querida Loli... Ya sabes cuanto me alegro de reencontrarte en mi rinconín y también en el tuyo, lleno de luz y color y sobre todo de buenas vibraciones.
ResponderEliminarUn beso enorme y un fuerte abrazo.
Jaja, DAVID. Buena semana final, dices. Ay mamina, creo que no llego al viernes...
ResponderEliminarPero bueno. Por lo menos lo intentaré.
Gracias, eres un sol. Me alegro de que te haya gustado.
Besinos.
Carmen, que tengas unas felices vacaciones. Aquí te espero, claro que sí...
ResponderEliminarEn cuanto al orgullo pues vas a tener razón. A veces lo confundimos con amor propio, con dignidad, yo que sé. Es todo tan, tan difícil...
Un beso muy grande y hasta la vuelta. Pásatelo de pelos !!!
Jopetas Antonio. Y ahora yo que digo?
ResponderEliminarPues no se, lo cierto es que no le di muchas vueltas, ya sabes que yo escribo con orejeras, como los burros, sin mirar a los lados y con el corazón ahí puesto encima del teclado.
Me has puesto colorá, que lo sepas :) Pero ya sabes también que me alegra infinito que te guste, que te haya transmitido cosas y sensaciones...
Este finde estuve en tu tierruca, en Abiada, Naveda, Argüeso, en el parque Saja- Besaya. Qué preciosidad, qué maravilla de paisaje y de todo...
Eso de la sidra está hecho, aunque a mí no me gusta, debo ser la única asturiana a la que no le gusta la sidra, en realidad es una consecuencia, en fin, una historia muy larga, jaja :)
Pero vamos, si no es sidra será otra cosa, que ya sabes que aquí somos grandonos como nosotros solos.
Mil besos, felices vacaciones, pásatelo genial y descansa mucho, mucho. Prometido?
Nos vemos en un nada, amigo.
Gracias Jin Mei.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi querido Perikiyo... así es. Cuando somos capaces de despojarnos del artificio y lo artificioso queda lo simple, lo sencillo, las palabras que a veces, sin embargo, a pesar de ser poquitas, cuesta tanto pronunciar.
ResponderEliminarA mí me gusta decir "te quiero", me gusta demostrarlo que eso es lo primordial, los tequieros vacíos no valen nada.
Pero a veces es bonito decirlo y que te lo digan. Nunca, nunca debe darse nada por supuesto...así que ya sabes, no tardes tanto, si?
Un beso muy grande, amigo.
Hola Chus...
ResponderEliminarMe quedo con la frase. El amor tiene más puertas que una casa de putas. Jo, es demoledora y gráfica. Me la pido;)
En cuanto a exfoliar el corazón, te aseguro que es muy, muy doloroso. Sobre todo cuando el EX se queda ahí flotando entre tanto batiburrillo de células muertas.
Abrazo.
Oye Navegante... que yo no soy pedazo, te aseguro que estoy entera, por lo menos de momento, que no se me ha roto nada. Lo sepas.
ResponderEliminarYa no se por donde tomarte, pero bueno. Supongo que se la ví...
Si AZ. A veces sobra todo lo demás :)
ResponderEliminarSaludos a tí también.
Cuando he leído el título me ha salido una sonrisa del alma.
ResponderEliminar"Cosas que nunca te dije" de Isabel Coixet, es una de mis películas preferidas. Lo dice todo, y mucho, en las cosas que no se cuentan.
Elena, sencillamente has estado espléndida y conmovedora.
Beso de extenuado.
Fantástico, espléndido.
ResponderEliminarSe me ha erizado la piel al leerte. Menudo ejercicio de redacción, estilo y sentimiento que has hecho Elena.
Creo que va a ser cierto ese dicho de que "eres lo que escribes" y todas las letras que nos regalan dejan aquí el olor de tu maravillosa esencia.
Besos desde Córdoba y felices vacaciones..
vaya miedo a querer? o miedo a sentir?
ResponderEliminarMuy bueno
Que bonito tu con Sabina y yo con varicela. Ay que jodese.
ResponderEliminarMuy guapo lo que escribiste niñina. Ya sabes que yo soy un insensible y hasta me emocione y to. Esto ye pa enmarcalo.Besos del tito "el ronchas". Ay que malin tuve.
Querido Tonetxo. También esa en concreto es una de mis películas favoritas, de Coixet desde luego la que más aunque no ha tenido tanto relumbrón como otras que no me han gustado ni la mitad...
ResponderEliminarSi la has visto y te ha gustado, sabes entonces el por qué del título de la entrada, verdad? Yo se que tú me entiendes :)
Gracias por estar y por tus cariñosas (siempre) palabras.
Un beso anti-desolación. Cuídate mucho, si?
Gracias Cordobes de mis entretelas... que me sacas los colores y yo no suelo ponerme colorada, mira que no tengo verguenza, jaja.
ResponderEliminarMuchísimos besos para tí. Intentaré que sean felices, claro que sí.
Besinos.
Hola Arte...
ResponderEliminarPues supongo que es miedo a las dos cosas. El miedo, ay. Una combinación explosiva esa del miedo y el orgullo herido, sobre todo cuando hablamos de las cosas del querer.
Gracias por pasarte.
Y beso.
Ayyyyyyyyy, el mi ronchines. Que sepas que me acordé de tí. Fue el mejor concierto de mi vida, bueno, igual exagero, pero el mejor en mucho, mucho tiempo.
ResponderEliminarQué pena que no pudieses ir grandullón miu. Pero bueno, lo que importa es que ya estés mejor, que bien te ví al borde de "la muete".
Ea, ea, que ya pasó...
Mil besos chiquitejo. Y gratitús por eso de que te emocionaste. Pa mí que fue la fiebre, jaja, que un ferrote como tú, dudo mucho que se haya conmovido, que lo sepas... es bromaaaaa.
Muakis. Ponte güeno, sí? Vale.