Siempre quiso que la llamasen Sol. No le gustaba Soledad, su verdadero nombre. Ni MariSol ni siquiera Sole. Tuvo que elegir entre el frío y la luz y escogió el calor. No podía ser de otro modo en su caso.
Apareció en mi vida por casualidad, esperando las dos para entrar a un examen oral.
Pésima estudiante, se las sabía todas y no dejó de darme consejos insistiendo una y otra vez en las preguntas que fijo me harían porque caían siempre. Y yo no dejaba de pensar por qué al parecer aquella era su cuarta convocatoria, si tanto sabía al respecto.
Archiconocida entre el alumnado y los profesores. Y famosa en la cafetería, ese lugar mágico donde pasaba muchas más horas que en las aulas, no dejó sin embargo de intentarlo. No dejó más bien de hacer lo justo y necesario para ir aprobando alguna asignatura por año.
Así que a pesar de haber empezado seis años después que ella o ella seis años antes que yo, terminamos la carrera el mismo día. Y lo celebramos por todo lo alto. Jamás olvidaré aquel día frío de diciembre...
Podría ponerme sentimental. Podría hablar de los mil recuerdos que tengo de su persona.
De su profesionalidad, de su intachable proceder. De su amabilidad. Del modo en que Sol llegó a encarnar al típico estudiante nefasto que sin embargo llega a ser por méritos propios el mejor en su trabajo...
De su eterna sonrisa, su figura menuda e inquieta deambulando por los pasillos interminables de los Juzgados.
Podría recordar tantas cosas que vivimos juntas. Agobios, plazos, fechas, guardias compartidas. Días de gracia, días sin gracia en que todo salía mal. Juicios nefastos, ella sentada a mi lado poniendo caras raras y escribiéndome mil bromas acerca del juez o el testigo de turno. Juicios estupendos, qué bien has estado, qué labia tienes, tía. Este lo ganamos fijo...
Tantas y tantas cosas.
Pero me quedo con nuestras clases de baile. Con su falta total y absoluta de sentido del ritmo. Con mi desesperación porque no se molestaba lo más mínimo en intentarlo siquiera. Con los pasodobles que nos salían fatal pero solucionábamos a base de tonterías y pases y poses toreras.
Mi compañera de baile se ha marchado. De repente y sin avisar. Con la misma discrección de la que hizo gala toda su vida. Sin protestar.
Aún en sus peores momentos, en aquellos en que se vió abatida por el abandono y la tristeza, no llegó a quejarse jamás. Solo el brillo de su mirada la delataba.
Me queda su tarjeta, que aún tiene fresco el olor a tinta y esperanza. El papel de la carta que nos vino a traer llena de ilusión. Quería volver a empezar. Regresar al lugar del que nunca debió marcharse.
"Agradeciendo de antemano su confianza..."
Pero no. No confiaron en ella. Ya no.
La que algún día fue la mejor, la más eficiente, la que nunca fallaba, no consiguió que le tendiesen una mano.
Los mismos que alguna vez se pelearon por contar con ella, porque fuese ella la que se encargase, le dieron la espalda.
Compañeros, colegas, ilustres...
Y esos mismos que le dieron la espalda, los que le negaron la confianza que ella les agradeció dea ntemano, lloraban hoy penas ajenas ante el ferétro de Sol. Y se ofrecían para lo que hiciese falta...
Los mismos que no le dieron ni una sola oportunidad en vida, esos que la tacharon del mapa porque un buen día decidió bajarse del tren para cuidar a su hijo.
He tenido que abandonar la sala un par de veces. Por no estallar, por no decir, por no gritarles. Por no llamarles hipócritas, sepulcros blanqueados. Mis distinguidos compañeros, mis ilustres, mis respetables compañeros... Con la venia, son ustedes un puñado de serpientes.
Pero no voy a estar triste. No voy a llorar.
Mi compi, la llamaba. Porque así fue. Mi compi en la Universidad, mi compi en el trabajo. Mi compi en aquellas clases que dejamos por imposible. Mi compi en la vida en tantas y tantas ocasiones.
Podría poner música triste para acompañar este texto sin orden ni concierto, este que escribo abrazada al insomnio y la rabia. Pero no lo haré. No... Hoy quiero bailar. Cerrar los ojos y sentir la música dentro de mí.
A Sol le encantaba esta canción. A mí tambien ¿ Somos humanos o somos marionetas?
Seguro que ella no sabría bailarla, que no podría bailarla. Seguro que como siempre se reiría de mis quejas y desdeñaría mis burlas enseñando sus dientes pequeños y blanquísimos. Seguro que diría su archifamoso: "es que soy arrítmica, fia, lo reconozco pero si no sería perfecta"...
Yo bailaré por ella. Después de todo, nunca sabré si realmente somos humanos o simples marionetas a las que el destino y la vida arrancan de su escenario cuando menos se lo esperan y sobre todo cuando más se les necesita.
THE KILLERS/ HUMAN
Yo lo di todo por darme cuenta
Cuando la llamada se corto
arriba en la plataforma de rendición
Fui persuadido pero yo fui bueno
Y a veces me pongo nervioso
Cuando veo una puerta abierta
Cierra tus ojos, despeja tu corazón
Corta el cordón
Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital, mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos más densos?
Presento mis respetos a la gracia y la virtud
Envío mis condolencias al bien
Escucha mis saludos al alma y al romance
Ellos siempre hicieron lo mejor que pudieron
Y tanto tiempo de devoción
Me enseñó todo lo que se
Di adiós, deséame el bien
Tienes que dejarme ir
Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital, mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos marionetas?
Deseo que tu método sea bueno
Cuando tu sueñas con el hogar esta noche
No hay mensaje que recibamos
Déjame saber, esta tu corazón todavía latiendo?
Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital. mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Tienes que dejarme saber
Somos humanos o marionetas?
Mi señal es vital. mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos marionetas?
Somos humanos o somos marionetas?
Somos humanos o somos marionetas?