viernes, 31 de diciembre de 2010

NOCHE VIEJA


Cuando era una niña escribíamos la Nochevieja sobre el mármol blanco de la mesa de la cocina de la casa de mis abuelos. Cenando a turnos. Primero los niños. Luego los mayores.
Y mientras los adultos celebraban y hablaban de sus cosas, de aquellas cosas que a mí me sonaban tan lejanas e incomprensibles, nosotros rebuscábamos en los armarios y nos disfrazábamos con las sabanas viejas y los vestidos y las corbatas del viejo arcón de madera.

En la tele, las galas interminables, todas de oro y purpurina barata. El Thriller de Michael Jackson, la teta de Sabrina, las uvas comidas a destiempo por culpa de una presentadora despistada. Los especiales de Martes y Trece, las partidas interminables a la escoba en las que era ley sagrada colocarse el siete de oros en la frente cuando se hacía la jugada que te permitía quedarte con él entre el alborozo propio y la envidia del resto de jugadores. Como si del más preciado de los tesoros se tratase.

Llegó el tiempo de la vida por delante. Comer las uvas, o mejor dicho los Lacasitos, no me gustan las uvas, a toda prisa, con el vestido nuevo y la melena de peluquería para salir a quemar la noche. Regresar a casa, a veces bien entrada la mañana, la nieve en el pelo y el cansancio y la resaca en el alma. Despertar con la risa de mi madre mientras veía una de aquellas obras de Lina Morgan, un colacao bien caliente y vuelta a la cama que no estaba el cuerpo para bromas...

Después vino la calma.

Curiosamente son las que menos recuerdo, quizá porque creía tenerlo todo y no era consciente del delicado equilibrio que gobernaba mi vida.

Llevo todo el día intentando recordar algún detalle especial de la última.

Me desespero porque la niebla se apodera de la memoria, tal vez porque tengo mucho sueño. Quizá es que solo echamos de menos las cosas que hemos perdido definitivamente, quizá es que somos tan puñeteros que no sabemos apreciar los pequeños instantes de felicidad hasta que se escapan por la chimenea, volando como pájaros heridos, para no regresar.

Quizá simplemente que nos empeñamos en añorar lo que nunca hemos tenido, en anhelar una y otra vez la hermosura de lo que no se ha vivido jamás

Y así, enredados en sueños y ausencias, dejamos pasar las horas. Y apenas sin darnos cuenta, frente a un televisor encendido, con doce uvas (Lacasitos) en el plato, tomamos conciencia de cuan rápido pasó. Uno más.

Feliz Noche. Feliz Año. Que se cumplan todos vuestros sueños y sobre todo, que nunca perdáis la capacidad ni la intención de soñar.


MECANO/UN AÑO MÁS

sábado, 27 de noviembre de 2010

EL ARBOL DE LA SONRISA



* Lo prometido, es deuda...

Hace mucho, mucho tiempo, le regalé a alguien un árbol madre. Escribí aquel relato con el corazón entre las manos, el alma desbocada y un sentimiento indescriptible naciéndome en el pecho.

Fueron días extraños. El cielo se deshacía en pedazos y todo mi mundo se resquebrajaba y se volvía trozos de amor y anhelo. Fueron los días en que se rompió el espejo de mi torre encantada y ví unos ojos que me empujaron a coger mi barca y luchar contra la vieja maldición.

Tengo la sensación de que han pasado mil años desde entonces.

Con el paso inexorable de las horas, he surcado los siete mares de la vida y de la muerte y he remado hacia mi destino una y otra vez. Sumergiéndome en mi propio océano de sentimientos, evitando el naufragio y encallando sin remedio en las costas negras de la desesperación.

Arranqué una a una las escamas que revestían mi traje de sirena y las guardé en una caja de nieve, para que el frío las conserve brillantes y de plata, por si algún día decido bucear de nuevo y sentir la arena del fondo del mar lamiéndome el vientre.

Recuperé la voz y mis piernas y me quedé en la orilla, acechando entre lágrimas el horizonte. Envidié a las gaviotas que pueden volar, a las anémonas y las algas. A los peces de colores que habitan las aguas calientes del Sur. Deseé con todas mis fuerzas volverme pequeña, diminuta, para poder cabalgar a lomos de un caballito de mar hacia la otra punta de mis sueños.

Enredada en mi propia red, incapaz de escapar a mi propio destino, aullé a la luna la canción de la tristeza y solo pude oir el grito desgarrado de mi propio eco.

Caminé sobre los estanques de la nostalgia y surfeé tantas y tantas olas de alegría, deseo y ternura.

Un día cualquiera de noviembre, alguien me regaló un árbol de la sonrisa. Entonces, comprendí que como yo, hay más deseos cautivos, más historias de realidades que se estancan en el arrecife de los sueños imposibles. Que todos necesitamos regalar sombras que cobijen de la tormenta. Que todos necesitamos que nos regalen sombras que provoquen una sonrisa.

Descubrí que como yo, tú también tienes miedo. Y hablas de cuatro. Y yo soy cuatro. También.

Por un instante, siento que mi vida es paralela a otras vidas. Que hay tantos futuros iguales, tantos pasados idénticos, tantos presentes gemelos como granos de arena reposan en la playa de los deseos que nunca se cumplirán...

No se por qué, me siento mejor. No se por qué, te siento tan cerca que probablemente hasta podría oirte respirar.

Y mientras acaricio el cofre donde duermen los trozos de cola de la mujer-sirena que habita dentro de mí, creo ver brillar una estrella que duerme plácidamente sobre la rama de un árbol.

FIONA APPLE/ACROSS THE UNIVERSE

jueves, 18 de noviembre de 2010

PEQUEÑA TONTERÍA DE MEDIATARDE



El teléfono lleva sonando toda la mañana, y los avisos del outlookexpres me están trayendo de cabeza. Parecemos críos. Parecemos lo que fuimos hace unos cuantos años, cuando concertar la cita de los sábados era una tarea ardua y compleja y las llamadas en cadena no solían funcionar.

No hay nada que discutir en cuanto a la ciudad. Este año toca Oviedo. Hay que organizar los taxis, las casas convertidas en pequeños hoteles para acoger a los que no tienen pensado regresar hasta la mañana del sábado, el lugar donde nos encontraremos, la hora, el restaurante que acogerá tan magno evento. Y en esos menesteres llevamos días y días, que no todos tenemos cuenta en facebook y además las cosas nuestras han sido siempre así. Imposible cambiarlas después de tantos años.

Nos conocimos en la Facultad, primero de a poco, los que íbamos juntos en el Alsa y compartíamos bostezos y rutina en el autobús. Los pasillos, la cafetería, el patio del antiguo Caserón, las clases aburridas de Constitucional y las risas en Romano, hicieron el resto. Y en menos de tres meses fuimos los doce magníficos.

El tiempo transcurrió entre apuntes, agobios, exámenes, amenazas de abandono, amagos de abandono, desesperación y alegría. Y entre tanto, se fue tejiendo entre nosotros una maraña de afectos y compañía indispensable que el transcurso de los días no ha conseguido mermar ni un solo ápice.

Juntos celebramos cada fin de carrera como si fuese propio. Y después, cada cual eligió su propio camino...

Acabo de comprarme un vestido nuevo y unos zapatos. La ocasión lo merece y yo siempre seré una chica de provincias, después de todo. Hay que estrenar cuando una tiene una reunión importante. Y la de mañana para mí lo es.

Como siempre, hablaremos del pasado. Recordaremos, otra vez y van... las partidas de cartas en el Dólar, las excursiones al Corte Inglés con el motivo más nimio, los campeonatos de chistes al mediodía de cualquier bar del centro. Nos atropellaremos para hablar y poner encima de la mesa esos trocitos de vida que compartimos.

Como siempre, hablaremos del presente, de nuestras cosas, del trabajo, de la vida. Y nos reiremos de las historietas de Juzgados y Tribunales, compartiremos los éxitos y los fracasos de todo un año, y pondremos a parir al Colegio y alguna que otra Señoría que por supuesto no será de los presentes en la Sala.

Como siempre, recordaremos al que no está, y se nos llenará el corazón de una pizca de tristeza aunque él se enfade desde ese lugar detrás del arcoiris en el que seguro que se encuentra. Y nos perdone cuando brindemos por él con su vino favorito.

Todo será como siempre. Y pienso en que bendigo los "como siempre".

Llegarán los bailes y las primeras quejas por los tacones. Y probablemente con el amanecer lleguen las primeras despedidas y las promesas de encuentro para el año que viene. Tal vez muchos de nosotros no volvamos a vernos. Otros nos encontraremos día a día por los pasillos o en estrados. Eso no importa. No hace falta que estemos juntos físicamente, ni que hablemos a menudo por teléfono. Un pequeño mail, un SMS, una llamada a media tarde son suficientes para recordarnos unos a otros que siempre seremos los doce magníficos, aunque falte una silla en nuestra mesa.

Muchos me leéis. Sabéis que se me da mejor decir lo que siento por escrito. Sabeis que a veces se me atasca el alma en la garganta y los tequieros se me quedan colgando en el cielo del paladar.

Y sí, hoy estoy ñoña perdida. Y me muero de ganas de veros, de compartir cena y noche. Y si estoy de humor y la cosa se tercia y algún DJ enrollado se digna a pinchar a Abba, puede que me quite los zapatos y baile Dancing Queen. Ya sabeis que vosotros solo teneis que cerrar el corro y arroparme. El resto ya lo hago yo...

Ah, se me olvidaba lo más importante. Os quiero. A todos y cada uno de vosotros. Porque sois mis amigos. Para que así conste en el lugar y fecha indicados en el encabezamiento de este escrito.

AMARAL/ SON MIS AMIGOS

domingo, 31 de octubre de 2010

HAZAÑAS BÉLICAS



Guardar tu amor
es una hazaña bélica...


Acabo de ducharme y me pongo el conjunto de punto gris que me compré hace unos días en Women`s Secret. No soporto estar en pijama por la casa, ya lo sabes, y me siento guapa con esta camiseta de tirantes y el pantalón de pequeños cuadritos rosa y marengo...


Tarta mousse de chocolate (Un regalo de Cumpleaños)
Ingredientes

3 Huevos
1 Tableta de Chocolate Puro Negro
150 gr. de azúcar
150 gr. de azúcar glas
350 ml de nata montada
4 hojas de gelatina
Galletas Tipo María
Un poco de mantequilla en punto pomada


Desmenuzar las galletas hasta convertirlas en polvo. Acabas de salir de la ducha. Hueles a Nenuco. Sonrío pero no te miro, estoy concentrada con el Turbo de la Thermomix, necesito hacer polvo estas María te digo, mientras te meto una en la boca. No pongas esa cara, jolín, mira que susto más tonto, anda aparta.

Mezclar las galletas con la mantequilla hasta conseguir una masa compacta, introducirla en un molde desmontable. Dios. No recuerdo donde he puesto el molde y me desespero, sabes que soy impaciente, que todo lo quiero ahora. Mientras busco me hago un moño que sujeto con un palito de madera, cualquier día de estos me va a dar la ventolera y me voy a cortar el pelo mucho, murmuro bajito aunque nunca tendré el valor de hacerlo. Aún recuerdo aquella vez...

Separar las claras de las yemas con mucho cuidado. Batir las claras a punto de nieve. Se que me pongo bizca cuando me concentro, se que suelo sacar la puntitade la lengua cuando toda mi atención se vuelca en algo concreto. Me encanta ver cómo las claras se convierten en nieve. Y por un instante, me acuerdo de mi abuela, me acuerdo de que no teníamos batidora y que mis manos se quedaban blancas de tanto darle a aquel batidor metálico cuando hacíamos merengue en las frías tardes de invierno.

Batir las yemas con el azúcar hasta conseguir una masad blanquecina. Tu mano se desliza traviesa bajo mi camiseta, mientras los pezones se endurecen al contacto con tus dedos y pienso que tal vez sea hora de poner la calefacción, aunque el motivo en este caso no sea el frío precisamente. No digo nada, no quiero que te detengas, no pares por favor... Siento tu aliento que sopla en mi nuca despejada y las piernas me fallan ligeramente al tiempo que la mezcla se torna del color de la escarcha que llora de los corazones rotos.

Montar la nata con el azúcar glas. Te agachas y vas besando la línea que marca la columna vertebral en mi espalda. Sí, ya se que he adelgazado, pero todos estos meses no han sido fáciles de vivir, mi amor. Abrazas la línea de mi cintura y te detienes en los huesos de mi cadera y me estás poniendo nerviosa, estate quieto, ahora sí quiero que pares, estate quieto te digo con la boca pequeña porque sé, sabes, que estoy mintiendo y que no hay nada que desee más que tenerte abrazado sobre mí, con tu barbilla apoyada en el hueco de mi omóplato dolorido.

Fundir el chocolate en el microondas durante un minuto y medio como máximo.
Yo también, lentamente, me voy derritiendo, lo mismo que el cacao me vuelvo blanda y líquida al ritmo de tu lengua en la caracola de mis orejas, subes y bajas y me recorres entera aferrado a mi espalda, a mis muslos, a mis pantorrilas, a mis tobillos. Tus manos y tu boca recorren un camino que no quiero que abandones jamás.

Remojar la gelatina en agua fría. Una vez esté blanda, deshacerla en un poco de agua muy caliente. Una vez deshecha, mezclar lentamente las yemas, las claras, la nata montada y la gelatina con el chocolate. Ha de hacerse despacio, de arriba a abajo hasta que todo quede integrado perfectamente.
La espátula se desliza arriba y abajo, el color blanco se mezcla con el marrón y ya no se cuanto tiempo más voy a aguantar. Eres malo, te vas a quedar sin tu tarta, luego no quiero responsabilidades, saldrá mal y tú tendrás la culpa. Tanteas mi vientre intentando introducir la mano por debajo del pantalón. Me revuelvo, quita, pelma, déjame que las llevas. Pero el deseo se ha apoderado de mí y me tiembla el pulso, tiemblo entera y me muero de ganas de darme la vuelta y buscar tu boca y dejar todo para mañana. Dejar todo menos a tí. Eres malo...

Una vez conseguida la textura deseada, verter en el molde y llevar al frigorífico. Dejar reposar como mínimo veinticuatro horas. Desmoldar y decorar.
Abro la nevera y su aliento gélido me despeja la cara. Envuelvo el molde con papel film, transparente y limpio como la estrecha cuerda que me ata a tí, me gustaríaa saber qué clase de magia ha permitido que no te hayas separado de mí mientras cocinaba. Imagino que hay pegamentos tan sólidos que nos unen para siempre, que hay imanes que se nos instalan en el alma y no se marchan jamás aunque intentemos arrancarlos a tirones.

Ya está, te digo al empujar la puerta del congelador. Me doy la vuelta y cierro los ojos. Tú comes despacio la mancha de chocolate que tizna mi mejilla y me das un beso en la nariz.

Cuando los abro no estás. La cocina huele a azúcar y nata, y a luces de feria, a mantequilla y nubes de algodón. Toda la casa está impregnada del aroma del deseo y la saliva. Pero tú no estás...

Y así, tal cual, descalza y sin chaqueta, salgo corriendo al jardín y me siento sobre el césped húmedo a mirar al cielo... Intento buscarte en la luna que esta noche parece un pastel plagado de velas.

LOS STUKAS/ HAZAÑAS BÉLICAS

sábado, 2 de octubre de 2010

TACONES LEJANOS



It must have been cold there in my shadow
To never have sunlight in your face
And you can content to let me shine
You always walked a step behind...


.- Qué mayor te veo. Los cuarenta son dañinos de narices.

.- Capullo. Y tú engordaste, eh?

No es la primera vez que nos enfrentamos. Pero nos conocemos tan bien que sabemos perfectamente que por un momento nos olvidaremos de lo que somos y de lo que fuimos. Te voy a machacar, pequeño. Ni lo sueñes, querida.

Y mientras su señoría te pide brevedad yo me dejo llevar por la cadencia de tu voz y regreso a los pasillos del viejo Caserón. Parece imposible que hasta aquí pueda llegar el olor caliente de la tortilla recién hecha del Sevilla, la bruma imperceptible de la biblioteca vieja y la voz de tu madre llamándonos a comer desde el pasillo.


Firmamos el acta y justo cuando me levanto, noto un chasquido bajo mis pies. No puede ser, se me ha roto un tacón. Camino concentrada hacia la puerta intentando disimular, ya sabes que yo siempre he sido muy digna, ya sabes que yo antes muerta que sencilla.


.- Esto... que no voy a poder quedarme a comer, llévame a casa. Mira. Y no te rías. Me quiero morir.


Al final del pasillo hay un hombre vestido de azul que se afana en reponer las baldosas que se rompieron hace unos días cuando alguien estrelló un banco contra el suelo. Ya se lo que voy a hacer. Le pediré que me arranque el otro tacón. Así nadie podrá confundirme con el padre de Jesulín. Me importa un bledo que los zapatos me hayan costado un riñón, hoy no quiero dejar de estar contigo. Adonde vas. Espera, ven, será solo un momentito. Menos mal que esta toga me queda larga, así nadie se dará cuenta de que voy caminando de puntillas sobre un pie, intentando mantener el equilibrio con este puñetero maletín que pesa todo un infierno.


.- Oiga, buenas, sería tan amable de darme un martillazo?


El hombre se gira bruscamente y me mira de ese modo especial en que la gente mira a los locos de atar.


.- No, no, no a mí, hombre, por Dios... al tacón, digo. Es que verá, se me ha roto uno y claro, necesito nivelar, no se si me explico. Usted solo tiene que darle un buen golpe al otro, así, hacia abajo y yo creo que con un poco de suerte...

Tu carcajada estalla como si el cielo se rompiese en mil estrellas de colores y yo no puedo evitarlo y me río también y no puedo parar, te ríes como Risitas me dices, y cuanto más me lo dices más me río y tú más te ríes y levanto la pierna para que el hombre vestido de azul ampute ese trozo de madera y piel que se ha empeñado en amargarme el día.

Supongo que pensará que somos un par de pirados, supongo que la gente que aún espera su turno se preguntará qué diablos hacen esos dos pijos vestidos de murciélago doblados de la risa, supongo que alucinarán al ver que la rubia se descalza y le entrega su zapato al albañil mientras le dedica la mejor de sus sonrisas.


.- Por favor, inténtelo. Es que mi compañero me debe una comida en La Zamorana y claro, ya me dirá como voy a ir yo así por la calle, que ha reservado para las dos y son menos diez, las horas que son y donde estamos, la Y a tope seguro, ya no tengo tiempo de pasarme por casa, por favor, por favor, por favor...

Sí, supongo que pensarán que estamos locos de remate. Pero eso qué importa, en realidad nunca nos importó demasiado. Además hoy es viernes y brilla el sol y no nos hemos visto desde antes del verano. Hoy saldré del Juzgado midiendo diez centímetros menos y si es necesario juraré sobre la biblia que este engendro que protege mis pies son las bailarinas que triunfaron en la Fashion Week de Cibeles. Tú me dirás que son estas cosas las que me hacen especial. Pastelero, pastelera tú.

Hoy hablaremos de trabajo, de la vida, de ellos. De nosotros. Traeremos de vuelta la memoria justo a la hora del café y desmenuzaremos una por una cada hora que hemos compartido aunque ninguno de los dos se atreverá a mencionar aquella noche de sábado en que por unas horas confundimos la amistad con el amor y nos comimos a besos con la necesidad imperiosa de dos cachorros en celo.

Al tercer gin tonic me recordarás que llevamos veinte años siendo amigos y yo te diré que eso no es del todo cierto.

Me pondré seria para puntualizar que no eres mi amigo. Que eres mi caballero andante, mi compañero, mi mejor amigo. Que contigo todo parece que fue ayer, que has sido el viento bajo mis alas, que se perfectamente que he llegado a ser quien soy gracias a tí.

Tú me mirarás muy serio y prometerás por Quini que estoy equivocada, repitiéndome por enésima vez que en realidad fui yo la que te enseñó a volar.

SONATA ARCTICA/ THE WIND BENEATH MY WINGS

jueves, 16 de septiembre de 2010

CUARENTA (PEQUEÑO AUTORRETRATO)



You can dance, you can jive, having the time of your life...
See that girl, watch that scene, dig in the Dancing Queen.


Recién salgo de la ducha, me miro en el espejo. Desnuda y mojada, la piel erizada, quizá porque soy consciente del rito que voy a acometer, tal vez por la mañana de otoño prematuro que se adivina detrás de los cristales. Me acerco a esa superficie brillante que me devuelve mi imagen multiplicada por tres, y dibujo un corazón en la nube blanca que mi aliento ha dibujado en ella.

No tengo apenas arrugas. No, espera. No es cierto. Hay dos profundos surcos alrededor de la boca, creo que tienen incluso un nombre, pero no me apetece buscar en Google para saberlo. Yo las llamo las arrugas de la risa. Me gustan esas dos líneas que dicen tanto de mí, que cuentan a quien le interese que he reído mucho, que he sonreído mucho más, que también he llorado, sí, pero al parecer las lágrimas no han sido capaces de dejar huella en mi piel.

Vale, puede que mis pechos ya no conserven la firmeza de antaño, aunque aún se resisten a sucumbir a la fuerza de la gravedad. Pero qué importa. Han alimentado a dos criaturas y las han acogido amorosamente al calor de los latidos de un corazón hambriento. Han sido receptores de mil besos y caricias, de un millón de mordiscos apasionados, el centro del placer y del dolor. El reclamo y el arma de seducción en las noches desenfrenadas en que la vida giraba alrededor del sábado noche y los días se contaban en mariposas en el estómago.

Lo ves? En mi vientre se dibuja una cicatriz apenas perceptible de dos cesáreas que permitieron asomarse a la vida a mis dos hijas y si te fijas bien, la huella tenue de la cuna de agua en la que durmió el que no llegó a nacer y se murió dentro de mí, sumiéndome en uno de los periodos más tristes de mi vida.

Las caderas se han ensanchado ligeramente a pesar de que aún puedo poner aquellos viejos vaqueros que me resisto a dejar en la basura, tan llenos están de memoria y vida y en mis muslos se asoma un atisbo de celulitis que me desespera y contra el que lucho denodadamente, aunque se perfectamente quien perderá esa guerra.

Mis piernas siguen siendo largas y mis pies pequeños y estrechos y sonrío al recordar a mi abuela cuando me decía que tenía pies de reina y los besaba mientras me secaba después del baño, y en la cocina olía a leche caliente y galletas María...



Y debajo de la piel y los huesos, detrás del pelo y la carne. Más allá de la anatomía. Justo en el lugar indómito a donde no llega la sangre ni la hiel, duermo yo. Hola soy Elena, la auténtica, genuina y verdadera Dancing Queen (y hoy cumplo cuarenta años)

Me conoces de sobra. Me conozco demasiado bien.

Dices "piensa un deseo". Me pides que te hable de mi regalo soñado, de aquel que nadie me ha hecho jamás.

No hace falta que medite demasiado. Está bien. Esto es lo que quiero...

... que me recuerdes siempre como la chica triste que te hacía reir.

ABBA/ DANCING QUEEN

domingo, 5 de septiembre de 2010

LA VIE EST BELLE



I need a friend
Oh I need a friend
To make me happy
Not so alone



Cuando lo conocí era un anacoreta alto y flaco, todo barba y pelo. Solo unos inmensos ojos azules de mar triste permitían adivinar que debajo de tanto abandono dormía un hombre que nunca fue niño y que sin embargo, será un niño eternamente.

Nunca olvidaré el día que sonrió por primera vez en aquella tarde de Nochebuena de 2008. Una fiesta, teatro, muchas risas, presentes pequeños, besos y villancicos desafinados, un soplo de aire fresco entre tanto desespero.

Mucho tiempo después nos confesó que aquel era el primer regalo que había recibido en su vida. Esa misma semana se había cortado la melena y se había afeitado. Sin embargo, ni las tijeras, ni la cuchilla ni la espuma consiguieron arrastrar por el desagüe la tristeza que vivía perenne en su mirada.

Recuerdo que el ligero temblor de su barbilla dio paso a una sonrisa tan grande y luminosa como el sol que no brillaba en aquella tarde de invierno mientras desenvolvía un pequeño paquete con su nombre escrito con purpurina dorada.

Después de aquella primera sonrisa vinieron otras muchas. Pero también llegó la desesperanza, el miedo, la primera y única recaída. Volver a empezar.

Tantas mañanas de tren, bus y taxi. El sin carnet ni coche porque no podía ser de otra manera. Yo porque tengo pánico a conducir. Risas, nervios, no te preocupes, no te preocupes, todo irá bien. No ves que yo estoy contigo? No te das cuenta de que soy la mejor abogada del mundo mundial? Y le decía que no tuviese miedo mientras evitaba mirarle para que no pudiese leer el mío asomándome a los ojos.

Negociar, conformarse, apelar. Ganar, perder, seguir. Vamos, vamos, vamos. Carpetas llenas de papeles que deciden destinos y vidas. Un trozo de su vida en mis manos y la responsabilidad cargada al hombro como una mochila perenne que parecía no vaciarse jamás.

Ayer celebramos otra fiesta. Las altas terapéuticas son días especiales, días de color verde esperanza y rojo fuego. Días en los que pienso que ha merecido la pena tanto esfuerzo, días en los que la felicidad me besa en los labios y vuelvo a creer en el género humano y en mí misma, y en el poder curativo de los tequieros y los abrazos que se dan porque sí.

Mientras archivaba los expedientes con su nombre escrito en letras mayúsculas volví a aquella noche en que todo se rompió en mil pedazos. Por un momento, la desazón y la pena que sentí por él, por mí en aquel instante que olía a alcohol, cocaína y oscuridad se coló por la ventana y me pinchó en la garganta.


Volví a ver a su madre sentada en el despacho el día que él ingresó, ausente y cruel, confesando sin pudor que no lo quería, que nunca lo había querido, que le daba igual lo que ocurriese, que no contásemos con ella para el apoyo familiar.

.- No tengo más familia, nos dijo con su mirada triste del color del otoño.
.- Ya… pero a partir de ahora nosotros seremos tu familia, todos. Y estaremos contigo mientras tú quieras estar…

Cuando llegué lo busqué entre sus amigos, sus compañeros, los que a día de hoy son como él cuando no sabía reir. Los que todavía tienen que recorrer el camino arduo del dolor y la aceptación de la ruina para resurgir y ser y aprender a vivir de nuevo.

.- Gracias, Elena. Mi abogada, la mejor abogada del mundo mundial. Esta fiesta es también tuya, de E.,de F., de M, de todos, pero sobre todo tuya porque sin ti esto no habría sido posible. Gracias...

… los aplausos que pusieron música a nuestro abrazo me recordaron a esas películas americanas que detesto, cuando todo el mundo se pone a dar palmas en el momento del happy end. Pero qué narices… a veces los finales felices existen, a veces a fuerza de desear, los sueños se cumplen.

Y yo, que voy de chica dura, yo que todas las mañanas sueldo pacientemente las escamas de mi coraza. Yo la fuerte, la que nunca tiene miedo, aún no he aprendido a estas alturas a controlar las lágrimas que se enquistan en mis ojos y el dolor agudo que se instala en mi garganta cuando lucho contra mis sentimientos.
Yo, que caigo prisionera del silencio cuando la emoción me baila en las manos y vuela sobre mis hombros solo pude esconderme en su abrazo y decirle muy bajito: Qué alto eres, mi Ermitaño querido…



* Allá al fondo, en la sala de juntas convertida en improvisada pista de baile, alguien ponía el Waka Waka por tercera o cuarta o enésima vez. Pero dentro de mí, sonaba esta canción que dice que (puede que solo a veces, puede que a pesar de todo) la vida es maravillosa.

BLACK/ WONDERFUL LIFE

jueves, 26 de agosto de 2010

SONRISA




Tengo una sonrisa para regalarte
Tengo mil cartas de amor
Y tengo todo el tiempo que perdí sin ver el sol
Tengo mil historias que quiero contarte
Escondidas en mi voz
No quiero dejar nada por sentir, ya sé quien soy


Y al fin se que amanece y me respiro la mañana

Desate las vendas que ocultaban mi mirada
No quiero que la prisa me obligue a no ver nada
¡Por fin la lluvia me toca!

Fragmento de Sonrisa (A. Torroja)




Tumbada sobre el cesped me dí la vuelta como un calcetín y con paciencia desmonté cada una de las piezas de mi pequeño puzzle. Pensé y pensé, recordé pero también soñé con el futuro.

Contemplando a Mateo dar sus primeros pasos, decidí desatar las vendas que ocultaban mi mirada y solté lastre, porque yo tampoco quiero que la prisa me obligue a no ver nada. Y la lluvia que no llegó, me tocó sin embargo, y el aire puro de color azul cobalto me susurró al oído y dibujó en mi ombligo el mapa de las cosas que no había visto simplemente por no quererme.



Una nube de algodón de azúcar me obligó a contemplar entre sus dedos tibios el tiempo que perdí sin ver el sol y en ese momento la clarividencia se instaló en los pliegues de mi falda y una mariposa besó mis pies desnudos para recordarme que me quedan mil historias por contar, mil cosas para regalar escondidas en mi voz.

Abracé la ternura y la hice mi estandarte y mi bandera, porque está dentro de mí y siempre será mi credo y mi religión. Supe que si dejaba mi corazón volar, todo sería mucho más fácil.

Y puede que la vida me empuje de nuevo, seguro que lo hará. Pero le he jurado pinchando mi dedo con un alfiler y acariciando luego una estrella para sellar con ella mi pacto de sangre (lo mismo que cuando era una niña que siempre sonreía), que no voy a permitirme dejar de hacerlo. No voy a dejar de sonreir. No voy a dejar de sentir, aunque duela. Jamás.


ANA TORROJA/ SONRISA

viernes, 30 de julio de 2010

LUX AURUMQUE



En el final del corredor
pude encontrar mis viejas amigas de siempre
mis compañeras
Les pregunté que tal estáis
yo he caminado mucho y me encuentro cansado
pero tranquilo.
Amiga risa, hermana nostalgia
madre alegria, dulce esperanza
ahora que el viaje termina me
invade la calma.

Solo al final del corredor
miro las fotos que retrataron mi alma
se están borrando
y sobre un mar de confusión
salen a flote algunos errores y faltas
pequeñas faltas

Rojos demonios de la venganza
negros bufones de la ignorancia
ahora que el viaje termina me invade la calma.

Amiga risa, hermana nostalgia
madre alegria, dulce esperanza
ahora que el viaje termina me invade la calma.

Tan solo quiero daros las gracias
que disculpéis mi larga tardanza
ahora que el viaje termina me invade la calma.


(La Calma- Mclan)

Fueron días oscuros. Como si el mismísimo demonio me mordisquease el corazón. Caminando como una funambulista de un circo de tercera sobre un cable gastado, calzando zapatos de tacón. Sin red en la oscuridad más absoluta. Buscando desesperadamente respuestas en un horizonte que de repente desapareció ante mis ojos...

Días de encerrarme en mi despacho y cubrirme la cabeza y la cara con una toalla para que nadie me oyese llorar. De no atender llamadas, de vivir por vivir. De arrastrar mis pies por las aceras y andar sin rumbo por las calles que me alejaban de mis sueños.

Supongo que la muerte de mi padre fue la hecatombe, la catarsis, el punto final de tantas cosas que habían sucedido antes y el principio de todas las que llegaron después.

Releo entradas que escribí y que nunca llegué a publicar, y me asusto de la mujer que llegué a ser, aún hoy me duele haber llegado a sentir y escribir tanto dolor. Y no me reconozco entre tanta desesperación.

Ahora quiero bañarme en luz. Quiero hacer nada. Leer los libros que se han ido acumulando en la estantería. Quiero nadar y dejar libre a la sirena que me habita.

Dejar de fumar. Escribir. Estudiar. Disfrutar de las risas de los niños, del calor de los amigos. Del sabor del café en otros labios, de las estrellas que se mueren en el jardín y resucitan cada noche para no dejar sola a la luna.

Bajar en bici hasta el pueblo, confundirme con el río y su paisaje nuevo, ese que atesora mis mejores recuerdos infantiles. Disfrazarme, por fin, de Pippi Calzaslargas, ahora que he encontrado el modo de colocarme las ligas de colores.

Jugar a la escoba y acordarme más que nunca de él, de su risa, del modo especial que tenía de quererme, de tantas cosas que aprendí a su lado y que tan poco supe valorar...

Ver su silla vacía y ser fuerte y no llorar. Descansar, descansar, descansar. Dormir... Lo necesito más que nunca en toda mi vida.

Y antes de irme, solo me queda agradeceros vuestra presencia durante todo este tiempo.

Gracias por tantos abrazos y besos, por tantas palabras de consuelo. Por tanto calor en las noches más frías...

Este blog ha sido mi pequeño escondite, el lugar donde podía escribir y dejar suelta la pena sin temor a que alguien me viese llorar. A que alguien supiese que detrás de mi sonrisa se escondía el peor de los lamentos.

Gracias a los que habéis estado siempre, siempre. A los que os habéis pasado de vez en cuando y aún así habéis dejado vuestra pequeña huella de cariño. A los que no decís nada pero en alguna ocasión os habéis atrevido a navegar en mi compañía.

Supongo que volveré. Shalott está conmigo y vais conmigo también. Y si no regreso aquí, me instalaré en cualquier otro lugar de la blogosfera. Y saldré a buscaros para que nunca se rompan los lazos invisibles que me atan a vosotros. No importa donde ni cuando. Solo importa el cómo.

El viaje ha sido largo, y estoy, muy, muy cansada... pero en calma.

Un fuerte beso,

Elena


MCLAN/LA CALMA

lunes, 26 de julio de 2010

COSAS QUE NUNCA TE DIJE





Correremos por las calles,
gritaremos tú y yo,
que el amor es un misterio,
y que importa solo a dos...


Llegó a casa cansada y con el pelo revuelto por el dichoso Nordeste, empeñado en acariciar bruscamente su melena recién alisada.

Subió a su habitación y comenzó a quitarse la ropa.

Primero la chaqueta gris del dolor y desencanto. Lentamente, fue desabrochando uno a uno los botones de nácar y tristeza de la camisa y no pudo evitar estremecerse cuando la falda de pura decepción virgen se deslizó por sus muslos y se instaló perezosa sobre la alfombra.

Tumbada sobre la cama, lanzó al aire los zapatos de tacón en los que se encaramaba cada día para mirar el mundo desde arriba y no dejarse caer en la rutina de la desesperanza.

Con cuidado depositó sobre la silla el sujetador que además de los pechos le abrazaba el alma y la sonrisa. Y por último, las braguitas de algodón blanco que besaban sus caderas y el rincón absoluto de la vida y el placer.

Así, desnuda y sin el disfraz de distancia e indiferencia que había cosido pacientemente noche tras noche, se metió en la ducha.
Dejó correr el agua muy caliente. Sí, ya sabía que no era bueno para la piel, ni para la circulación, ni para mantener firmes sus glúteos que se resistían (todavía) a sucumbir a la fuerza de la gravedad. Pero no podía resistir el agua fría. Odiaba el frío. A pesar de haber vivido en un iglú durante algunos meses...

Fue repasando en silencio las palabras, las pausas, todo lo que quería contarle, todo lo que necesitaba decirle, todo lo que debería haberle dicho si el silencio no hubiese anidado en sus labios y en su alma.

No podía. No era aquello lo que quería. Luchó contra sí misma, se rebeló, no, no, no... pero era imposible. NO. No eran esas las palabras, no, no. NO.

Entonces supo el motivo. Supo por qué no era capaz de hacer volar la cometa de sus manos, por qué no era capaz de seguir el remolino de su pelo ni el ritmo de su danza


Y decidió exfoliarse el corazón...

Raspó con un guante de crin los recovecos, las aristas, los recónditos rincones de ese órgano maltrecho que latía como loco, desbocado y febril. Frotó y frotó, hasta que el dolor fue insoportable.
Sus lágrimas se mezclaron con las gotas que la ducha le escupía en la cara y la bañera se fue llenando de las pequeñas partículas de orgullo que caían desde su pecho y se estrellaban contra el suelo.

Se sintió ligera y libre. Al fin...

El pelo mojado lamía su espalda desnuda cuando empezó a escribirle una carta a la luz de la luna llena.
Y el amanecer la sorprendió dormida sobre un folio blanco, en el que solo había escrito dos palabras...


Te




quiero


LUZ CASAL/ BESARE EL SUELO

sábado, 17 de julio de 2010

EL CAMINO DE (la) SEDA




Los días transcurren a la velocidad de la luz, y los veo pasar y los acaricio y pienso que me gustaría atraparlos, pararlos, detenerlos, lo mismo que intento apresar el paisaje de verde y mar que se clava en mi retina cuando llego a casa desde más allá la frontera.

Se que puede resultar obsceno, dadas las circunstancias, que me queje por tener mucho trabajo. Y no, no es eso. No me quejo. Pero a estas alturas siento que el disco duro que está instalado en algún lugar de mi cabeza se está atascando, que quizá esté a punto de romperse.

Yo que me jacto de memorizar fechas, datos, detalles, números de móvil y de matrículas, artículos del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ayer no fui capaz de recordar el nombre del pueblo donde veraneé tantos años.

Fíjate, esta misma mañana, me quedé en blanco con el teléfono en la mano, mientras una voz repetía diga, diga, al otro lado. Una y otra vez, diga, diga... Y yo sin nada qué decir, porque no sabía a quien había llamado. Colgué. No te rías, es cierto.

La nevera no funciona. No se si llamar al técnico o ir a mirar mañana una nueva. Después de todo ya tiene sus años y quizá nos cueste más repararla que comprar otra si nos ponemos a comparar. Se deshicieron los helados y se consumió la escarcha.
Y todo lo demás se echó a perder, me dí cuenta cuando ví agua en el suelo pero ya era demasiado tarde. Qué desastre.

Supongo que es lo que ocurre cuando el frío desaparece, cuando el invierno coge sus maletas y se marcha a vestir de gris otros corazones.

También mi congelador se estropeó. Y me deshice y se consumió el hielo. Me volví agua. Llevaba demasiado tiempo habitando en el Polo Sur, blanca y huidiza, bebiendo la luz de una aurora boreal empeñada en no dejarse ver.

Pero ahora soy yo, empiezo a ser yo, otra vez...

..................................................

Ella acaba de caer en la cuenta de que hace cinco minutos que parlotea mientras preparan la cena. Se da la vuelta y lo mira. Apoyado en la barra del desayuno, con los brazos cruzados y una lágrima a punto de asomar a sus ojos.

.- Qué haces?
.- Mirarte.
.- Y no dices nada?

El se acerca y la abraza por detrás. Con una mano, suelta el Staedler del dos con el que ella se ha hecho un moño enrollando la melena sobre su nuca y traspasándola luego con el lápiz. Con la otra, inicia una danza pequeña e improvisada. Le acaricia la caracola del oído, el lóbulo de la oreja. Desciende hacia el cuello y le hace cosquillas, y sopla sobre su omóplato dolorido y besa la piel que recubre los músculos eternamente contracturados.

Con un solo dedo comienza un viaje con destino final y principio incierto. Recorre la delicada línea que su columna vertebral dibuja bajo el camisón blanco.

Sobre la tela de ese vestido tenue, avanza muy despacio y retrocede, sube y baja como si no quisiese llegar jamás a la estación que alberga un mar infinito.


Sobre ella y para ella, traza un largo camino de seda...

Y mientras Kítaro, desde la sala, tal vez por pura coincidencia, tal vez porque todo está escrito en las estrellas, pone nombre a la magia y llena de música la gran pompa de jabón que inexplicablemente ha aparecido en la cocina.

KITARO/ THE SILK ROAD (versión en directo, mi favorita)

jueves, 8 de julio de 2010

PERMITIDO SOÑAR



Proponerse cosas no es conseguirlas, pero la actitud es importante (T)


Creo que los que me conoceis un poquito sabéis de mi pasión por el fútbol. Corrijo. De mi pasión por el fútbol cuando juega el Sporting, o el Barsa o por supuesto, la Selección. Creo que no sería capaz de tragarme un Arsenal- Bayern aunque alguna vez lo he hecho (creo)

Los que me conocéis en persona, diréis, decís, que no me pega nada. Que viéndome cualquiera diría de lo que soy capaz cuando me pongo una bufanda al cuello o me pinto una bandera en la cara. Que digo yo que no es incompatible el hecho de ser una chica mona (je) y fina (je) con saberte los fichajes de invierno y esas cosas...

Hoy estoy feliz. Porque he tenido que esperar casi cuarenta años para ver a España en una final del Mundial. Porque lloré como una tonta cuando Eloy falló aquel penalty, porque maldije en arameo cuando a Luis Enrique le partieron la nariz en aquel partido infame contra Italia. Porque siempre me repetía a mí misma como un mantra aquello de "jugamos como nunca, perdimos como siempre"...

Hace unos días leí en el Marca (sí, me gusta leer el Marca y el As y el Mundo Deportivo) un artículo acerca del cambio en nuestro equipo. Hablaba de cómo había cambiado la mentalidad de la Selección. Porque no cabe duda de que tenemos unos grandísimos jugadores, sin duda el mejor equipo del mundo aunque el Domingo perdamos. Pero eso no es todo.

Alguien me regaló una frase esta mañana: Proponerse cosas no es conseguirlas, pero la actitud es importante.

Y pienso en que es algo que yo he pensado desde siempre, aunque tantas veces me cueste ponerlo en práctica. A veces me cuesta creer en mí misma, me agobia la responsabilidad, el miedo, la duda, ese sentimiento de culpa que siento casi siempre. Y es en esos días cuando las cosas me salen torcidas, cuando viene Murphy a recordarme que si algo puede salir mal, saldrá mal...


Por eso estoy convencida de que el haber llegado hasta aquí ha sido el resultado de una combinación perfecta de técnica, fortaleza y sabiduría. Pero también de tesón y lucha. Antes teníamos la Furia, pero a veces la Furia no es buena consejera. Nos hace irreflexivos y nos convierte en nuestros peores enemigos. Me gusta más la Roja.
De sangre, del color de los claveles y de las noches de pasión. La Roja que confía en sí misma. Quien dijo miedo?

Dos horas de risas, de uñas mordidas, de abrazos, de canciones, de nervios. Dos horas entre amigos, como siempre, como nunca... y estoy contenta, mucho. Dos horas de acordarme de mi padre, de mirar hacia atrás esperando encontrármelo con su cigarrillo perenne en la boca. Buscando sus gestos enfadados, sus insultos divertidos hacia los árbitros y los jugadores. Zampón, manta, paquete y alguno que otro más subido de tono. Ya no estaba para tranquilizarme, para decirme que ganaríamos, para explicarme por enésima vez la ley de la ventaja. Pero se que lo ha visto desde algún lugar y que estará contento y feliz sentado en alguna nube.



Estamos en la final. Y creo que sí, que todos los días son buenos para hacer pequeñas cosas que al final son grandes. Que tal vez sea cierto eso de que querer, si quieres de verdad, es poder.
Se que soy imposible. Afirmo que soy imposible. Quería escribir algo sobre nuestra Selección. Algo intrascendente y lúdico y al final me he puesto seria y reflexiva y un puntito Tremenda. En fin...genio y figura.

Como siempre, no puede faltar la banda sonora a esta entrada. Poner el Viva España de Escobar sería excesivo, aunque no niego que me han entrado tentaciones, que cuando me sale la vena cañí no hay quien me pare. Así que me quedo con el himno al nuestru Guaje. Porque hoy la canté tropemil veces. Y las que me quedan. Porque debería ser obligatorio soñar. Porque está permitido soñar. Y porque sí...

Nos vemos el Domingo. Si eso.
Buenas noches!



LOS BERRONES/ VILLA MARAVILLA





Edito para decir que a veces los sueños se cumplen. Y la calle y los corazones estallaron de alegría. Y todo fue una fiesta...

sábado, 3 de julio de 2010

DONDE DA LA VUELTA EL AIRE



Donde da la vuelta el aire o más lejos quiero ir
Donde todo el mundo pueda y cuando quiera ser feliz...




(modus vivendi)
Sentada sobre muro de silencio y prisas.
Haciendo inventario de los afectos que poco a poco se han ido escapando como ladrones reincidentes, presos en una cárcel de papel.
Intentando cuadrar los debes y haberes del corazón.
Anotando en una agenda de tapas azules citas con vidas ajenas.
Caminando siempre deprisa (porque no se hacerlo de otro modo).

Coleccionando caracolas y miniaturas de frascos de perfume.
Tropezando contra cualquier cosa, cayendo en cualquier sitio.
Riendo a lágrima viva.
Llorando a carcajadas.

Descubriendo el mundo con los ojos de una niña.
Viviendo el mundo con el cuerpo de una mujer.

Estoy tan cansada, cariño...



.............................

(modus operandi)
Hay un sitio cerca de aquí donde siempre es de noche y siempre hay luna llena y las estrellas son legión. Donde el mar está en calma y un faro pintado de verde lame con su luz olas que no existen.

Allí me encontrarás escribiendo versos sin rima en un cuaderno sin hojas. Desnuda y libre. Aguardándote con la certeza de que nunca vendrás.

En ese país inventado que jamás debió existir enterraré los pies para que no puedan escapar a su destino y ahogaré mi voz por si quiere cantarte. En ese paraíso que dibujé con tiza para los dos podrás hallarme, si es que te apetece buscar entre los restos del naufragio. A pesar de todo.

Dibujaré un mapa de saliva y besos sobre tu espalda. Y trazaré con mi pelo un camino de cosquillas en tu pecho.
Para que no puedas perderte.
Para que sepas que ese es el lugar exacto en el que te espero.

Justo donde da la vuelta el aire.


FAMILY/ DAME ESTRELLAS O LIMONES

martes, 22 de junio de 2010

DOROTHY



En algún lugar sobre el arcoiris,
los cielos son azules
y los sueños que te atreves a soñar
se vuelven realidad...




Dorothy se fugó una noche de su propio corazón buscando un lugar mejor más allá del arco iris. Había oido hablar de una tierra donde era lícito soñar. Una vieja canción de cuna contaba que había sueños que se hacían realidad si tenías valor para imaginarlos. Y ella quiso cantarla encaramada sobre la colina de la ternura y los niños que se negaban a crecer.

Sus pies con chapines rojos volaron sobre un camino de baldosas amarillas en pos de sus deseos y un día, creyó ver a lo lejos algo parecido a la luz de los anhelos que se materializan. Pero cuando llegó a la Ciudad Esmeralda se dio cuenta de que nada era como había imaginado. Descubrío que aquella nana no contaba toda la verdad. Sus sueños se desvanecieron en un mar de dudas y silencio y en el cielo una estela de humo le dijo una y otra vez: Ríndete…

Cuando el globo se fue sin ella, lloró resignada, creyendo que su destino era permanecer en Oz para siempre. Pero un hada de la luna le susurró al oído que podía usar sus zapatos de rubí para regresar a casa. Y le explicó que si no se lo había dicho antes era porque Dorothy tenía que aprender por sí misma que cuando no puedes encontrar el deseo de tu corazón en tu propio patio, es porque nunca lo perdiste realmente…

Golpea tus talones juntos y repite una y otra vez, no hay lugar como el hogar, no hay lugar como el hogar, no hay lugar como el hogar ...

Y volverás a tu sitio.

Todos te dirán que fue solo un mal sueño. Y tú, tal vez aún convencida de que fue real, sonreirás y pensarás que realmente, se está mejor en casa que en ninguna otra parte…

..........................................



.- Bailas?

.- Vale.

.- Estás preciosa, lo sabías? Por cierto… Estos son los zapatos?

.- Sí, son los que me trajiste de Londres…

.- Dorothy, yo…

.- No, no digas nada. Yo lo siento tanto, tanto. No sé que me pasó, quise huir tal vez, creí que había un mundo mejor ahí fuera, construí una casa de sueños y te dejé fuera. Lo lamento, de verdad. No sabes cuanto daría porque nada de esto hubiese sucedido. Te hice tanto daño…

El detuvo sus palabras acariciando su boca con los dedos. Y la mandó callar. Chissssssssssss…

.- Dorothy, yo te quiero. Eso lo sabes, verdad? Probablemente no sepa decirte cosas bonitas, no se escribir poemas ni dedicar canciones románticas. Y no te abrazo cuando estás triste o cansada. Pero eres lo mejor que me ha pasado en la vida, yo no se vivir sin ti aunque a veces no te lo diga. Cambiaré, te compraré flores todos los días y todas las noches antes de dormir te diré que te quiero y te guardaré entre mis manos para que nada ni nadie te hagan sufrir. Te lo prometo.
Estás llorando?

.- No, es solo que me sudan los ojos.-
dijo Dorothy, rememorando aquella vieja broma que era solo de los dos.
Yo no quiero que cambies, ni quiero flores ni canciones bonitas. Ni palabras rebuscadas. Al fin y al cabo las palabras son solo eso, palabras. Quiero que estés conmigo y que todo vuelva a ser como era antes. Nada más. Quiero regresar. Necesito regresar.


Dorothy escondió su cara entre el pecho amplio y fuerte de aquel hombre que la amaba más de lo que nadie lo había hecho jamás y aspiró su olor a Agua Fresca. Una mancha de agua salada y rimel se dibujó sobre la camisa de su compañero de viaje.

.- Vaya, mira como te he puesto, con lo mal que se va el maquillaje.

.- No importa. Así llevo algo tuyo aquí conmigo. Vuelve a casa, por favor.

No quería que el resto de los invitados la viesen llorar. Odiaba llorar en público y sabía que los cotilleos estarían servidos. Pero no podía parar, no quería parar.

Se detuvo un momento y golpeó una y otra vez sus talones juntos. Y repitió muy bajito, muchas, muchas veces: no hay lugar como el hogar, no hay lugar como el, no hay lugar como...

Sobre sus zapatos de tacón de color rojo comprendió que el camino de baldosas amarillas había sido necesario. Porque así estaba escrito en las líneas de su mano.

Y porque tenía que aprender por ella misma. Tropezar, caer. Levantarse. Navegar, naufragar y seguir. Para ser consciente de que más allá del arco iris sólo habitan nubes y cielos irreales, que los problemas saben a limón, que la vida está hecha de gestos y afinidades.

Para darse cuenta de que cuando el deseo de tu corazón no aparece en su propio patio, es que nunca lo has perdido realmente...


EVA CASSIDY/ SOMEWHERE OVER THE RAINBOW

lunes, 14 de junio de 2010

LOS MOTIVOS DEL AGUA



Más allá de cuanto puedo recordar,
la lluvia ha estado cayendo.
Nubes de misterio siembran la confusión sobre la tierra.
La buena gente, a través del tiempo, tratando de encontrar el sol.
Y me pregunto, todavía me pregunto, quien detendrá la lluvia.

(...)
Y la lluvia sigue cayendo sobre mis oídos.
Y me pregunto, todavía me pregunto quien detendrá la lluvia.



... sigue lloviendo.

Miro desde mi ventana y compruebo que el cielo se ha vestido de gris, que yo voy vestida de gris, como si inconscientemente hubiese querido confundirme con este paisaje de primavera inusual y desesperada.

Imagino que allá arriba, más arriba del pentagrama por donde vuelan los pájaros y los cables de la luz, el aire frío y el aire caliente libran su peculiar lucha de teatro de títeres. Marionetas de trapo que deciden y ajustician remolinos de nada. Y fabrican nubes anchas y densas como las caderas de una madre de siete hijos.

Y se deshacen en lluvia que escupe sobre la tierra y se lleva por delante vidas y sueños. Veranos debajo de una higuera, viendo el mar desde la terraza del Molín del Puerto. Veranos que huelen a patatas fritas y cacahuetes a la sombra de las estrellas y viajes en un Panda blanco cantando Supertrouper a todo lo que daba nuestra garganta...

Supongo que el agua tiene sus motivos. Que el agua es como los sentimientos. Intentamos amurallarlos, contenerlos, encerrarlos en un pantano para cuando el corazón se quede seco y ya no tenga hambre.

Cambiamos el cauce del río del alma, evaporamos los lagos que habitan en nuestros ojos para que no hablen de tristeza ni de desencanto. Hundimos bajo tierra nuestros labios de besos equivocados para que nunca lleguen al océano. Torcemos los arroyos y los vericuetos de nuestras manos para que todo sea como nos gustaría que fuese...


Pero el mar es sabio. El mar nunca se equivoca. El mar siempre acaba reclamando lo que es suyo. Y entonces, todo se desborda, se anega, se inunda. Y el agua que durante tanto tiempo había estado contenida, explota entre nuestros dedos y nos hacemos de agua, somos solo agua. Regresamos al mar y somos solo mar.

Sigue lloviendo. A veces llueve incluso en días soleados, lo sé. Pero aún así no puedo evitar preguntarme quien detendrá la lluvia...


CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL/ WHO`LL STOP THE RAIN

sábado, 5 de junio de 2010

IN TRUTINA



In Trutina- Carmina Burana

En la balanza incierta de mi razón
los dos luchan de modo contradictorio
amor ansioso o pudor
pero yo elijo lo que veo,
ofrezco mi cuello al yugo:
...me someto a tan dulce yugo


Ayer se cumplió uno de mis más viejos sueños. Dicen que si anhelas algo con mucha intensidad, que si cierras los ojos y pides a tu Hada Madrina un deseo en una noche de luna llena y estrellas, éste se cumple. Algún día.

Ayer solo fui un granito de arena, una gotita de agua en un mar de voces e instrumentos. Pero me sentí feliz, tan feliz como no recordaba y llena de mil cosas y sentimientos que no puedo explicar con palabras. Me gusta cantar, me gusta esa sensación de unir mi voz a otra y a otra y a otra. Me gusta sentir la música fluyendo en mí, dentro de mí, fuera de mí (eso también te lo debo a tí, papá).

http://www.lne.es/oviedo/2010/06/04/buena-fortuna-carmina-burana/924603.html



Mientras escuchaba absorta y con la gargante hecha un nudo a la soprano interpretando In Trutina, ocurrió algo extraño. Como si una antigua muralla se derribase en mi interior por el mero roce de un soplo de viento.

Como si algo me estallase por dentro y se bajase un telón de terciopelo rojo y reproches anunciando el fin de la función: Dejé de arrepentirme.

Soy así y no quiero cambiar. Mil veces, un millón de veces más volvería a elegir la pasión. En mi balanza lucharon el amor loco y el pudor y el miedo. La razón y el corazón. La cordura y la locura. Mis pies caminaron sobre la arena y el agua, y quise tener alas y volar. Y viajé en el aire hacia el Oeste sin poder hacer nada, sin querer hacer nada.


Durante muchos días y alguna noche negra he pensado y he intentado convencerme a mí misma de que había elegido mal. Creí que me había equivocado, que el platillo debería haberse inclinado hacia el otro lado. Me lamenté por haber jugado con el equilibrio y la placidez de mis horas sin nombre. Y por primera vez, me sentí culpable. Por él, por ellas, por mí.


Pero ahora se que nunca fui tan yo. Que nunca me mostré tan auténtica y desnuda. Tan imperfecta... Fui lo mejor y lo peor de mí misma. Y solo por eso, mereció la pena.


Elegí lo que veía y lo que sentía. Hice caso a mi corazón y busqué en mi tiempo reservado a la locura la razón y la respuesta a todas las preguntas.
Ofrecí mi cuello. Y supe que era dulce y suave el yugo que ceñía sobre él. Fue hermoso y tierno. Y sincero por mi parte.

De todo lo demás, ya no me acuerdo...


IN TRUTINA- CARMINA BURANA/ KARL ORFF


martes, 1 de junio de 2010

EL VIOLINISTA ENTRE LAS NUBES



Anoche soñé con nubes y bailes entre estrellas. Un violinista vestido de plata tocaba un vals con una sola mano y con la otra me decía hola, encaramado en perfecto equilibrio sobre un cuerno de la luna.

Al despertar me recordé a mí misma danzando de puntillas y sin hacer ruido, con los ojos cerrados, mi melena acariciando la espalda desnuda, dejándome mecer por el ritmo dulce de una sonata inventada. Y no se por qué, enredada aún entre unas sábanas tan azules como el cielo de mi sueño, me sentí bien y me invadió un dulce bienestar y el deseo de comerme el día y la vida a bocados.

Supongo que es lo que tienen los sueños bonitos. Que es maravilloso dormirlos aunque resulte duro verlos amanecer, alejarse poco a poco. Contemplar cómo se estrellan contra el asfalto de la realidad y se desvanecen con un ligero plof, como si fuesen pompas de jabón.


Me gusta soñar... A veces lo hago despierta. A veces, estoy dormida. Me gusta abandonarme y volar muy lejos de mí misma, sin ser consciente de que más dura será la caída al despertar. No quiero renunciar a mis sueños.

Aunque sean tan así. Caprichosos y etéreos. Efímeros. Alguien dijo que la vida no es más que un sueño contínuo. Tal vez vivir no sea otra cosa que una colección de imágenes pequeñitas que se suceden y van y vienen y se golpean contra la vida real explotando en pedazos de nada, salpicando las aceras como globos llenos de agua.

Yo no se si olvidaré mi sueño. Probablemente esta misma noche me suba a un columpio que me lleve hasta la otra orilla, que me eleve y me empuje más allá de mi propio horizonte. Probablemente mañana a estas mismas horas, mi razón niegue que por unas horas, me puse un tutú y unas zapatillas nuevas para moverme al compás que marcaba una sombra de hojalata.

Hoy compré flores de camino a casa y las coloqué en mi mesa. Ya no recordaba esa vieja costumbre mía de llenar de primavera las esquinas y las horas. Quizá el invierno ha sido demasiado largo...

Y ahora mismo, mientras escribo esto puedo oler el tenue aroma de las margaritas blancas y naranjas. Lo mismo que si cierro los ojos aún puedo escuchar la melodía que acompañó mi danza nocturna.

Por eso tengo la esperanza de que cada vez que suene un vals, regrese a mí la imagen del violinista que una noche cualquiera me hizo flotar entre las nubes. Porque la música estará para siempre. Seguro...

¿Bailamos?

LEONARD COHEN/ TAKE THIS WALTZ

domingo, 23 de mayo de 2010

HERE COMES THE SUN



Si hubiese nacido en Triana por poner un ejemplo, a estas alturas sería una folclórica de esas que se desgarra cantando coplas, me habría casado con un torero y sufriría mucho. Con razón interpreto como nadie los grandes éxitos de la Jurado y bordo el Marinero de Luces en el karaoke...

Siempre digo medio en broma, medio en serio que soy una folclórica de los sentimientos: excesiva, entregada, tremenda y tremendista... Dueña de un corazón loco capaz de cobijar las más altas pasiones. No, muy a mi pesar en ocasiones, las más bajas. Por más que he ensayado, por más que me lo propongo, no soy capaz de sentir odio. Ni rencor siquiera, Y a veces me gustaría. Mil veces he buscado en los periódicos el anuncio de algún Máster en Agravios Comparativos, Odios Eternos y otras Minucias.

Pero no soy de hacer inventarios de desagravios. No me gusta eso del debe y el haber. No me gusta hacer contabilidad de acciones y reacciones.

Después de la rabia, incluso de la ira, que para eso soy como soy, me instalo en la indiferencia. Sin pretenderlo. Simplemente deja de importarme. Simplemente perdono, cuando hay algo que perdonar, si es que hay algo que perdonar. Y luego, olvido...

Nací en las frías y brumosas tierras del Norte y por mis venas corre sangre gallega de segunda generación. Supongo que eso añade el toque melancólico, nostálgico y dado a la morriña que surge y nace y brota en mí, sin quererlo, porque sí... Quizá por eso también soy la reina del Eres Tú y los grandes temas de Luz Casal, micrófono en mano...
No resulta fácil, a mí no me resulta por lo menos, sonreir vestida de gris y lluvia.

Creo que es por eso que no me gusta el invierno, no me gusta la oscuridad del cielo de Enero, el frío, el nordeste que me despeina cuando camino por las calles. Prefiero el sol.

Hoy paseando por un camino de tablas perfectas que recorre la playa de Rodiles, rodeada de corazones latiendo al compás del mío. Bañada por los rayos de ese astro bendito, dejándome acariciar por sus manos en mi espalda, supe que el hielo se estaba derritiendo. Que el tiempo por fin transcurre a la inversa, que me he colgado de las manecillas del reloj de mi vida para regresar al tiempo que nunca debió pasar.

Hoy saqué mi corazón de la caja de terciopelo y sangre que lo acoge, encerrado bajo siete llaves de plata y luz. Y lo tendí al sol.

Pude sentir la tibieza de sus rayos justo en el centro de mi pecho. Y como si de un bálsamo mágico se tratase, su calor consiguió cauterizar el dolor y en su lugar quedó una cicatriz tan pequeña como un grano de arena.


Hoy caminé en dirección al sol y lo abracé con mis dedos. Y vestida de amarillo, la sonrisa retorno a mi cara. Tuve la certeza de que ya no importa. Y pensé: está todo bien.

NINA SIMONE/ HERE COMES THE SUN



Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Cariño mío, este ha sido un largo, frío y solitario invierno
Cariño mío, se siente como si estuviera aquí durante muchos años

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Cariño mío, la sonrisa retorna a sus caras
Cariño mío, parece como si estuviera aquí durante muchos años

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene
Sol, sol, sol aquí, viene

Cariño mío, siento que el hielo se esta derritiendo lentamente
Cariño mío, siento como si fueran años que veo el sol brillar

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Y yo digo: está todo bien

Ahí viene el sol
Ahí viene el sol
Está todo bien, está todo bien

domingo, 16 de mayo de 2010

CUIDAME



Será porque ha hecho mucho frío. Será porque mis defensas están bajo mínimos. Será porque llevo demasiados días comiendo poco, durmiendo nada, trabajando mucho, pensando demasiado...

Fiebre, dolor de garganta, la espalda hecha trizas, las piernas como si fuesen de algodón, los brazos de trapo.
Supongo que el ibuprofeno ha hecho su trabajo. Me encuentro un poco mejor, he dormido todo el día y ahora no tengo sueño. Y aunque me he prohibido a mí misma trasnochar delante del ordenador, aquí estoy, escuchando una y otra vez esta maravillosa canción. Porque en ocasiones otros dicen justo lo que tú piensas y además son capaces de escribir los sentimientos sobre un pentagrama. Yo seré el abrazo que te alivia...

No me gusta estar enferma. Me hace sentir especialmente vulnerable, me lleno de mimos, tiemblo como un gato perdido entre la lluvia y mi yo y mi alma, sobre todo mi alma piden a gritos que los cuiden.

Pienso en que ahí reside la magia. Justo ahí. En el cuidado.

En cuidar a quien te quiere, en cuidar a quien tú quieres. En cuidar a quien te cuida. En no maltratar nunca, jamás, la fragilidad...

Estoy enferma, me siento enferma. No se si me duele más el corazón o el cuerpo. No se si lo uno es consecuencia de lo otro.


Y espero como una niña pequeña que nada entre sábanas blancas de algodón a quien cuide de mis sueños. Que vele por mis ojos, que me abra los caminos, que me regale palabras. Que proteja mis labios y mi risa.

Y pienso, creo, quiero, deseo, necesito que la fragilidad de hoy se convierta en la fortaleza de mañana...

Cuida de mis labios,
Cuida de mi risa.
Llévame en tus brazos,
Llévame sin prisa.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Pisaré la tierra que tú pisas.

Cuida de mis manos,
Cuida de mis dedos.
Dame la caricia,
Que descansa en ellos.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Yo seré la imagen de tu espejo.

Cuida de mis sueños,
Cuida de mi vida.
Cuida a quién te quiere,
Cuida a quién te cuida.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Yo seré el abrazo que te alivia.

Cuida de mis ojos,
Cuida de mi cara.
Abre los caminos,
Dame las palabras.

No maltrates nunca mi fragilidad,
Soy la fortaleza de mañana.


PEDRO GUERRA & JORGE DREXLER/ CUIDAME


domingo, 9 de mayo de 2010

CORAZÓN ROJIBLANCO



Mi abuelo me hizo socia a los pocos días de nacer.
Y desde muy pequeña iba a los partidos con él y con mi padre, vestida con aquella camiseta que me llegaba casi hasta las rodillas. Un paquete de pipas y una porra de Kojak de fresa que me compraban en los kioscos ambulantes que todavía hoy se instalan en los bajos del Molinón...

Cuando me hice mayor cambié a mi padre y a mi abuelo por mis amigos, pero me gustaba saber que ellos estaban en la grada de enfrente y que los vería al final del partido con sus bufandas al cuello, criticando invariablemente al árbitro de turno...

Me gusta el fútbol, sí. Soy barcelonista cien por cien, pero sobre todo soy Sportinguista hasta la médula... Me sigo emocionando como una boba cuando suena el himno y el estadio es un mar de bufandas y de voces unidas cantando eso de "Real Sporting, equipo famoso, de rancia solera y brillante historial, que a Gijón tú le diste la fama...".

He estado en muchos otros estadios de fútbol y sin pasión puedo decir que hay pocas aficiones como la nuestra. Como dice mi amigo Ricardo, nacíos pa de sufrí... Y hoy lo hemos vuelto a demostrar. Han sido noventa y tres minutos interminables...

No me quedan uñas ni voz. He pasado más nervios que el día de mi último examen en la Facultad y creo que por primera vez en mi vida he deseado con todas mis fuerzas que ganase el Madrid... Pero al final se ha producido el milagro. Seguimos un año más en Primera. Otro año de sufrimiento, por supuesto...

Pero no importa...

Hoy cuando terminó el partido y saltamos al campo como si fuésemos adolescentes, me aferré a mi bufanda que no es la mía, es la de mi Lelo, la que todavía huele a Brummel y menta y pensé en lo feliz que estaría hoy. Recordé cómo celebramos el ascenso hace un año. Lo ví sentado en su sillón, riéndose aunque ya no tenía ganas de reir cuando me tomé aquél culete que juré me bebería si subíamos (creo que soy la única asturiana que detesta la sidra...). Y deseé con todas mis fuerzas que desde la estrella en la que seguro está, pudiese escuchar ese grito que el me enseñó y que al parecer fueron de las primeras palabras que pronuncié cuando empecé a hablar... ese Puxa Sporting que tantas veces lo escuché decir a voz en grito con su bufanda al cuello. Esa misma que sigue oliendo a Brummel y menta...

1 de junio de 2009

* Escribí esto hace casi un año en un foro pequeñito donde tenía (y sigo teniendo aunque ya no escriba allí) una habitación naranja. Y me estremezco al pensar las cosas que han pasado desde entonces, en cómo ha cambiado todo... Y sin embargo podría haberlo escrito hoy mismo. Porque otro año más nos ha tocado sufrir, sí. Y otro año más seguimos en primera. Aunque hoy sean aún más profundas las ausencias.

Ayer pensé mucho en ellos dos. En los dos hombres a los que más he querido en mi vida. Pensé en mi padre y en mi abuelo, y en lo contentos que estarían por ese empate agónico que nos ha salvado matemáticamente. Otro año más.

Quien me iba a decir a mí que en menos de un año los perdería a ambos. Quien me iba a decir que hoy faltaría otro de los integrantes de aquel trío que caminaba despacito cada domingo hacia el Molinón en los tiempos en que yo creía que el futuro era siempre...
Cuanto los eché de menos, cuanto los echo de menos cada día que pasa...

Ayer, cuando iba camino a casa con mi bufanda y mi camiseta del centenario, despeinada, afónica perdida y muerta de cansancio, miré primero al mar y después al cielo y crei ver dos estrellas pequeñitas, tal vez quise ver dos estrellas pequeñitas brillando sobre el negro oscuro de una noche oscura.

Y de repente sentí aquí dentro, cerca de este corazón mío que es rojo y además es blanco, algo parecido a la felicidad...


miércoles, 5 de mayo de 2010

EL AGUA ES PROFUNDA



Anoche trabajé hasta muy tarde. Me gusta trabajar por la noche, en silencio, en mi despacho rodeada de papeles, códigos y documentos. La música suave de fondo y un mar cuyo sonido apenas distingo pero que adivino por momentos, tal vez porque quiero intuirlo entre el ruido sordo de esta ciudad que nunca duerme.

Anoche escribí una entrada pero no se por qué motivo se desconfiguró y me la cargué, así que tuve que suprimirla y con ella un par de comentarios de Iago (espero que me disculpes si lees esto)...

Tampoco era de nada importante, en realidad últimamente no tengo nada importante que contar o más bien no me apetece ponerlo por escrito.

Hablaba de mi colección de decepciones. De todas las que me he llevado en los últimos días. Supongo que es en los momentos difíciles cuando te das cuenta de los apoyos con los que realmente cuentas, cuando puedes ver con claridad los motivos y las intenciones. Es sencillo estar cuando todo va sobre ruedas, cuando la vida transcurre plácidamente. Es sencillo estar para compartir risas y experiencias maravillosas. No lo es tanto cuando las cosas se tuercen, cuando toca llorar y sentir miedo...

No se me da bien reaccionar cuando me decepcionan. Me quedo paralizada y pienso una y otra vez si realmente esa persona en quien confiaba ciegamente, esa persona a la que quería o apreciaba, esa que se hacía llamar mi amiga era así desde siempre o si fui yo la que me limité a pintarla como en realidad quería que fuese.

Pienso si no será que soy excesivamente crédula y aún sigo viviendo en mi mundo de luz y color. Me falta visión de alcance lo sé. Siempre tiendo a pensar que todo el mundo es como yo, que todo el mundo reacciona del mismo modo en que yo lo haría.

Pero aunque duela, prefiero ser así. Prefiero confiar.

Se que el agua es profunda, se que cuando algo es nuevo se muesta ante nuestros ojos brillante y magnífico. Se que cuando envejece se torna frío como el rocío de la mañana.

Se que no tengo alas. Pero me niego a dejar de remar. Aunque no sepa muy bien si por momentos me hundo o simplemente sigo nadando.

* Esta es una de mis canciones preferidas. Me pregunto por qué nunca la puse aquí. Tal vez porque siempre hay un momento para hacer las cosas y ahora es el momento.

Ya se sabe que cuando me da por una la escucho hasta la saciedad. En estos últimos días esta preciosa melodía tradicional irlandesa se ha convertido en la banda sonora de mi vida. Hay mil versiones y me gustan todas. Pero me quedo, por muchísimos motivos, con esta.

KARLA BONOFF/ THE WATER IS WIDE



El agua es amplia, no la puedo cruzar.
Y tampoco tengo alas para volar.
Dame una barca que pueda llevar a dos
y los dos remaremos: mi amor y yo.

Donde el amor se planta, oh, ahí crece.
Crece y florece como una rosa.
Tiene un aroma dulce y agradable.
Ninguna flor en la tierra puede superarlo.


Oh, el amor es hermoso y es magnífico.
Y el amor es una joya cuando es nuevo.
Pero cuando es viejo, se pone tan frío...
Y se desvanece como el rocío de la mañana...


Un barco hay, y ella navega el mar.
Rema tan profundo como puede
Pero no tan profundo como el amor en el que yo estoy.
No sé si me hundo o nado...

El agua es amplia, no la puedo cruzar.
Y tampoco tengo alas para volar.
Dame un bote que lleve a dos,
y los dos remaremos: mi amor y yo.










sábado, 24 de abril de 2010

CUESTIÓN DE IMAGEN



Hoy ha sido un mal día. Un día de esos propicios para escribir una entrada especialmente triste, melancólica. Llena de nostalgia y algún reproche. Teñida de decepción y dolor. Y me niego, no quiero...
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Hace tiempo que me apetece cambiar el blog. Tal y como estaba, me empujaba al abismo del recuerdo una y otra vez. Y me hacía daño.

Pensé incluso en cerrarlo, en mudarme a otro lugar. Pero aquí he creado mi espacio y aquí tengo a gente con la que me gusta estar, a la que me gusta recibir y visitar. Como cuando era niña y jugaba con mis amigas a las casitas. Cada una hacía la suya en los bancos del parque y nos moríamos por ser las anfitrionas de una merienda imaginaria en la que fingíamos ser mayores y saber todo de la vida... Así me siento cuando os leo, cuando se que estáis y os siento cerca. Y así me siento cuando voy a vuestros blogs y comparto vuestras cosas y os conozco un poco mejor y dejo mi pequeña huella entre tantas vidas ajenas... Dar y recibir, estar, con los dedos llenos de palabras o en silencio...

Sin embargo, se que he renunciado a demasiadas cosas, ya he perdido demasiado en mi camino virtual como para dejar a un lado también este pequeño refugio en el que se ha convertido Navegando hacia Shalott.

Me considero una auténtica patata en esto de la informática. Si me sacas de Word y un poquito de Excel, justo lo que necesito para mi trabajo, rozo el analfabetismo absoluto.

Pero también es cierto que soy una mujer con suerte y la misma personita que me ayudó a crear este baúl de música y palabras allá por el mes de Enero de 2009, me ha echado una mano para renovarlo ahora. Gracias Fer (una vez más).

Así que después de más de una hora intentando seguir las instrucciones anotadas en una servilleta, de cambiar, subir, bajar, guardar, eliminar... rezando para que nada se perdiese con el cambio, lo he conseguido. O eso creo. Una hora para hacer algo que seguro al más común de los mortales le llevaría unos minutos... lo dicho, soy una patata.

Lo miro una y otra vez, Se que me costará acostumbrarme, pero me gusta. Espero que a los que paséis por aquí no os resulte demasiado extraño o distinto.

Después de todo, se trata solo de una cuestión de imagen...

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Una taza de té humea a mi lado. Y un cigarrillo recién encendido me espera. Me anticipo mentalmente al placer de la primera calada, envuelta en humo y música.

Me releo antes de publicar y pienso que a pesar de todo no he podido evitar ponerme trascendente. Y me fastidia porque me apetecía escribir algo banal. Sin embargo, siempre escribo a golpe de corazón, sin releerme casi nunca, según lo que me dicta el alma.
Y el corazón a veces habla más de la cuenta. Especialmente el mío que tiende a desvariar y se pierde por mil vericuetos de sentimientos y ausencias...

Rod me susurra su canción. Mi canción favorita. Esa que habla de árboles verdes y rosas rojas. De cielos azules y nubes blancas. Esa que dice que el mundo, a pesar de todo, es un lugar maravilloso.

Esa que me hace sentir bien, que me da paz y que nunca me canso de escuchar.
La misma que me ayuda a no perder jamás la esperanza.

Buenas noches...

WHAT A WONDERFUL WORLD/ ROD STEWART

sábado, 17 de abril de 2010

TRIDIMENSIONAL



* Y si me pides que te hable de mí...

Me gusta mirarme en los espejos. Y en los escaparates. No puedo evitarlo...
Me gusta ver mi reflejo, mi silueta pintada en una superficie lisa y brillante.
A veces me doy un aprobado a mí misma, en días especiales hasta me pongo un notable alto. A veces me suspendo y me digo que tengo que volver en septiembre...

Si algo he ganado con el paso de la vida, es el poder de conocerme a mí misma.

Porque se que yo soy tres.

Elena- Melena

Presumida y coqueta. Algo casquivana y frívola si se lo propone, amante de los trapos y los zapatos, los bolsos y los anillos. Divertida, socarrona y fan del humor negro, de la ironía fina, tal vez herencia de la sangre gallega que corre por sus venas.
Cantante de karaoke frustrada, cantante de coro y de cualquier melodía pegadiza que se asome a su alma. Bailarina incansable. Melena hace playbacks a escondidas en su despacho cuando no hay nadie, con la música a tope y un bolígrafo a modo de micrófono...

De verbo incontinente y lengua rápida en estrados y fuera de ellos, implacable y luchadora, en su trabajo y en la vida. Protectora a muerte de los que quiere, protestona y rebelde. Fuerte y valiente, si miras a Elena Melena creerás verla caminando con paso seguro aunque puede que esté muerta de miedo. Adora en secreto que le digan piropos.
Pasional, visceral, intrasingente. Suspicaz, dicen que inteligente.
Cabezota, impulsiva. Soñadora. Presa de sus arrebatos y víctima de sus contradicciones... Tierna.

Elena- Laniñaimantada

Frágil, tremendamente frágil y vulnerable, Laniñaimantada tiene miedo a la oscuridad, a los caserones antiguos y al tren de la bruja. Y a las montañas rusas, aunque nadie diría que hubo un tiempo en que las adoraba...
Día sí y día también se bloquea ante la maldad, sin saber qué decir ni que hacer. No sabe reaccionar frente a los golpes bajos y detesta el sabor salado que se prende en su garganta cuando la rabia le atenaza el corazón. Y cuando lo hace es demasiado tarde, porque entonces saca a pasear su mal genio y con habilidad certera, sabe dar donde duele...

En ocasiones se rinde a sus propios deseos para no hacer sufrir a quienes ama, para no defraudarles. En ocasiones, calla y otorga porque ha aprendido que no hay nada más doloroso que las palabras que se dicen sin sentir. En ocasiones pronuncia palabras que no siente y se arrepiente demasiado tarde. En ocasiones se alegra de no haberlas pronunciado. En ocasiones quisiera haberlo hecho.

Se refugia en el silencio, se cobija en el silencio cuando presiente que van a herirla, cuando sabe que ya la han herido.

De lágrima fácil, se conmueve por las cosas más pequeñas. Y a veces aún sueña con poder cambiar el mundo.
Sensible hasta extremos insospechados, romántica incorregible, pertinaz compañera de la nostalgia y la melancolía. En permanente déficit de abrazos y mimos. Porque por muchos que sean, para ella nunca serán suficientes...



Elena- Wendy

Eternamente niña, fan devota de las nubes y los regalices de fresa. Elena- Wendy se columpia en los parques cuando nadie la ve, y le encantaría caminar a saltitos por la calle. Dueña y señora de un equilibrio defectuoso, suele caerse con asiduidad y no es extraño ver en sus piernas moratones y alguna que otra cicatriz, viejo recuerdo de la infancia.

Atesora una mala salud de hierro, y como si no hubiese crecido, no es infrecuente que la fiebre la deje en cama durante días. Le gusta el jarabe para la tos y guarda en una caja roja todas sus Nancys como si del más preciado de los tesoros se tratase.

Visitante asidua del País de Nunca Jamás...

Elena-Wendy cose sombras por las noches y durante algún tiempo, pretendió cuidar a los Niños Perdidos y acunarlos en su regazo, tal vez como un modo de cuidarse a ella misma...

Pero como en el cuento, Elena- Wendy regresó al hogar.

Y de común acuerdo con Elena- Melena y Elena- Laniñaimantada, decidió navegar, naufragar y seguir...



ROD STEWART/ SAILING