jueves, 25 de febrero de 2010

SOL



Siempre quiso que la llamasen Sol. No le gustaba Soledad, su verdadero nombre. Ni MariSol ni siquiera Sole. Tuvo que elegir entre el frío y la luz y escogió el calor. No podía ser de otro modo en su caso.


Apareció en mi vida por casualidad, esperando las dos para entrar a un examen oral.
Pésima estudiante, se las sabía todas y no dejó de darme consejos insistiendo una y otra vez en las preguntas que fijo me harían porque caían siempre. Y yo no dejaba de pensar por qué al parecer aquella era su cuarta convocatoria, si tanto sabía al respecto.
Archiconocida entre el alumnado y los profesores. Y famosa en la cafetería, ese lugar mágico donde pasaba muchas más horas que en las aulas, no dejó sin embargo de intentarlo. No dejó más bien de hacer lo justo y necesario para ir aprobando alguna asignatura por año.

Así que a pesar de haber empezado seis años después que ella o ella seis años antes que yo, terminamos la carrera el mismo día. Y lo celebramos por todo lo alto. Jamás olvidaré aquel día frío de diciembre...

Podría ponerme sentimental. Podría hablar de los mil recuerdos que tengo de su persona.
De su profesionalidad, de su intachable proceder. De su amabilidad. Del modo en que Sol llegó a encarnar al típico estudiante nefasto que sin embargo llega a ser por méritos propios el mejor en su trabajo...

De su eterna sonrisa, su figura menuda e inquieta deambulando por los pasillos interminables de los Juzgados.

Podría recordar tantas cosas que vivimos juntas. Agobios, plazos, fechas, guardias compartidas. Días de gracia, días sin gracia en que todo salía mal. Juicios nefastos, ella sentada a mi lado poniendo caras raras y escribiéndome mil bromas acerca del juez o el testigo de turno. Juicios estupendos, qué bien has estado, qué labia tienes, tía. Este lo ganamos fijo...

Tantas y tantas cosas.
Pero me quedo con nuestras clases de baile. Con su falta total y absoluta de sentido del ritmo. Con mi desesperación porque no se molestaba lo más mínimo en intentarlo siquiera. Con los pasodobles que nos salían fatal pero solucionábamos a base de tonterías y pases y poses toreras.

Mi compañera de baile se ha marchado. De repente y sin avisar. Con la misma discrección de la que hizo gala toda su vida. Sin protestar.

Aún en sus peores momentos, en aquellos en que se vió abatida por el abandono y la tristeza, no llegó a quejarse jamás. Solo el brillo de su mirada la delataba.
Has estado llorando...
Mentira...
Sol siempre estaba bien, aunque sus ojos y su cuerpo consumido nos decían que no era cierto. Que no estaba bien.

Me queda su tarjeta, que aún tiene fresco el olor a tinta y esperanza. El papel de la carta que nos vino a traer llena de ilusión. Quería volver a empezar. Regresar al lugar del que nunca debió marcharse.

"Agradeciendo de antemano su confianza..."

Pero no. No confiaron en ella. Ya no.
La que algún día fue la mejor, la más eficiente, la que nunca fallaba, no consiguió que le tendiesen una mano.
Los mismos que alguna vez se pelearon por contar con ella, porque fuese ella la que se encargase, le dieron la espalda.
Compañeros, colegas, ilustres...

Y esos mismos que le dieron la espalda, los que le negaron la confianza que ella les agradeció dea ntemano, lloraban hoy penas ajenas ante el ferétro de Sol. Y se ofrecían para lo que hiciese falta...
Los mismos que no le dieron ni una sola oportunidad en vida, esos que la tacharon del mapa porque un buen día decidió bajarse del tren para cuidar a su hijo.
Los que la aniquilaron con su indeferencia, haciéndole pagar absurdamente por la depresión que sufrió después de que su marido la dejase por una rubia más alta, más guapa, más joven y más nada que ella, estaban hoy dispuestos a todo.

He tenido que abandonar la sala un par de veces. Por no estallar, por no decir, por no gritarles. Por no llamarles hipócritas, sepulcros blanqueados. Mis distinguidos compañeros, mis ilustres, mis respetables compañeros... Con la venia, son ustedes un puñado de serpientes.

Pero no voy a estar triste. No voy a llorar.
Ella no querría. Yo no quiero.

Mi compi, la llamaba. Porque así fue. Mi compi en la Universidad, mi compi en el trabajo. Mi compi en aquellas clases que dejamos por imposible. Mi compi en la vida en tantas y tantas ocasiones.

Podría poner música triste para acompañar este texto sin orden ni concierto, este que escribo abrazada al insomnio y la rabia. Pero no lo haré. No... Hoy quiero bailar. Cerrar los ojos y sentir la música dentro de mí.

A Sol le encantaba esta canción. A mí tambien ¿ Somos humanos o somos marionetas?
Seguro que ella no sabría bailarla, que no podría bailarla. Seguro que como siempre se reiría de mis quejas y desdeñaría mis burlas enseñando sus dientes pequeños y blanquísimos. Seguro que diría su archifamoso: "es que soy arrítmica, fia, lo reconozco pero si no sería perfecta"...

Yo bailaré por ella. Después de todo, nunca sabré si realmente somos humanos o simples marionetas a las que el destino y la vida arrancan de su escenario cuando menos se lo esperan y sobre todo cuando más se les necesita.

THE KILLERS/ HUMAN



Yo lo di todo por darme cuenta
Cuando la llamada se corto
arriba en la plataforma de rendición
Fui persuadido pero yo fui bueno

Y a veces me pongo nervioso
Cuando veo una puerta abierta
Cierra tus ojos, despeja tu corazón
Corta el cordón

Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital, mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos más densos?

Presento mis respetos a la gracia y la virtud
Envío mis condolencias al bien
Escucha mis saludos al alma y al romance
Ellos siempre hicieron lo mejor que pudieron

Y tanto tiempo de devoción
Me enseñó todo lo que se
Di adiós, deséame el bien
Tienes que dejarme ir

Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital, mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos marionetas?

Deseo que tu método sea bueno
Cuando tu sueñas con el hogar esta noche
No hay mensaje que recibamos
Déjame saber, esta tu corazón todavía latiendo?

Somos humanos o somos marionetas?
Mi señal es vital. mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta

Tienes que dejarme saber

Somos humanos o marionetas?
Mi señal es vital. mis manos están frías
Y yo estoy de rodillas buscando una respuesta
Somos humanos o somos marionetas?

Somos humanos o somos marionetas?
Somos humanos o somos marionetas?





jueves, 18 de febrero de 2010

MALENA



Como cada día se sienta frente al espejo.
La función no tardará en comenzar y hoy necesitará algo más de maquillaje para borrar de su rostro las huellas del dolor, de la falta de sueño y de la tristeza que desde hace algún tiempo se han instalado en su alma.

Hoy sin saber por qué la certeza del miedo la ha abofeteado sin piedad.
Paseando por las calles casi desiertas, mirando al horizonte gris, respirando el frío y la ansiedad, sin encontrar respuesta a tantas preguntas, quiso sentir la vida rozando su piel, salir a su encuentro. Quiso vivir, vivir… Pero el viento le trajo la respuesta. Vivir no es lo mismo que sobrevivir. No.

Lentamente enciende las luces del camerino y se preparara para ponerse su disfraz de diva, una vez más…
Ensaya sonrisas imposibles y miradas turbadoras bajo los focos cenicientos y marchitos.

Pero el espejo es implacable y la luz color sepia de las bombillas le devuelve una imagen gastada y borrosa de sí misma, un caleidoscopio imposible de lo que pudo haber sido y no fue.

Las arrugas se han ido instalando sin piedad alrededor de sus ojos y dentro de muy poco, invadirán su cara y su piel.
Dentro de muy poco se marchitará como una rosa de plástico y nylon, dentro de muy poco sus pechos redondos y duros cederán definitivamente al empuje maldito de la fuerza de la gravedad.

Con hastío deja resbalar hacia sus caderas las medias de licra y envuelve su cuerpo en un vestido de lentejuelas y marabú. Esta noche le harán daño los zapatos de plástico que quieren imitar a un cocodrilo tan rojo como su túnica brillante y pretendidamente sexy.
Pero no dirá nada. Porque ella nunca dice nada, porque ella nunca protesta. Malena siempre sonríe, impertérrita bajo su máscara de mujer feliz y segura de sí misma.

Una lágrima se desliza furtiva mientras cepilla una y otra vez su melena ajada por la laca y los tintes baratos de la droguería Azul y prende en su pelo una flor desmayada. Una flor tan muerta y tan falsa como sus pestañas de mentira.

Hoy menos que nunca, hoy como nunca.

Suenan los primeros compases de la música que noche tras noche vomita una orquesta de caspa y cansancio.

Una voz engolada anuncia su nombre. Un nombre repleto de amargura y silencios. Un nombre que dicen es de tango...
Bruscamente, casi con ira, pretende borrar de su cara el rastro salado que ha hecho estragos en la línea oscura que dibuja sus ojos tristes.

Malena sonríe frente al espejo y congela esa mueca ridícula para que no se borre de su rostro.

Con ella recorre los pasillos que la conducen al escenario. Con ella aparecerá ante su público cansado y sudoroso, todo alcohol y humo, deseo y nada.
Con ella cantará acerca del viento que lleva recuerdos sobre los abrazos, acerca de las penas que hay que guardar para después. Sobre el aire que la obsesiona día y noche, sobre la música de solfeo que golpea como si de un corazón de madera se tratase.

Y seguirá sonriendo cuando el aire lastimero le devuelva su canción…

Padam, padam, padam…

EDITH PIAF/ PADAM, PADAM



Este aire que me obsesiona día y noche
Este aire no nació hoy
Viene de tan lejos como yo vengo
Arrastrado por cientos de miles de músicos
Un día este aire me volverá loca
Cien veces he querido decir por qué
Pero me ha cortado la palabra
Siempre habla antes de mi
Y su voz cubre mi voz.

Padam...padam...padam...
El llega corriendo tras de mi
Padam...padam...padam...
El me empuja a acordarme de tí
Padam...padam...padam...
Es un aire que me señala con el dedo
y yo me arrastro tras de mi como un error chistoso
Este aire que sabe todo por intuición.

El dice: "Acuérdate de tus amores
Acuérdate porque es tu turno
No hay razón para que tú no llores
con tus recuerdos sobre los brazos..."
Y yo vuelvo a ver a los que descanzan
Mis veinte años hacen tocar el tambor
Veo golpearse los gestos
Toda la comedia de amores
Sobre este aire que siempre va

Padam...padam...padam...
Los "yo te amo" de 14 de julio
Padam...padam...padam...
Los "siempre" que se compran en liquidación
Padam...padam...padam...
Los "quieres tú?" aquí están por paquetes
Yo todo esto para caer justo en la esquina de la calle
Sobre el aire que me ha reconocido

Escuchen el escándalo que me hace
Como si todo mi pasado desfilara
Hay que guardar la pena para después
Yo tengo todo un solfeo sobre este aire que golpea
que golpea como un corazón de madera

jueves, 11 de febrero de 2010

CHARLY

*La música me ha acompañado desde que nací...
Hay en casa de mis padres unas cuantas casettes que recogen mis primeras palabras, y sobre todo mis primeras canciones.

En ellas se define lo que llegaría a ser en mi vida adulta.
Una mujer insomne y cantarina.

A media lengua, cantaba hasta que el sueño venía a buscarme. Las canciones que escuchaba en la radio, las que me aprendía mi madre, las que mi abuela interpretaba mientras limpiaba el polvo o planchaba.
Son canciones en blanco y negro. Mis canciones en blanco y negro.




Cuando tenía tres años esta era la canción que más me gustaba, la que cantaba a todas horas. La que me hacía llorar. Supongo que esta maldita sensibilidad que a veces es superior a mí misma, nació conmigo y solo tuvo que crecer al compás del paso de los años y acomodarse dentro de mí como una dama vieja que no quiere abandonar el calor de la lumbre en invierno...

Habla de un pájaro herido. Una paloma que se llama Charly.
Después de tantos, tantos años, conocí a Charly. Me pregunto si fue el destino, si las lágrimas resbalaban por mis mejillas de niña preparando el camino de las que derramaría treinta y cinco años después por esa paloma que anidó sin remedio en mi vida.

Yo tengo un pájaro herido. Lo quise cuidar y mimar, quise restañar sus heridas.
Quise que supiese que había tenido suerte de cruzarse en mi camino.
Quise salvarlo de su destino y que dejase de llorar de hambre y soledad.

Lo encontré un día cualquiera de primavera. Yo aún no lo sabía, pero ya por aquel entonces estaba tembloroso y perdido. Casi sin vida.
Sin aliento ni fuerza en sus alas.

Quise darle un mundo nuevo y bañarlo de esperanza.
Quise que pudiese sentir el calor de mis dedos y que escuchase los latidos de mi corazón para que el suyo volviese a revivir.

Se curó a mi lado, si, quiero creer que sí.
Pero la vida quiso que sus alas tuviesen que elevarse, que tuviese que marcharse del mundo nuevo que pretendí construir para mí y para él.

La vida, más bien la muerte, me lo han arrebatado. No se si para siempre, no puedo pensar en que será para siempre, no quiero creer que será para siempre.

Ahora mi pájaro vuela solo en un cielo que no es el mío. Porque yo vivo prisionera en mi jaula y mi cárcel. Porque mis alas se plegaron antes de aprender a volar. Porque tengo miedo a volar y hacer pedazos a quienes se quedarían en tierra. Tengo miedo y sin embargo es lo que más desearía poder hacer. Volar.


Se ha marchado, y sin él me siento perdida. Me siento distinta y no puedo reconocerme en la imagen que el espejo me devuelve cada mañana.
Las palmas de mis manos necesitan de su calor. Mis labios nacieron para besar sus ojos y cobijarlo en los días más fríos. Y mis pies languidecen de frío en la oscuridad de las noches eternas sin su risa y su presencia.

Cada día escruto el horizonte buscando su silueta recortarse entre las nubes.

Y espero que vuelva, siempre espero que vuelva.

Oh, Charly...

SANTABARBARA/ CHARLY

viernes, 5 de febrero de 2010

LA NOCHE Y YO



Lentamente el cielo se viste de luto y se adorna con prendedores de plata intentando remedar a una viuda alegre que sin embargo nunca volverá a reir ni a amar.
La oscuridad inunda la calle por la que con mi maletín al hombro regreso a casa.

Camino despacito y puedo escuchar la llamada de las olas y el susurro del viento norte que azota sin piedad. Puedo respirar el aroma salado del aire frío que me golpea en la cara y pinta de rojo mi nariz. Puedo respirar...

Y una vez más dirijo mi mirada hacia el horizonte esperando encontrar una respuesta a mis preguntas. Pero la niebla me impide adivinarlo y el alma se me encoge muy adentro, porque algo me dice que tal vez no vuelva a verlo nunca más.

Alcanzo a intuir maradentro un barco disfrazado con sus luces de verbena.
Y entre las nubes una luna desmayada se va haciendo poco a poco más pequeña...

Mis pies están cansados. Hoy he caminado demasiado y tal vez no debería haberme puesto tacones.
Siento que mi alma está cansada también.

Se que la decepción se dibuja en mis ojos y me conozco lo suficiente como para saber que hay heridas que no cicatrizarán jamás.

Pero sigo caminando abrazada a esa dama negra que suavemente se precipita sobre la ciudad.
Le doy la mano como una novia enamorada mientras mimosa, me dejo envolver por la oscuridad y la gelidez de su aliento.

La noche y yo caminamos juntas hacia ninguna parte. Hacia ningún lugar...

*******************

Mientras el té lame mis labios con el calor de un amante impaciente, enciendo un cigarrillo. Y ella viene a hacerme compañía una vez más. Se sienta a mi lado, bella y magnífica...

El aire huele a Nenuco. Huelo a Nenuco y aspiro con fruición esa estela que se ha quedado pegada a mi pijama nuevo y a mi piel.
Y me refugio como una niña asustada en la promesa de calor de mi bata azul. A pesar de la calefacción, tengo frío. A pesar de todo, siempre tengo frío.


Es hora de escuchar a lo lejos la dulce canción del mar.
De recordar, de pensar, de no pensar...

Es hora de soñar, de romper con las puntas de los dedos los sueños que nunca se cumplirán.
De saltar hacia una estrella y emprender el vuelo. De volar.


Es hora de dejar libre mi corazón y contemplar en silencio su danza hipnótica.
De apagar la luz y cerrar los ojos.


Es el momento de quedarme a solas conmigo misma. Y con ella, con mi amiga la noche.

Porque ella y yo nos entendemos.
Porque ella y yo nos diluimos y desaparecemos, con cada amanecer...

Click.

AMEDEO MINGHI/ NOTTE BELLA MAGNIFICA