jueves, 10 de septiembre de 2009

AMANDA

Lo encontró herido de muerte. Pero entonces ella no lo sabía.
Y una dosis exacta de jarabe fue suficiente para que su alma se partiese en dos y la niña que llevaba tanto tiempo dormida, disfrazada de mujer tremenda, saliese de su letargo de años para mostrarse tal como era.
Y procuró curar sus heridas con besos y lágrimas, y lo esperó como esperó Penélope cuando lo vió alejarse sin remisión del lugar donde vivieron su sueño.


Vuelve a Itaca, le susurraba en sueños. Vuelve, vuelve...


Inventó cuentos a la luna y aspiró a ser su cielo protector, su reposo y su guía, protegerlo y acunarlo en su regazo.
Le regaló palabras desesperadas como una noche sin estrellas, agrias como el zumón de un limón verde y cortante, dulces como la tarta de chocolate que tantas veces cocinó para él.
Letras y música para demostrarle, desesperadamente, que amaba por igual al niño y al hombre, al animal y al hombre y que adoraba sobre todo, su risa.


Se vistió de novia enamorada, somos novios, le dijo una vez, deseando con toda su alma que fuese cierto, que la noche fuese menos noche y que el hombre que fumaba un pitillo apoyado en una farola la estuviese esperando a ella...


Y lo llevó de la mano por un teatro mágico de tiempos reservados a la locura, intentó enseñarlo a bailar... pero ella también quería morir. Ella también tenía miedo en las noches oscuras, y vivía rodeada de abrazos rotos y deseos de cosas imposibles. Y no sabía jugar al ajedrez.


Una noche, soñó con una cocina blanca y un pijama compartido, y le regaló sus ramas para que pudiese cobijarse entre ellas en los días de lluvia. Qué otra cosa podía hacer un corazón hambriento...


Decidió llamarse Armanda, porque quería hacerlo feliz. Quería que la recordase por siempre. Que bailase con ella eternamente y seguir enredada en sus pies en una danza infinita y eterna.


Pero no pudo ser. La felicidad no existe, se trata sólo de instantes, de momentos, de chispazos fugaces, la felicidad es sólo una lluvia de estrellas.


Quiso ser Armanda pero se llamó Amanda. Tal vez por eso se cerró el telón una mañana de domingo ante sus ojos asustados, el corazón latiendo y el cerebro dando mil vueltas de arlequín borracho, sin entender los motivos.


Quiso ser Armanda pero no pudo. Se le había olvidado una letra. La erre de real...
La realidad se interpuso, se había interpuesto siempre entre ellos como un muro insalvable.


Y la Armanda que quiso ser, fue sólo Amanda.
Y Amanda se sentó en el andén de una tarde agosto, esperando ver pasar el tren de los sueños imposibles, tarareando entre lágrimas la canción que la había llevado hasta allí y la había acompañado en el viaje más triste y a la vez maravilloso que había emprendido en toda su vida...


21 JAPONESAS/ TIEMPO RESERVADO A LA LOCURA


12 comentarios:

  1. El problema no está en poder o no hacer feliz a alguien Elena, si no en que hay personas que no tienen la capacidad para ser felices.Y nunca lo serán en la vida.
    Seguro que Amanda puede hacer feliz a cualquiera porque está llena de vida y sensibilidad.
    Besos,guapísima
    Paqui

    ResponderEliminar
  2. Los sueños, a veces, se caen y se quiebran, como si fuesen lágrimas de cristal.

    Siempre quedará el recuerdo de lo vivido... o de lo soñado. Al menos nadie podrá robarnos eso.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. “Fue toda su vida una prueba de que sin amor de la propia persona es también imposible el amor al prójimo, de que el odio a uno mismo es exactamente igual, y en fin de cuentas produce el mismo horrible aislamiento y la misma desesperación que el egoísmo más rabioso.”

    Me acordé de la Armanda de Hesse al leer el relato.
    Triste, desgarrador y profundo. Transmites al escribir.
    Me gustó mucho

    ResponderEliminar
  4. Encontre el blog leyendo otro blog.
    Leo y no digo nada pues no tengo costumbre de hacerlo normalmente en los blogs que visito.
    Pero hoy quiero hacerlo ya que este cuento me ha hecho poner muy triste. Es una historia muy triste, hay una profunda tristeza entre sus lineas. Lo peor que hay en los sueños bonitos es el despertarse de ellos.
    Besos. Soraya

    ResponderEliminar
  5. Hola Paqui.
    Pues tal vez tengas razón.
    De todos modos hay viajes que no deberían emprenderse jamás. Pero ah... quién puede detener el latido de un corazón hambriento?
    Mil besos a tí también. Y guapa tú.

    ResponderEliminar
  6. Si, Onminayas. Lágrimas de cristal que se quiebran. Así son algunos sueños.
    Siempre quedará el recuerdo, de lo vivido y también de lo soñado. Y el eterno run rún de lo que pudo haber sido y no fue...
    Besos y gracias...

    ResponderEliminar
  7. Julio, yo también pensaba en esa Armanda cuando escribí el relato, así es.
    Me alegra que te haya gustado. Y sobre todo que me digas que te ha transmitido algo.
    Lo dije hace poco en otro lugar. Yo no quiero hacer literatura, sólo hablar de sentimientos.
    Besos.

    ResponderEliminar
  8. Muchísimas gracias Soraya por pasarte por aquí, tanto si es en silencio como si dejas tus palabras y opiniones en este rincón.
    La vida está hecha de muchas cosas, tristeza, felicidad, esperanza, hastío, yo que sé...
    Y despertares de sueños que querríamos dormir eternamente. Eso también.
    Te devuelvo los besos.

    ResponderEliminar
  9. ... Y los sueños, sueños son.
    La vida es sueño. Nunca debemos dejar de soñar.
    Ni de pasear por la Calle Melancolia de cada uno.






    S.

    ResponderEliminar
  10. Si, como dijo Calderón, la vida es sueño.
    Imagino que ya lo tenía muy claro por aquél entonces Don Pedro.
    Gracias Santi y saludos.

    ResponderEliminar
  11. A veces deberiamos olvidarnos de todo ,intentar ser sinceros con nosotros mismos y con quien queremos ,dar una patada a la vida que no nos gusta e intentar una nueva .Porque vivimos una sola vez y no podemos perder el tiempo.

    A mi tambiÉn me recordó a la Armanda de Hesse.

    ResponderEliminar
  12. La vida no la decidimos nosotros. No necesariamente. La vida es un cúmulo de circunstancias sobrevenidas.Vivir no es fácil.

    Es como una montaña rusa, subidas y bajadas, fantasmas invisibles...
    Aún así, hay lazos que son imposibles de romper y destinos que están marcados de antemano.

    Cuánto tardará en cumplirse ese destino? Cuándo se harán los sueños realidad? Quién lo sabe? Pero se cumplirán. Se harán realidad. No me cabe la menor duda. Porque a veces, sobran los motivos.

    Y gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario...

    ResponderEliminar

Hola!!!!
Bienvenid@ a Navegando Hacia Shalott.
Puedes dejar aquí lo que quieras, lo que sientas, lo que te apetezca. Todo lo que se te ocurra y más...